C³². Odio las bodas.

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Biel:

Sus ojos son más claros,están dilatados y llenos de brillo.

Viene hacia mi,se pone a mi lado y toma otro micrófono,siempre con complicidad,con confianza. Con amor.

Se que canción empieza a tararear,es su favorita.

—Odio que al salir te solías vestir sin combinar—ella ríe—Odio que mentir te hacía reír hasta llorar.

Porque nunca ha sabido mezclar los colores.

Porque nunca le ha gustado combinarlos.

Porque siempre lo hace a propósito.

—Odio tu humor—porque son horribles sus chistes,pero si ella ríe yo debo reír—tu ropa interior—porque me tienta—pero no es lo que más odio.

Todos nos miran,no se que piensan,pero es bueno que tengan una sonrisa y no una mala cara o podría matarlos y modificar sus expresiones.

—Yo nunca pensé y no lo ví venir,que serías quien me iba a hacer sufrir. Yo contaba un par,pero fuimos tres—ese es el inicio de su melancolía y la profundidad y sentimiento con la cual empezará a cantar.

—No me gusta odiar,no me siento bien,no me gusta odiar—doy un paso hacia ella—Tú me obligas tú me obligas.

—Yo prefiero amar,me queda mejor ¡Y aunque me esté matando!—su voz se vuelve un poco más grave y empieza a mover sus manos para señalarme o ponerlas en su pecho,está ebria,puedo olerlo.

—Amo tus ojos,tu boca y tu voz.

—Te amo aunque me hayas dicho adiós—suspiro con frustración—no importa lo que hagas,pa' mí no cambia nada de nada,no.

Ella sonríe y se pega a mi,juntando su micrófono a mi boca y la suya.

—¡Odio que no te odio y nunca lo haré!—los dos terminamos la canción.

Ella tira los micrófonos y toma mi rostro con sus dos manos para juntar nuestros labios y besarme sin miedo,sin siquiera importar el flash que resuena de la cámara del fotógrafo que se pone frente nosotros para tomar miles de fotos.

Me separó y le regaló un suspiro con su nombre—Voy a matarlo—susurro mientras lo veo de reojo.

—¿Te ayudo?—sonrió al oírla y asiento.

—Yo lo mató —los dos nos giramos y vemos a los invitados sonriendo,mientras los novios admiran nuestro amor y tienen un déjà vu.

—Yo lo entierro.

—De acuerdo,pero hay que desaparecer de aquí—toma mi mano y bajamos del pequeño escenario.

Todos nos miran,sonríen,susurran y hacen preguntas. No decimos nada,nos topamos con ellos y nos miramos.

—Sentimos haber montado un show—nos reímos—pero dicen que es terapéutico el arruinar las cosas de vez en cuando—aunque las bodas no deberían ser una cosa que destruir,menos si no los conoces.

—Da igual,ha sido lindo escuchar las dos perspectivas del amor que se tienen—dice él.

—Espero no estén tratando de huir—Emma me mira y la mira a ella.

—Debemos irnos—dice.

—No—alzó una ceja—quiero decir,falta el ramo.

Suspiro,quiero protestar pero Emma tira de mi saco y sonríe. No puedo quitar ese brillo,es la única boda en la que ella estará a mi lado,tal vez la próxima sea ella y él, no ella y yo.

—Bien—sonrió y voy a sentarme.

Emma va al frente del círculo dónde la mayoría de las mujeres están esperando ganar un ramo de flores blancas y rosas,mientras la novia se sube a una silla dándoles la espalda sosteniendo el ramo.

«Ojala se caiga» me es imposible el no pensar las miles de posibilidades del como podría morir sin que yo intervenga.

—¿Listas?—las interroga y todas gritan,menos Emma,que con una mueca y una mirada las calla—ok.

Madeleine dice al arrullar el ramo para soltarlo con un poco de fuerza.

Las miradas se posan en la trayectoria del ramo,mi atención se torna preocupada,y después asombrada al ver que nadie de todas las que lo querían lo atrapan.

—Creo que alguien debe invitarnos a la boda.

Emma me mira con el ramo en manos «Se casará» rio con tristeza y aplaudo,nadie lo hace pero solo necesito mirarlos para que también lo hagan.

—Felicidades linda—la felicito al llegar ella a mi y mostrar las flores como si fuera algo nuevo.

—Voy a anular el compromiso con Alessandro—no deja de observar las flores.

—Muy bien—envuelvo mis manos en su cintura.

—Y me casare contigo—me alejo de ella.

—Emma...

—¡Oh dios,se van a casar!—escucho la voz de Madeleine detrás de nosotros.

Emma se ve feliz,no quiero arruinarlo pero se que debo hacerlo. La miró y le pido disculpas antes de decir algo.

—¿Cuando se casan? No,es muy apresurado aún,deben ver el vestido,el traje,la comida—pone una mano encima de la mano de Emma—yo podría darte mis contactos.

Debo parar esto.

—¡No nos vamos a casar!—exclamo.

Madeleine se mantiene en silencio al igual que todo el salón,y lo odio, porque se que no solo ellas lo han oído.

—¿Cómo,no entiendo? Emma acaba de atrapar el ramo—le sonríe—es feliz,se ve feliz. No lo arruines.

Mis ojos la miran con furia,no se en que momento se ha detonado,tal vez han sido sus palabras porque se que tiene razón. Lo voy a arruinar.

—Es solo un ramo—no soy capaz de ver a Emma,siento lo pesado y triste de su mirada—y no nos vamos a casar,ni hoy,ni mañana. Ni en tres o cuatro malditos años después.

Siento caer el peso en mi cuando Emma avienta el ramo a mi pecho y sale corriendo,Madeleine va a su lado y yo me estanco en ese lugar. Da igual si la gente me mira o si Richard mueve los labios y recoge el ramo.

«No lo arruines» no es la primera vez que debo escuchar esa advertencia,y tampoco es la primera vez que hago caso omiso y lo arruinó.

Porque eso hago,esa es mi especialidad. Mi padre no me enseñó a hacer cosa contraria,mi madre no me ayudó a corregirlo y Emma,ella ha hecho que ese poder de autosabotaje y destrucción aumente.

Aún así trato de yo corregir cada error,pero cuando lo hago,llega uno más grande.

Tal vez corra con la suerte de que esté por su magnitud sea el último. Pero en conclusión:

¡Odio las bodas!

Fragmentos De Un Amor Incomprendido [LIBERTAD Y CONDENA] © +18 TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora