C⁴⁹. Cio y una amenaza dulce

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Una nota de suicidio, un lugar del crimen y solo huellas de la víctima. ¿No parecía perfecto todo?

El problema es que cuando algo es perfecto, tiende a tener un error tan minúsculo que arruina lo demás; es como una mancha siendo limpiada por un trapo igual de manchado. Eso había sido la escena del crimen de Cio, y es que muy a parte de ser un completo idiota, también era un obsesivo.

Y no, el tener cámaras en la entrada de tu casa no es ser así, pero, ¿Tenerlas en cada rincón de ella?

-No sabía que tenía cámaras-le frustraba y estresaba el tema de tan solo oírlo-pero eso no me desconcierta, Biel.

Sabía que mi secreto un día saldría a la luz, lo que no quería era que fuera ahora, ella estando así, tan... Embarazada.

-¿Que es?-quise hacerme el tonto, tal vez no siquiera sabía de ello.

-Cuando llegaste a Italia, tan solo demoraste unos minutos, y yo acababa... No sé, sentía que acababa de despertar y lo único que hi después fue el cuerpo de Cio en el suelo y el cuchillo en mis manos.

-Siento mucho que hayas pasado por eso-me acerque y puse mi mano debajo de su panza, sintiendo esa calidez de su piel-debo confesar algo.

-Lo se y sea lo que sea quiero escucharlo-se alejo de mi y se sentó en un pequeño sofá, con cuidado, con lentitud.

-De acuerdo-suspire y desabroche el botón de mi saco para después sentarme frente a ella, en otro pequeño sofá-yo mate a Cio.

Suspiró y contó hasta diez, eso tiene a hacer cuando debe pensar antes de actuar, porque dice ella: "la impulsividad un día acabará conmigo y con todo lo que debería hacer."

-¿Por qué... El cuchillo estaba en mis manos?

-Porque eras muy ingenua-la mire-en ese momento solo pensé en el odio que te tenía, en el odio que yo mismo me tenía por tener esos sentimientos por ti y sin ser eso suficiente, que tú los correspondieras. Se que es estúpido...

-Lo es-interrumpe.

-Ya se, pero te conozco, dirías que habías sido demasiado impulsiva y lo primero que harías sería buscarme.

-Eso querías-acertó y rio-¡Mierda, Biel!

-Si, eso quería-fui sincero-Deseaba, no, me moría porque me buscarás, porque yo fuera tu única y última salvación, Emma. Entonces cuando caiste, cuando me llamaste, lo supe-pude observar su decepción.

-¿Que supiste, que yo siempre te necesitaría?-se burla-es absurdo, Biel, no te necesito.

Miente, si lo hace, pero no como yo.

-No Emma, ahí supe que el que en realidad te necesitaba, y siempre lo haría, sería yo. Porque no podía vivir sin que lo hicieras, odiaba sentirme aislado, lejos de ti.

-No debías sentirte así, pero tu siempre te ibas.

-Porque tu debías buscarme, tu debías pedir mi ayuda. Entonces hice un plan, haría que tú impulsividad fuera la culpable de hechos que tú nunca hiciste.

-Cio...

-Cio, Alex, Cleo, la chica de la boda que arruinamos, la monja que se suicidó en Amsterdam porque te golpeaba-su mirada decaía cada vez más y empezaba a odiarme tanto como ella a mi-y todos los que no puedes contar con los dedos restantes de tus manos.

-Me culpas te de todos esos asesinatos, suicidios, fraudes-se levanta-¿Todo para que, Biel?

-Para hacerme sentir útil, Emma. ¿Es tan difícil de entender? Te necesitaba, y necesitaba que tú me necesitarás a mi de la misma forma. Eso era la única solución que pude ver, lo sabes, lo sabemos, nunca ibas a pedir la ayuda de alguien más que no fuera la mía, nunca desearías a alguien como a mi.

Fragmentos De Un Amor Incomprendido [LIBERTAD Y CONDENA] © +18 TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora