Rosemarie -o como prefieren que le llamen-, Rose, tiene el corazón roto después de que su ex-novio le pide matrimonio a otra mujer. Su amiga, Lissa, se lleva a Rose a un viaje a Portland. Mientras estaba allí, a Rose la secuestran a punta de pistola...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
PDV Narrador
— ¿Él dijo algo?
Dimitri asintió levemente.
— No fue Mikhail quien ordenó que matarán a los padres de Adrián —aseguró Dimitri.
Eddie se cruzó de brazos.
— Pero, si no fue Mikhail, ¿quién? —preguntó.
Dimitri suspiró. En esos momentos, no tenía nada claro. Había llegado a un callejón sin salida.
— Jefe, Oliver Smith está aquí.
Adrián ni se inmutó por Robert y Oliver, y siguió leyendo su libro.
Oliver observó unos segundos, antes de acercarse a Adrián y extenderle la mano.
— Es un placer conocer al líder de la banda Moroi.
Adrián lo observó, cerró su libro, dejando su dedo entremedio de la página que leía, y ignoró la mano extendida del hombre para tomar la taza que reposaba junto a él y tomar un sorbo.
— No esperes mucho de mí. Soy peor de lo que dicen —aseguró Adrián.
Oliver dejó de extender su mano y la colocó a su costado.
— Oliver está aquí para conseguir el libro negro —habló Robert.
Adrián observó al hombre frente a él con una ceja alzada.
— ¿Ah, si?
— Sí. Conseguiré el libro negro, y después de usarlo se lo entregaré personalmente —aseguró Oliver.
— ¿Conseguirlo? ¿Tú? —bufó Adrián, mientras se ponía de pie.
Oliver frunció el ceño, ofendido.
— Lo siento, pero no creo que lo consigas. Después de todo el tiempo que perdiste con Dimitri, dudo que hayas conseguido algo, ¿o si? —Oliver apretó su mandíbula molesto por el tono burlón de Adrián al hablar.
Adrián volvió a sentarse y volvió a abrir su libro.
— Escolten al señor Smith a la salida —ordenó, sin referirse a alguien exactamente.
Oliver salió del salon, dejando a Robert y Adrián solos.
— No creo que...
— ¿Que, qué, Robert? ¿En serio crees que alguien como él consiguira el libro negro?—espetó Adrián.
— No hay nada que perder. Y dudo que después del fracaso de la chica esa, tengas más opciones —repuso Robert.
Adrián dejó de lado el libro y observó a Robert.
— Tengo una última opción. Me encargaré personalmente de conseguirlo —aseguró Adrián.
Robert se movió incómodamente y salió de la habitación, mientras tecleaba rápidamente en su celular. Media hora después, estaba llegando al lugar dónde había quedado con Oliver.
