C⁵⁶. Dios y sus apóstoles

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Biel:

Sigo viendo el techo de la habitación antes de que mi madre hable y me apresure para irnos.

—No hables—digo al ver cómo abre su boca y alza su mano para hacerlo ante toda advertencia —por favor aún no.

Se calla y ya no dice nada, se sienta sobre la orilla de la cama y toca mi mano; es tan cálido su tacto, que ya he olvidado como se sentía su frialdad.

—Se que está viva, mamá, la siento todos los días—dejo caer mi cabeza a un lado para verle esos ojos claros.

—Biel... Hijo mío, no sabes cuánto me duele verte así, incluso más que no saber si creer en lo que dices e ilusionarme por querer encontrar bien a tu hermana.

—Quiero que me creas—cierro los ojos y vuelvo a abrirlos—porque no voy a descansar hasta encontrarla con vida y llevarla lejos de este estúpido mundo que solo la lastima.

—No volveré a cometer el mismo error—se pone de rodillas frente la cama—ve, búscala.

Enderezó mi cuerpo y frunzo el ceño.

—¿Si?

—Si Biel, y te diré lo mismo que alguna vez le dijiste a aquella muchachita—a Cleo—vete y no vuelvas.

—¿Y tú?—pregunto realmente preocupado.

Mi padre la ha dejado sola ¿Cómo podría hacer lo mismo yo?

—Yo estoy bien, en realidad nunca me había sentido tan jodidamente bien, tan libre, tan viva—me sonríe genuinamente —y existen cartas, teléfonos para comunicarnos. Solo deseo que sean felices.

—Te quiero mamá.

Se mira sorprendida, en mis 25 años de vida tal vez esos te quiero reales solo han salido de mi boca unas dos veces, así que entiendo su reacción en cuanto me abraza con un poco de fuerza.

—Volveremos por ti—se quita de encima—lo prometo.

—Ve por ella hijo.

Me levanto de la cama, tomo mis pocas cosas que llevaba en el bolsillo aquel día y la abrazo rápido para después salir casi corriendo del hospital.

Saco las llaves de mi pantalón y entro al coche, lo saco del estacionamiento y me dirijo al último lugar que recuerdo, la iglesia donde Emma estuvo a punto de casarse.

En el camino solo pienso en las cosas que pude y no hice por estar en coma.

¿Ella sabrá que estuve en coma, o me va a odiar por haberla dejado sola?

Suspiro más al pisar el acelerador para llegar lo más rápido posible y terminar ya con esto que me está matando como aquel coma no pudo.

Una idea tonta y a la vez acertada se me cruza por la cabeza, así que tomo mi celular y marco su número. Suena pero la llamada no es contestada, vuelvo a intentarlo pero está vez está ocupado, así que un último intento, el último que si cede.

Hay una respiración acelerada detrás de la llamada.

📞-¿Emma...?

Soy el primero en hablar. El llanto me hace reconocerla, sonreír estúpidamente y a la vez anhelarla cerca de mi.


📞-Biel ayúdame por favor, quiere matarme...

📞-Tranquila, iré por ti, lo prometo Emma.

📞-Me ha dejado un momento pero va a volver, estoy encerrada, no sé que día es ni tampoco la hora. Pero si llegas a oír está grabación en algún momento quiero que sepas que te amo, te amo con mi vida entera Biel y siempre voy a hacerlo.

Fragmentos De Un Amor Incomprendido [LIBERTAD Y CONDENA] © +18 TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora