C²⁸. Como una mariposa.

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Emma:

Siento el peso ligero de su mirada y de reojo alcanzó a apreciar su sonrisa de oreja a oreja mientras escucho sus pequeños suspiros.

No preguntaré porque suspira, porque se la razón.

No preguntaré porque sonríe, porque me gusta ver lo que provocó en él.

Y no preguntaré porque no aparta su mirada, porque un día ya no podrá mirarme.

—¿A dónde vamos?—siento mi cabello pegarse en mi cara.

—Al lago.

—¿Al que me aventaste de pequeña?—él asiente—¿Me quieres aventar otra vez?—se ríe.

—No,esta vez nos aventamos los dos.

—No he traído traje de baño,no me has dicho nada—veo mi vestido—y vengo en vestido Biel.

—Oye tranquila,solo disfruta lo que haremos,da igual si traes vestido o traes tu pijama de changuitos.

—Oyee—me quejo—es una linda pijama.

—Claro que si changuita—no digo nada y me aguanto las ganas de reír ante ese apodo.

Pará el auto al llegar a las montañas que tapan el lago y baja para ir hacia mi puerta y abrirla para mí. Bajo y tomo su mano,el paisaje ha cambiado demasiado después de siete años.

Hay más pasto verde,flores de las cuales no sabía existencia pero que tienen mi color favorito en sus pétalos, y el lago se ve más limpio. Tal vez se debe a que nadie sabe de su existencia,así como de lo nuestro.

—¿Desde cuándo esas flores están ahí?—caminamos hacia ellas para pasar mis manos sobre ellas.

—Las plante hace dos años—dejo de moverme y sonrió negando.

—Mientes.

—No, ¿Por qué lo haría? Hace dos años las plante—se oye demasiado seguro.

—¿Por qué las has plantado?—vuelvo a las flores—son mis favoritas, ¿Lo sabes, no?

—Si lo sé,y las he plantando por eso.

Me agachó un poco para oler las—¿Y las has plantado solo porque son mis favoritas?

—Una parte si.

—¿Y la otra?—pregunto al entrelazar nuestras manos y bajar las montañas hasta el lago.

—Empece a plantar una flor por cada vez que pensará en ti,así como tú lo hacías en el invernadero.

Tragué saliva y cuando jaló mi mano,mi cuerpo se volvió ligero,tanto que tropecé con torpeza y me caí encima de una roca.

Él me detuvo antes de caer más y lastimarme—¿Estás bien?—pregunta preocupado.

—Si si—veo el pequeño corte de mi rodilla,pero ignoro el dolor—desde cuándo—no sé cómo hacer la pregunta—¿Desde cuando piensas en mi?

Se aparta,me levanta y me da la espalda—Sube.

No digo nada y me subo en él aferrando mis brazos a su cuello y mis piernas a su cintura.

—No me tires.

—No lo haré—toma mis tobillos y los sostiene con fuerza—¿Recuerdas el día que te fuiste a Ámsterdam?

—Si,ese día desapareciste y Nela te buscaba como loca—había sido la primera vez que la veía preocupada por él,por no encontrarlo.

—Ese día vine aquí y plante la primer flor—llegamos al lago y no me dejó bajar—después no pude parar y empecé a venir todo el tiempo,no pude parar Emma. Hice lo mismo que tú,calle todo y lo solté en tus flores favoritas,así te sentía más cerca, así de cerca como quería que estuvieras de mi.

Me sentía feliz,se había hecho realidad, él estaba así como yo estaba ahora. Cerca de él,sobre su espalda y dentro de su pecho hasta el fondo; en ese rincón cálido y oscuro que solo nos brinda luz,cuando nadie ve.

No supe que decir y él lo sabía,tal vez tampoco lo esperaba.

Lo sé porque dió unos pasos atrás y corrió hacia el abismo para aventar nuestros cuerpos, aferrados el uno por el otro,para caer al agua tibia.

Veo su cuerpo en el fondo,no muy cerca de mi pero si lo suficiente como para no perderlo de vista. Está nadando,su corbata hecha un nudo flota y su camisa se pega a sus músculos.

Nado hacia la orilla y me pegó a la tierra firme,hay una mariposa monarca sobre una de las miles de flores que ha recolectado Biel,y con mucho cuidado pongo mi dedo índice a su lado.

Quiero que suba,pero parece asustada. Tal vez sea mi mirada y el repentino acercamiento de él,así que la mariposa vuela y se esfuma.

—Tiene suerte—dice detrás mío—ella es libre.

—Le tengo envidia.

—¿Por qué?

—Por eso, porque es libre—me doy la vuelta y enredo mis piernas a su cintura mientras el agua nos llega al pecho—Ella tiene la suerte de poder volar lejos y amar a quien desee sin que nadie la catalogue.

—¿Cómo a nosotros podrían catalogar nos?—muevo mi cabeza afirmando su pregunta.

—Y bueno,ella puede viajar a muchos lados.

—Nosotros también podríamos Emma—se que lo dice para no hacerme sentir mal solo por compararme con una mariposa que ha huido de mi.

—Sabes que no—sonrió a medias—pero da igual. Tengo suerte por tener algo que ella no tiene.

—¿Que es?

—A ti.

Y eso me hace ganar,aún cuando yo solo tengo una cosa y la mariposa miles.

Fragmentos De Un Amor Incomprendido [LIBERTAD Y CONDENA] © +18 TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora