C⁴⁸. Un parto complicado

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Tantas llamadas cambiaron mi vida, que ya todas las he olvidado, pero una, una se ha quedado grabada, no solo en mi celular, también en mi memoria.

📞-¡Demonios Biel, ¿Dónde estas?!

📞-¿Estás bien? Ya voy para haya.

📞-¡Ah mierda! Tengo contracciones, el... El bebé ya viene.

Lo único que pude pensar en ese momento fue que por fin iba a ser lo que siempre había querido: Ser padre, pero no cualquier padre. Sería el padre del hijo que tendría con la mujer que más amaba en el universo, en este preciso instante.

-¡Voy a ser papá!-grite a la carretera al bajar la ventanilla del auto.

Escuché su risa y después un quejido, pero me hacía feliz, porque sabía que en ese momento ella lo era. Y eso ante cualquier cosa, era lo que más me importaba en la vida.

—Vamos a ser papás—dijo soltando risas entre el susurro.

Deje de escucharla, tome el celular y aprecie la tenue luz. La llamada se había cortado, y yo estaba a pocos kilómetros de distancia así que no volví a llamarla.

No me di el tiempo de estacionar el auto, solo llegué, abrí la puerta y corrí dentro de la casa. La busque, en cada habitación llena de calor y recuerdos, pero... Ella no estaba.

Cuando me entraba el pánico por la lluvia y lo que venía con ella, solo me aliviaba el verla al otro extremo, tal vez riendo por lo cobarde que parecía yo, pero ella siempre estaba. Pero en este momento, el pánico me invadía y no había rastro de ella, entonces lo pensé:

¿Que sería de mi sin ella?

Sin su risa.
Sin su escencia.
Sin su elegancia.
Sin sus besos.
Sus caricias.
Sin su impulsividad.
Simplemente... Un plano dónde ella no existe.

La llamé, sonó, pero no contesto.

—Calma Biel, piensa—trato de tranquilizarme.

Lo pienso y me siento estúpido de hacerlo, el único lugar donde puede estar ahora es el hospital, dando a luz a mi hijo. Nuestro anhelado desastre.

Sigo el camino más rápido de la carretera al hospital más cercano de Italia y llegó, tan solo seis minutos me he llevado. Sin ningún rasguño, y no es por presumir.

—La señora Murphy ¿Dónde está?—pregunto a la recepcionista en turno que me mira de arriba a abajo para después sonreír.

—En labor de parto, no puede pasar ahora.

—Soy su esposo, y ahora mismo está dando a luz a mi hijo así que si puedo pasar—no digo más y sigo los pasos de cualquier doctor en el área, con la esperanza de que vaya al quirófano.

Llegó a un lugar con olor a alcohol, medicamentos y muerte. Voy a marcharme cuando no la encuentro, pero me quedo cuando escucho esos gritos típicos buscando mi presencia.

—¡Biel!—su grito me guía a una de las puertas y entro.

—No puedes estar aquí ¡Saquen lo de inmediato!—me miran las enfermeras a tal orden, una va a acercarse cuando voy y tomo la mano de Emma.

Fragmentos De Un Amor Incomprendido [LIBERTAD Y CONDENA] © +18 TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora