La trabajadora de la cafetería se nos acercó trayendo los platos de comida, algo que hizo que me sobresaltara debido a que estaba mirando fijamente a Nicole, agradecí que nos haya interrumpido porque no hubiera podido seguir mirándola, me ponía nervioso. De hecho, cualquier chica me ponía nervioso.
Comenzamos a cenar, mientras hablábamos un poco más, hasta que comentó algo que no supe cómo responderle.
-Si vives aquí, significa que ese cuento de que fuiste a México era mentira.
No quería mentirle, así que solo atiné a decirle la verdad. No quería comenzar una relación con mentiras, y con ello, me refiero a cualquier tipo de relación, amical o íntima.
No pude evitar sonreír por la vergüenza de haberle mentido en nuestro primer encuentro.
-Sí, lamento no haber dicho la verdad -dije tocando mi nuca con nerviosismo.
-No te preocupes, está bien. No me extraña que no me hayas dicho la verdad, apenas nos hemos conocido.
- Si...
-¿Puedo preguntar por qué vives aquí?
Esa era una pregunta difícil.
-Tengo leucemia -dije sin más rodeos.
Ella pareció sorprenderse, no esperaba esa respuesta y menos en la manera en como lo había dicho, pero así era.
-Lo lamento tanto, no debí preguntar.
Bajó su mirada seguido de decir eso.
-No, no te disculpes, está bien. Quiero decir, he tenido una vida bastante buena.
Eso era totalmente mentira.
- ¿Una vida bastante buena? -dijo elevando su mirada hacia mí, otra vez.
Asentí.
-Eres muy malo mintiendo ¿Lo sabías? -dijo riéndose.
Sonreí y ella continuó hablando.
-El hecho de que seas muy malo mintiendo me hace pensar que no socializas mucho.
-No puedo salir de la clínica, mi padre no me deja. Él cree que tengo que estar todo el tiempo aquí, así que nunca salgo. Soy como Rapunzel, pero en versión hombre.
Ella soltó una carcajada que hizo que los demás clientes de la cafetería se nos quedaran viendo; al darse cuenta, ella solo guardo silencio, pero seguía con una sonrisa en la cara.
Tenía una hermosa sonrisa, y yo solo la observé mientras se rio a carcajadas, me gustaba hacer reír a la gente, aunque a veces contaba muy malos chistes.
-Tu padre es muy estricto, al parecer -dijo bebiendo su vaso.
-Lo es.
-Pero supongo que tu madre te engríe -continuó diciendo dejando su vaso en la mesa.
-Me engreía bastante, sí.
Se me había borrado todo rastro de felicidad en la cara y ella lo notó.
- ¿Dije algo malo?
-No, es solo que...
Antes de poder continuar, mi mirada se desvió hasta atrás de Nicole. Maldición. Era mi padre.
Nicole me siguió con la mirada y volteo para ver a quién estaba observando. Mi padre se estaba acercando hacia nosotros, sin darme la oportunidad para explicarle a Nicole quien era ese hombre.
-Esteban, te busqué en tu cuarto -dijo al llegar y delante de nosotros, que seguíamos sentados en la mesa.
-Bueno, ya me encontraste -dije serio.
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Cielo de luces
RomanceNicole es una chica demasiado ocupada y que no puede vivir como una joven debería hacerlo. Tiene que cuidar de su familia, y de sobre todo, su madre que padece Alzheimer. Ella sabe que su único lugar seguro es mirar las estrellas y perderse en ellas...