NICOLE - Capítulo 39

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Luego de limpiar las zonas más importantes de la finca, nos dispusimos a preparar la cena. Y digo "nos" aunque lo estaba preparando todo yo sola.

Aparté con un soplido un mechón de mi cabello que se empecinaba a colmarme la paciencia al no dejarme ver. La cola de cabello que me había hecho se chorreaba sobre mi nuca.

Seguí batiendo la masa y me aparté el mechón con mi antebrazo, porque mis manos estaban repletas de harina sin preparar. El mechón volvió a meterse en mi camino, era tan inquieto, se parecía a Ana en eso. Cómo extraño a Anita.

Cuando ya estaba a punto de darme por vencida, sentí como unas manos más grandes que las mías se extendían por mi cabeza, quitándome la liga y peinando mi cabello en el proceso.

-Te ves tan linda cuando reniegas. -Sentí su respiración detrás de mi oreja y me envió corrientes de electricidad por todo mi cuerpo. -¿Qué harías sin mí, Nicole?

-No cantes victoria, aún no logras amarrarme el cabello.

No pude verlo, pero sé que rodó sus ojos. Sonreí imaginándolo.

-¿Ya está?

-Espera un poco.

Sentí sus dedos peinar mi cabello, y como las puntas rozaban mi cabeza, la yema de ellos acariciaba la raíz. Tragué saliva. Y di un pequeño salto cuando me tocó la nunca fugazmente.

-Ya está. -Me volteó el rostro a un lado, y desde atrás me depositó un corto beso en los labios.

-Espero que no me hayas enredado mucho el cabello. -Le advertí juguetonamente.

-No prometo nada, Estrellita.

Suelto una risita y sin previo aviso mete su dedo índice en la masa, se lo lleva a la boca, saboreandolo. Suelta un sonido de placer. Le ha gustado. Sin embargo, decido reclamarle.

-¡Oye, no metas tu dedo así, contaminas la preparación! -No me hace caso y vuelve hacerlo solo que esta vez, el objetivo es diferente. Me ensucia la nariz con diversión. -¡No, Esteban!

-Cariño, creo que tienes algo en la nariz. -Se toca la suya, mientras esconde una sonrisa.- Parece que necesitas tener más orden al momento de cocinar.

Frunzo el ceño con amargura, unto un poco de masa en su rostro, y se me pasa el enojo.

Con que quiere jugar, ¿eh?

Comienza a tomar más del bowl que se encuentra sobre la encimera, me embarra el rostro, el cabello y la ropa. Yo hago lo mismo. Los dos nos reímos mientras que el otro trata de alcanzar más masa. Si seguimos así, ya no habrá postre.

Esteban empuja su cuerpo contra el mío, arrinconándome enseguida. Me sujeta de ambas manos cuando ve que intento alcanzar el dichoso bowl. Dejo de forcejear con él de broma cuando me ve intensamente. La respiración se me corta e intento relajar el ambiente.

-Ahora parece que tú tienes algo en la cara. -digo en un susurro, pero sin un ápice de diversión. Me mira tan fijamente que comienza a intimidarme.

No dice nada, ni siquiera sonríe, sus ojos se posan en mis labios para luego subir de nuevo hacia los míos, que los miran enérgicamente. Intenta besarme, pero yo echo la cabeza para atrás, tratando de esquivarlo. Sonrío cuando veo en sus ojos cuántas ganas tiene de hacerlo. Entrecierra los ojos, desconfiado.

Siento como un poco de mezcla cae de mi cabeza y se desliza por mi mejilla, él me limpia con su pulgar, aunque todo mi rostro también esté cubierto. No pierde oportunidad y lo utiliza de excusa para tocarme. Y no me quejo, me encanta que me toque.

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