C³⁶. Una historia mal contada

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Nela:

24 años antes.

—Nela, debes dejar de frecuentar a ese hombre, no sabes quién es ni lo que podría hacer—mi madre trata de convencerme.

—Lo haré—aunque parece no ser fácil como decirlo.

—Es enserio Nela—me toma de la mejilla y la acaricia, así con dulzura.

—Lo digo de verdad mamá,no volveré a verlo—ella sonríe y recarga su cuerpo un poco en la mesa para darme un beso en la frente.

—Muy bien—se para—ve afuera, tus amiguitos han venido a jugar contigo.

—No quiero jugar con ellos, ya estoy grande.

—Oh hija, ve a jugar, disfruta que cuando seas grande no podrás hacer lo que ahora podrías—no la entendía, yo quería crecer.

Pero no porque así lo deseara, en el fondo si quería jugar con aquellos niños en el jardín pero corría con el riesgo de que él me viera. Necesitaba demostrarle que no era una niña.

—De acuerdo—suspiro y salgo, los niños saludan y me invitan a jugar.

Veo a todos lados y accedo, ellos ríen y yo también lo hago, su risa es contagiosa cuando cada uno corre y otro aparte los atrapa.

Mi atención se va a aquel auto que se estaciona un poco atrás de la entrada del jardín, se que es él porque me he aprendido todo de memoria. El color de su auto es negro, sus vidrios bajan y me señala moviendo su dedo, quiere que vaya.

Giro mi rostro, todos siguen jugando y no se dan cuenta de lo que pasa y está bien, lo agradezco porque no necesito que le cuenten a mamá. Corroboro que nadie me vea y me acerco a aquel auto, en cuanto nos miramos, los dos sonreímos.

—Pequeña Nela ¿Estás jugando?—yo niego,no quiero que se burle de mi.

—No—veo a mi alrededor —Mamá no quiere que nos veamos, debes irte o saldrá y te verá.

Quita los lentes de sus ojos y me da una media sonrisa torcida. Me gusta cuando hace eso.

—Bueno, mamá no sabrá de eso Nela—me mira de arriba a abajo—Que lindo vestido, veo que empiezas a vestir mejor.

Inconscientemente mis mejillas suben, ni siquiera sé porque si eso no es un cumplido o algo parecido.

—¿Te gusta?—no se porque le pregunto, no debería importarme la opinión de nadie.

—Si Nela —vuelve a mirarme—¿Quieres dar un paseo? Podemos ir por un helado.

—Oh no no puedo—veo la puerta de mi casa—Ella puede salir.

—Oh vamos linda, quiero enseñarte un lindo lugar mira—saca su teléfono de su bolsillo y me lo pone frente a mi,es un paisaje precioso, con flores preciosas.

—¡Es muy hermoso!—digo—pero enserio no puedo.

Suspira y baja un poco la mirada.

—Habría querido que me acompañaras, serías la primera que lo conociera.

«La primera Nela» cierro mis ojos unos segundos y sin decirle nada subo al auto.

—¿No vamos a tardar nos verdad?—se inclina hacia mi y lame sus labios.

—No lo haremos—sin yo esperarlo, me besa.

Su beso no es dulce, pero ha logrado despertar algo, y es que nunca había besado a nadie. Tampoco me había gustado alguien, solo él.

Y tal vez,por eso creía sentir que eso era lo más cercano que estaba de experimentar una sensación igual de rara y escasa. Cómo lo era el amor real y genuino.

—¡Hemos llegado!—exclama sin entusiasmo, ese que a mí me sobra y comparto con una mirada a mi alrededor buscando aquellas flores,aquel paisaje colorido que él me había prometido.

—¿Y y las flores?—le pregunto cuando el baja del auto y va hacia mi lado.

«Abrira la puerta para ti Nela» pienso con demasiada ingenuidad.

No lo hace, y ciertamente no se que esperaba de mí en ese momento. Pero baje del auto, le di una sonrisa y le di la espalda viendo aquella bodega abandonada.

—Quiero—mi voz quiere cortarse por el miedo—quiero volver a casa Bryson.

—Muy tarde linda—lo escucho detrás mío, voy a dar la vuelta y enfrentarlo cuando tapa mi nariz con un trapo húmedo.

Ahí caigo inconsciente, mis ojos se cierran y las palabras de mi madre resuenan por mi cabeza.

"La ingenuidad de una niña de 16 años es impresionante, más si vive de expectativas que le nublan la mente. Más si cree en las palabras de un hombre mayor que ha conocido apenas hace dos meses."

Siento que la cabeza me va a explotar en cuestión de segundos, estoy abriendo mis ojos con lentitud cuando el reflejo de la luz del foco de encima mío me hace volver a cerrarlos. Y ahí el dolor de mis piernas abunda todo mi cuerpo.

—Por un momento habría pensado que estabas muerta—trato de mover mis manos cuando siento la soga alrededor de mis muñecas—incluso creí que me había pasado de GHB.

Se pasea alrededor de mi, en círculos como si estuviera acechando o meditando que hará conmigo. Trato de hablar, pero la cinta de mi boca no me deja, y mi cuerpo se siente débil como para patalear o golpearlo.

—Y por si no lo sabes, el gamma-hidroxibutirato (GHB) es un depresor del sistema nervioso central. El GHB es un líquido transparente y sin olor que se parece al agua y por eso puede añadirse a una bebida sin que la persona lo sepa. También puede usarse en forma de polvo blanco. El GHB también se conoce como éxtasis líquido, G o jabón.

Me ha drogado, eso es lo que dice sin un poco de culpa o remordimiento.

—En dosis bajas, la droga relaja a la persona. La persona se siente ebria, tiene más energía, se siente feliz y habla mucho—se ríe un poco y se sienta enfrente de mi, ahí donde la luz no puede alumbrar le lo suficiente como para apreciar esa sonrisa macabra—Has hablado mucho Nela.

Y ahí se instala el miedo, ya da igual que mi cuerpo este inútil y no sirva de mucho ahora, tampoco si no puedo hablar ni mucho menos las lágrimas que salen de mis ojos.

—No sabía que estabas enamorada de mi, y ciertamente me ha parecido divertido escuchar esas ideas locas.

"Casarnos, presentarte a mi familia, tener hijos tal vez y formar la familia que siempre quise."

—Nunca pensé que fueras tan ingenua—ni yo—¿Te cuento en secreto?—se levanta y se pone en cuclillas, a mi lado para tomar mi mentón y obligarme a verlo—uno de los efectos secundarios es el aumento de apetito sexual.

Suelta su agarre con brusquedad y vuelve a su silla.

—No sabía que eras virgen—dice con orgullo—pero me alegra saber que por lo menos no eres una zorra como las otras chicas.

«Otras chicas» dejo de pensar en que hubo o hay más que yo. Ahora pienso en que me violo, me violo aprovechándose de la estúpida confianza que nunca debí ofrecerle.

Necesito escapar...

—Por cierto Nela, se que no serías capaz pero te lo diré—suspira y acomoda el saco negro de su traje—El GHB no estará mucho tiempo en tu sistema, para cuando logres escapar, si es que lo logras—se burla de mi—no habrá evidencia pues no es fácil de detectar en una prueba toxicológica. Así que piénsalo bien, no queremos quedar como estúpidos frente a la policía y nuestros padres ¿Verdad pequeña?

En ese momento me sentía incapaz, sabía de sobra que se burlaba porque incluso yo, no tenía la esperanza de escapar y salir con vida de ahí. De ese hoyo al que yo misma me había metido por voluntad propia.

Fragmentos De Un Amor Incomprendido [LIBERTAD Y CONDENA] © +18 TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora