NICOLE - Capítulo 17

23 0 0
                                    

Tenía un plan, uno muy bueno, en realidad.

Después de escuchar las palabras de Esteban, sobre esos niños que, muchas veces, no recibían una educación adecuada debido a que pasaban todos los días en la clínica, recibiendo quimioterapias; se me ocurrió una brillante idea.

Bajamos de la azotea, y Esteban se despidió de mi tía mientras le agradecía su hospitalidad hacia él, luego se despidió de mi hermana con amabilidad. Lo llevé hasta la clínica, ambos suspiramos antes de entrar porque sabíamos que nos íbamos a enfrentar a Jackie, y eso nos daba miedo, sobre todo a mí, no porque tuviera miedo de enfrentar sus reproches o gritos, sino porque tenía miedo que ya no me dejara ver a Esteban.

Él me tomó por los hombros y me alejó de la entrada, diciendo que no era necesario que entre, que sería mejor si él solo le explicara todo a Jackie.

-De ninguna manera –setencié.

-Nicole, entiende, será mejor que yo solo le cuente lo que pasó –me explicó con tranquilidad.

Negué con mi cabeza antes de responderle.

-Creerá que estoy evadiendo mi responsabilidad...

-No pensará eso porque yo se lo explicaré todo, pero por favor, hazme caso. –Me tomó por los hombros, y ladeó su cabeza para darme una mirada severa- Si ella te ve, se enojará más y solo empeorará las cosas.

Maldición, no quería dejarlo, pero él tenía razón, mi presencia solo haría que se enojara aún más.

Me llevé las manos a la cara, tapándome el rostro.

-Esto es mi culpa, te debo una disculpa, Esteban. Yo debí cuidarte mejor, yo..., perdóname.

Sus manos fueron a mi rostro, y apartaron las mías delicadamente hasta que pude ver nuevamente su profunda mirada.

-No es tu culpa, ¿De acuerdo? Y no tienes porqué disculparte –Bajé mi mirada, pero él tomó mi mentón con sus dedos, haciendo que lo mirara nuevamente –Oye, lo digo en serio.

Asentí con la cabeza, y me dijo que ya me fuera a casa, de lo contrario, Jackie nos podía ver. Le hice caso, queriendo hacer justamente lo contrario...quería quedarme con él.

                                                                                                  ***

Apenas regresé a casa, hice todos los preparativos para poner en marcha mi plan. Llamé a Romina y a Sofía, quienes al instante accedieron a apoyarme en mi idea. Durante toda esa semana, coordinamos lo que íbamos a hacer y cómo íbamos a lograr nuestro objetivo, qué materiales utilizaríamos, y qué dinámicas aplicaríamos. En nuestros ratos libres, en el trabajo, comenzábamos a desarrollar el plan; cambiábamos y agregábamos distintas cosas para que todo saliera estupendo, esto iba a ser genial, y no lo hacíamos por nosotras, sino por los niños de la clínica.

No le comenté nada a Esteban, quería que él solo se diera cuenta cuando el día de la sorpresa llegara.

Me encargué de contactar a los padres de familia y enfermeras que cuidaban a los niños, les pedí permiso para realizar mi idea en un espacio de la clínica, ellos asintieron encantados por la idea y me agradecieron por la iniciativa que tuvimos mis amigas y yo.

Todo estaba listo, no faltaba nada para el gran día.

Todos esos días, me dediqué a trabajar y seguir con el plan, cosa que no me dio tiempo para hablar seriamente con mi tía y hermana, pero supe que todo estaba en orden, al menos, con mi hermana sí, con mi tía, no estaba tan segura. Supongo que, a las dos, les agradó Esteban, porque luego de volver de la clínica ese día, me preguntaron mucho por él y yo solo atiné a responder lo necesario, no todo. A Ana le cayó bien Esteban, lo supe después de un rato; sin embargo, mi tía parecía que aún tenía muchas preguntas respecto a él, no le fue suficiente todo lo que le había contado, y quiso saber más. Yo solo les conté lo que fue necesario, detalles como el hecho de que su padre fuera el dueño de la clínica, fueron omitidos.

Cielo de lucesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora