Rosemarie -o como prefieren que le llamen-, Rose, tiene el corazón roto después de que su ex-novio le pide matrimonio a otra mujer. Su amiga, Lissa, se lleva a Rose a un viaje a Portland. Mientras estaba allí, a Rose la secuestran a punta de pistola...
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PDV Narrador
— Sobre la chica, ¿que hay de eso?
— Ella se encuentra con Dimitri —informó uno de los hombres de Mikhail.
— ¿Y Robert? —preguntó, mientras dejaba los cubiertos de lado.
— Se encuentra en Montana, en este momento.
Mikhail sonrió. El plan estaba saliendo a la perfección.
Janine se despertó a mitad de la noche, segura de que había escuchado un ruido desde la cocina. Se levantó y salió de su habitación. Recorrió todo el pasillo, pensando que Lissa estaba en la cocina o algo, pero cuando llegó, no había nadie.
Observó la puerta cerrada de la habitación de Lissa. Se dijo que solo lo imaginó y se dispuso a volver a su habitación.
Y alguien la atacó por la espalda.
[***]
PDV Rose
Me desperté sobresaltada.
Estaba en una habitación. No recuerdo haber dormido aquí.
Recorrí la habitación con la vista, hasta que encontré a Dimitri apoyado en el marco de la puerta, observandome.
— ¿Cómo llegué aquí?
— Yo te traje —informó.
Asentí levemente, y lleve mis manos a mi cabello, peinandolo.
Dimitri se acercó con una bolsa en mano.
— Pedí que te trajeran ropa —dejó la bolsa sobre la cama.
Observé levemente el contenido. Era ropa oscura, así que no vi el inconveniente.
Se sentó frente a mí. Muy cerca.
Tal parece que...
— ¿Que haces? —me alejé antes de que me besara, un poco asustada y confundida.
A ver, antes de que me digan algo, tengo que explicar mis motivos. Con gusto hubiera dejado que Dimitri me besara y que, bueno, ocurran cosas aquí. Pero... ¿Por qué así de repente quiere besarme? Bueno, anoche tuvimos un leve roce, pero... ¡Dios! Ni se cómo explicarlo sin parecer que solo pongo excusas. Suelo ser yo, la chica que se avienta de cuerpo entero a los riesgos, así que es extraño que Dimitri se comporte tan tenaz y atrevido, cuando él es el reservado y cauteloso. No, no lo entiendo, y eso me confunde a tal nivel que no soy capaz de permitir que me bese sin antes recibir una explicación o algo.
— Iba a besarte, ¿que no era obvio? —sonrió.
¡¿Y lo dice así de fácil?!
— P-pero... Pero...
— ¿Te sonrojaste? —Dimitri inclinó la cabeza.
Eché mi cabello hacia delante, ocultando mis mejillas.
