Rosemarie -o como prefieren que le llamen-, Rose, tiene el corazón roto después de que su ex-novio le pide matrimonio a otra mujer. Su amiga, Lissa, se lleva a Rose a un viaje a Portland. Mientras estaba allí, a Rose la secuestran a punta de pistola...
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PDV Narrador
— ¿Qué haces aquí? ¡ Largo! —Rose tomó el brazo de Adrián y lo jaló de regreso a su motocicleta.
— ¿Qué ocurre? —preguntó Adrián, resistiéndose a los jalones de Rose.
— ¡Shh! Mis padres ya saben sobre Dimitri y tú. Es mejor que te vayas, ¡ahora! —Rose forcejeó con Adrián, pero aún así cuando consiguió llevarlo hasta su motocicleta, su madre ya se encontraba saliendo a la acera, seguida por Abe.
—¡ ¿Qué hace él aquí, Rosemarie?! ¡Qué se vaya, ahora! —exigió Janine.
— ¿Qué ocurre? —repitió Adrián, observando a Janine.
— ¡No permitiré que vuelvas a acercarte a mi hija! ¡Es mejor que te vayas, sino llamaré a la policía! —advirtió Janine.
— ¡Mamá! —exclamó Rose.
— Entiendo como se siente, pero quiero dejar en claro que mis intenciones con Rose son del todo honestas —aseguró Adrián.
Janine lo señaló con un dedo, pero cuando iba a hablar, Abe se le adelantó.
— ¡İşte böyle geldin oğlum! (¡Hasta aquí llegaste, muchacho!)
— ¡Viejo! —Rose se precipitó a interponerse entre Adrián y Abe, siendo este último el que se acercó a Adrián con intenciones de golpearlo.
— ¡Ibrahim! —exclamó Janine, tomando del brazo a Abe.
Abe las ignoró a ambas, centrando su atención en Adrián. ¿Cómo se atrevía a decir eso de su hija frente a él?
— ¡Beni serbest bırak! ¡Buna yakışmayan bir şekilde bakacağım! (¡Sueltenme! ¡Me encargaré de este indecoroso!) —estiró sus manos, en un intento por tomar A Adrián de alguna parte.
— ¡Ibrahim, por favor!
— No puedes hacer... Lo que sea que quieras hacer —exclamó Rose, suponiendo que lo que había dicho Abe había sido una especie de amenaza en turco.
— ¡Me encargaré de él! —amenazó Abe, esta vez en inglés.
— ¡No puedes porque gracias a él Christian y yo la libramos esa noche! —recordó Rose, lo primero que se le vino a la mente.
Abe se detuvo, y Janine dejó de observarlo para observar a Rose.
— ¿Qué? —preguntó.
Rose alternó mirada entre Adrián y sus padres, para después tragar saliva.
— Él nos ayudó a Christian y a mí esa noche en el club. Si el no hubiera aparecido, probablemente los dos no estaríamos aquí —explicó.
Janine y Abe retrocedieron un paso, y se cruzaron de brazos. Janine observó a ambos y entrecerró los ojos cuando sus ojos recayeron por tercera vez en Adrián.
