Rosemarie -o como prefieren que le llamen-, Rose, tiene el corazón roto después de que su ex-novio le pide matrimonio a otra mujer. Su amiga, Lissa, se lleva a Rose a un viaje a Portland. Mientras estaba allí, a Rose la secuestran a punta de pistola...
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PDV Narrador
Dimitri entró a la habitación.
— Pueden ir a descansar abajo. Yo me quedaré a cuidarlo.
Sidney y Christian observaron a Lissa. Ninguna de los tres estaba seguro sobre dejar solo a Dimitri con Adrián, pero tampoco tenían opción. Llevaban horas ahí, y estaban cansados, además de hambrientos.
Lissa asintió, siendo secundada por los otros dos, y salieron de la habitación.
Dimitri caminó lentamente por la habitación. De su espalda sacó la pistola de Adrián, la cual Eddie le quitó a este mismo al momento de secuestrarlo, y luego se la entregó a Dimitri.
La pistola tenía dibujada la marca de la banda Moroi. La apreció entre sus manos. El metal era frío y pesado.
Aunque Dimitri no tuvo tiempo de apreciar por más tiempo el arma, pues Adrián abrió los ojos, y lo primero que hizo fue tomar a Dimitri de la muñeca y atraerlo para atinar un golpe sobre el rostro de Dimitri.
Dimitri se alejó, mientras que Adrián se puso de pie y saltó sobre Dimitri, quien tenía la guardia baja. No le fue difícil quitarle el arma a Dimitri, y fue entonces cuando todos entraron, habiendo escuchado el forcejeo que ambos hombres habían hecho.
— ¡Dimitri! —Rose se abrió paso entre Eddie y Lissa, para colocarse frente a ellos y observar como Adrián apuntaba su arma hacía el cuerpo de Dimitri.
Adrián sonrió con sorna.
— Hasta nunca, Dimitri.
Tiró del gatillo, pero la bala nunca salió.
Eddie sacó su arma, dispuesto a dispararle a Adrián, pero Dimitri levantó su mano y frunció los labios, mientras metía su mano en uno de los bolsillos de su pantalón.
— ¿Sabes? Nunca hay que dejarle las cosas peligrosas a la gente imprudente —sacó el cargador de la pistola, demostrando que está no tenía bala alguna.
Adrián enrojeció de furia.
— ¡Dimitri! —bramó con furia, antes de arrojarse sobre el mencionado.
— ¡Rose!
Rose se impulsó contra ambos, ignorando los gritos de sus amigos. Se interpuso entre ambos y usó la poca fuerza que tenía para separarlos.
— ¡Detenganse!
Rose observó el rostro golpeado de Adrián.
— ¿No crees que fuiste golpeado lo suficiente? —espetó.
Adrián agachó levemente la mirada, a la vez que guardó su pistola en la parte trasera de sus pantalones, pero a penas Rose le dio la espalda, Adrián tomó una botella de vidrio que se encontraba cerca, la rompió y sujeto a Rose por los hombros, dirigiendo el arma blanca hacía el cuello de la morena.
