Epílogo.

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Ana acababa de salir de una presentación, ahora estaba en su transporte camino al hotel en el que se hospedaba, era su penúltimo show antes de cerrar el tour por Estados Unidos, estaba demasiado cansada para pensar en nada realmente, así que escuchaba a sus acompañantes hablar y convivir con la radio de fondo, escuchaba principalmente a Diana quien estaba justo a su lado.

Le parecía chistoso como todos parecían tener aún más energía después de un show excepto ella, por lo que no le sorprendía escuchar propuestas al aire sobre qué hacer unas horas antes de ir a dormir.

Finalmente, al llegar al hotel todos bajaban con rapidez antes de dirigirse a hacer sus respectivas cosas, algunos optaron por ir al bar dentro del hotel, aunque la invitaron decidió que no tenía cabeza para ello, por lo que poco después se despidió de ellos, incluyendo a Diana quien le pidió que no se preocupara por nada y le deseó las buenas noches.

—Disculpe.

La voz de una joven la detuvo justo antes de llamar al elevador, al voltear vio a la recepcionista saludarla y hacerle un gesto de que esperara ahí.

—Buenas noches, disculpe la molestia, pero dejaron esto para usted. — la chica había caminado hacia ella con rapidez y un ramo de tulipanes de distintos colores, lo extendió a ella apenas terminó de hablar. —Me pidieron que se lo entregara apenas la viera. — sonrió.

Ana le sonrió de vuelta.

—Muchas gracias, que tengas linda noche.

La chica se despidió igualmente y la cantante llamó al elevador, solo que esta vez con una enorme sonrisa que era incapaz de ocultar.

Apenas entró al elevador su mente aprovechó para traerle recuerdos, hacia meses de la vez que Verónica se apareció en su casa en mitad de la noche y le revolvió sus planes, hace meses que la misma actriz abrió la caja de pandora y no habían logrado cerrarla, aunque ya en este punto no importaba lo que dijeran los medios o el público.

Finalmente, el elevador abrió sus puertas dejando ver el solitario pasillo, apenas salió del elevador pudo ver a Verónica recargada en la puerta de su habitación perdida en sus pensamientos, claro que el timbrado del elevador la hizo mirar y sonrió inmensamente apenas cruzaron miradas.

En ese momento Ana se olvidó del cansancio y prácticamente corrió a su encuentro, fue recibida con un enorme abrazo y un par de besos en las mejillas. Verónica la abrazaba feliz y efusiva de verla nuevamente, no había podido acompañarla en más de la mitad de las fechas del tour, por lo que solo se llamaban para mantener comunicación y sentirse cerca, claro que esta visita fue sorpresa.

—¿Por qué no me avisaste que vendrías? — cuestionó apenas se separaron lo suficiente para hacer contacto visual.

—Quería que fuera sorpresa. — se alzó de hombros.

—Pero pudimos hacer plan para salir o...

—No, si necesitas descansar. — interrumpió. —Y estoy aquí para darte todos los mimos que necesites para eso.

La cantante sonrió de forma instantánea y no pudo evitar besarla, Verónica sonreía en medio del beso, no podía negar que adoraba esos recibimientos. Se separaron hasta que se sintió suficiente, se sonrieron y Ana pasó la tarjeta de la puerta para que se abriera.

Una vez dentro la actriz se encargó de acostar a Ana junto a ella y mimarla, reconfortándola tal como lo necesitaba después de cada concierto. Quería disfrutar de su compañía, de las caricias que le estaba proporcionando, pero como ya se le estaba haciendo costumbre, se quedó profundamente dormida al sentirse totalmente a salvo entre sus brazos.

Como la luna y el solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora