La luz blanca de la habitación alumbraba todo el espacio a nuestro alrededor viéndonos el uno al otro, es una lástima, ya que no tenía ganas de ver a mi padre.
Cuando nos quedamos solos, tardó unos segundo en hablar, en lugar de eso, caminó por todo el cuarto con las manos sujetadas detrás suyo.
Respiré hondo.
Me miró con el ceño fruncido, y tomó aire antes de entablar conversación conmigo.
-¿Cómo estás? –preguntó secamente.
Rodé los ojos, cansado de que siempre hiciera la misma pregunta. Me daba ganas de gritarle y decirle: "No, no estoy bien porque estoy muriendo, te lo digo por si aún no te has dado cuenta".
-Bien –Me limité a decir -¿Por qué tengo la sensación de qué nunca tienes idea de que decirme?
Se acomodó la corbata, y luego el saco negro. No estaba sorprendido por mi pregunta.
-¿Por qué crees eso?
-Porque siempre te demoras en hablar, y parece que analizaras cada espacio del cuarto como si no lo hubieras visto mil veces antes.
Sonrió. Mi padre acababa de sonreírme. Después de tantos años mi padre sonreía, no sé por qué exactamente pero sentí que algo no estaba bien. Lo sentí cambiado, y es que él nunca sonreía desde la muerte de mi madre.
-Miro a tu habitación y te miro a ti para ver si algo ha cambiado durante mi ausencia.
Algo en su rostro me dio a entender que estaba orgulloso de que me haya dado cuenta que analizaba la habitación cada vez que llegaba de viaje, pero no sabía por qué siempre lo hacía.
-¿Por qué? –Lo miré a los ojos- ¿Por qué crees que algo pueda cambiar? Todo es lo mismo de siempre.
Volvió a sonreír para él mismo. Ya no me gustaba que lo hiciera, sentía que algo estaba a punto de pasar.
-Por supuesto que las cosas pueden cambiar en poco tiempo. La vida es así, esperas cosas que nunca suceden, y suceden las cosas que nunca esperas.
Sabía a lo que se refería. Nicole se hizo presente en mis pensamientos. No tenía planeado enamorarme de ella, ni de ella, ni de ninguna otra chica, pero pasó.
-Sé a lo que te refieres...
-Esta habitación ha cambiado un poco –Sus ojos siguieron a las paredes, y luego me miró fijamente- Te siento cambiado.
Alcé una ceja.
-Y yo te siento cambiado a ti.
-Tal vez es porque es cierto –Al decir eso, su mirada bajó hasta sus pies. –Quiero decirte algo.
Lo sabía, algo no estaba bien.
Me encogí de hombros, y luego volteé para seguir pintando en el lienzo otro dibujo que había comenzado hace unos días. Tomé el pincel sin dejar de prestar atención a lo que mi padre estaba a punto de decirme.
Se quedó callado unos segundos, pero sentí su mirada sobre mí a pesar de que le estaba dando la espalda.
-¿Sigue siendo la playa tu lugar favorito? -Preguntó con melancolía, pero aún tenía esa voz fría e indiferente cada vez que me dirigía la palabra.
Paré de pintar un momento, dejé el pincel en el escritorio, y lo miré.
-¿Cómo sabes que la playa es mi lugar favorito? –Le pregunté seriamente con las manos en los bolsillos.
-Vamos, Esteban. Amas la playa desde que tengo memoria, siempre que podías pintabas la playa de diferentes lugares en tus lienzos –Señaló el cuadro que estaba pintando hace unos segundos –Y veo que aún sigue siendo tu lugar favorito.
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Cielo de luces
RomanceNicole es una chica demasiado ocupada y que no puede vivir como una joven debería hacerlo. Tiene que cuidar de su familia, y de sobre todo, su madre que padece Alzheimer. Ella sabe que su único lugar seguro es mirar las estrellas y perderse en ellas...