Cap. 84: Furia ciega

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PDV Narrador

— ¿Qué haces aquí?

El hombre salto sobre ella, envolviéndola entre sus brazos.

Eran pasadas las 11 de la noche, pero Dimitri no había podido contenerse, y había ido directamente a casa de Rose, buscando controlarse y no hacer una locura.

Fue un alivio. Ella estaba bien. Tal vez con Aleksandra se había equivocado, pero había terminado por comprender que, a fin de cuentas, no había poder en el mundo que se la devolviera.

Pero con Rose era diferente. Ella estaba ahí, y tenía otra oportunidad de ser feliz. De no equivocarse. De protegerla. Y no iba a desperdiciarla.

Esa absurda guerra iba a llegar a su fin, y él se iba a asegurar que ningún inocente muera en el proceso.

— ¿Esta todo bien? —volvió a hablar Rose, con algo de dificultad, ciertamente porque los brazos de Dimitri se cernían alrededor de su cuerpo con mucha fuerza. Inclusive, ella podría jurar que la abrazaba con miedo, como si, al soltarla, esta fuera a desaparecer—. ¿Camarada?

Dimitri se  apartó un poco, volviendo en sí, pero aun así, sus brazos no soltaron el cuerpo de Rose con firmeza.

— Roza —murmuró lentamente, detallando el rostro de esta. Apreciándola. Adorándola—. Júrame, Roza, que nunca permitirás que nadie te haga daño.

Rose abrió la boca, entre sorprendida y confundida, pero Dimitri continuó antes que si quiera ella pudiera preguntar porque esta repentina preocupación.

— Si alguien te hace daño, dímelo, por favor —apoyó su frente con la de Rose y cerró los ojos, relajando el cuerpo levemente—. No te quedes con eso guardado. Confía en mí y dímelo, por favor, Roza.

Hubo un cambio repentino en la voz de Dimitri que hizo que Rose comprendiera al menos una parte de todo esto. Lo demás fue simplemente suposiciones al aire.

Y su conclusión fue que algo tenía que ver Aleksandra en esto. La expresión de Dimitri solo reflejaba miedo. Miedo de perderla. Miedo de cometer el  mismo error de nuevo.

— Te lo prometo, camarada —respondió, con voz suave.

Dimitri sonrió, y fue como si le quitaran un peso de encima. Continuó abrazando a Rose por unos minutos hasta que se sintió aunque sea un poco satisfecho para soltarla y dejarla volver a su casa. Ambos se despidieron, diciéndose con la mirada cosas que con palabras no podían, y cada un se alejó del otro.

Dimitri condujo hasta el edificio abandonado donde mantenía a Oliver escondido. Y un auto lo seguía de cerca.

Tan solo tardó 15 minutos en llegar, y mientras subió a paso tranquilo, el hombre que lo seguía lo hacia con sigilo y con arma en mano. Este tenía ventaja, ya que Dimitri parecía ignorar por completo que estaba siendo seguido.

Parecía, esa es la palabra clave.

El hombre siguió a Dimitri hasta lo que era una habitación, llena de equipo medico y una cama destendida, como si alguien hubiera estado ahí recién. La sorpresa vino cuando Dimitri entró con un estruendo, desarmando al hombre de una patada que lo tomó por sorpresa. Ahora Dimitri no estaba solo, sino que había dos de sus hombres con él.

El hombre buscó atacar con movimientos precisos, pero Dimitri era más hábil, fuerte y estaba sumamente enojado. Sus ojos proyectaban una furia ciega que necesitaba descargar contra alguien. Y este pobre hombre fue quien recibió cada uno de sus golpes.

Dimitri se movía casi en automático. Ni siquiera necesitaba que sus hombres estuvieran ahí, ya que él solo podía contra 20 hombres si así se los pusieran enfrente. Su furia iba más allá de la razón. Estaba en un punto de no retorno donde no se detendría hasta que el hombre quedara moribundo en el suelo. Lo que no tomó mucho tiempo.

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⏰ Última actualización: Sep 27, 2023 ⏰

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Erasé una vez... En mi Corazón~ Vampire AcademyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora