-¿Puedo ir contigo?
-Ana, ya hablamos de esto. -Le hice saber con suavidad, tocando su piel blanca como la nieve. -Solo serán dos días, y volveré. No notarás que me fui.
Hizo un sonido de molestia, acompañado de un puchero lastimero.
-Pero es que yo quiero...
Siempre decía lo mismo, esa era su frase favorita.
Me quedé callada mientras terminaba de empacar unas cuantas camisetas y vaqueros en mi mini maleta.
-Y yo quiero que mientras no esté, le hagas caso a mi tía, ¿si?
Se tiró en mi cama, mirando el techo sin decir nada. Me apiadé de ella y me recosté a su lado. Se acomodó más junto a mi, y me abrazó con fuerza.
-Voy a extrañarte.
-Lo sé, yo también. -Acaricié sus cabellos finos, siempre me gustó su cabello, mucho más que el mío. Era un castaño muy hermoso, casi llegando al rubio.-Son pocos días, casi nada. Es por Esteban.
Sus ojos vieron el techo, mientras articulaba su respuesta.
-Sí, me lo imaginaba. -Se giró y se quedó frente a mí- Solo cuídense, los dos.
Sonreí y asentí con la cabeza.
-Dile a Esteban que controle sus manos. Lo estaré vigilando. -Se apuntó un ojo con su dedo, y elevó una ceja. Yo solté una carcajada.
Nos abrazamos por última vez antes de salir por la puerta de mi habitación, mi tía me miraba con un aire no tan convencido de lo que estaba por hacer.
-Dos días, ni uno más, ¿quedó claro? -Su pie derecho chocaba con el piso cada milisegundo, señal de que exigía su máxima autoridad en la casa.
-Sí, tía. -Sonreí inocentemente.- Cuida a Ana por mí, y...ten cuidado por si se encuentran con mi papá.
La última vez que lo vi, le aventé la puerta de una cafetería para perderme entre lágrimas hasta llegar a casa. No me sorprendería que me volviera a buscar, sobre todo a Ana, que aún no conoce. Con solo pensarlo, mi piel se pone de gallina.
Mi tía Mercedes solo asintió con la cabeza, seria ante esa posibilidad; si llegara a ocurrir, estoy segura que tendría la situación bajo control, incluso mejor de lo que yo podría hacerlo.
Me despedí de ellas con el corazón en la garganta, era la primera vez que iba a estar tan lejos por tanto tiempo, y eso que no eran tantos días, y es que nunca me había separado de mi familia por tanto tiempo. Me fui de casa antes de arrepentirme y cuando estaba en el bús para llegar a la clínica, millones de cosas se cruzaron por mi cabeza. La última noche que lo vi, Esteban me había dejado muy preocupada, podía ver a través de sus ojos el terror que en él habitaba.
Podía entenderlo, pero me era casi imposible ponerme en sus zapatos del todo, jamás entendería al cien por ciento cómo es que se sentía, de lo que sí estaba segura es que nada cambiaría jamás lo que siento por él, eso incluye la decisión que tomé al quedarme a su lado hasta el último momento. Sin embargo, no podía evitar que la ansiedad creciera cada vez más a medida que pasaban los días, me enloquecía la idea de estar durmiendo y recibiera una llamada en plena madrugada diciéndome que Esteban había muerto. No sé qué haría...Tragué saliva con dificultad y desperté del trance de mis pensamientos más deprimentes.
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Cielo de luces
RomanceNicole es una chica demasiado ocupada y que no puede vivir como una joven debería hacerlo. Tiene que cuidar de su familia, y de sobre todo, su madre que padece Alzheimer. Ella sabe que su único lugar seguro es mirar las estrellas y perderse en ellas...