Capítulo Ocho.

1.5K 190 2
                                    

Un peso relativamente ligero sobre su pecho le impidió removerse a lo que confundido y soñoliento parpadeó mirando al techo hasta que su vista se aclaró y pudo notar una mata de cabellos dorados descansando sobre su pecho, al parecer el Omega había abandonado su habitación para mover el sofá más pequeño y así poder acurrucarse junto al de ojos lavanda a quien previamente le había extendido una manta encima con cautela. Rusia sonrió leve y un calor agradable llenó su pecho de respiración calmada, la poca luz que se colaba por las cortinas le indicaba que había anochecido y su Celo casi se había disipado para su alivio aunque al menor aún le quedaba un día completo más pero lo más complicado ya había pasado al menos.

Su diestra bajó despacio hasta el brazo ajeno que lo rodeaba y tras un momento de duda se permitió acariciarlo sintiendo lo suave y tibia que era su piel, eso lo hizo relajarse y continuó hasta que algún rato después el menor se removió despertando por el hambre que provocaba el desgaste de energía.

-Buenas noches.. -Habló primero el eslavo con un suave tono ronco cuando sus miradas se conectaron, notando que el de ojos esmeralda se encogió avergonzado y entonces cayó en cuenta que tenía puesto el abrigo que él se quito cuando su propio Celo lo comenzó a asar en la mañana- ...Puedes conservarlo si eso te hace sentir mejor..

El menor no dijo nada pero asintió despacio moviéndose al otro sofá de una plaza abrazando sus piernas cubiertas por la ajena prenda oscura, Rusia retuvo una pequeña sonrisa boba que se le formó apenas su corazón comenzó a latir con fuerza.. por lo que optó por disimularlo levantándose para ir a la cocina bajo la atenta y mal disimulada mirada ajena de quien se asomaba tras el sofá. Trató de concentrarse e hizo un par de sándwiches con muchos tipos de embutido y otras carnes con cremas que encontró en el refrigerador casi babeando por el hambre pero se esperó hasta sentarse nuevamente frente al Omega de mejillas coloradas tendiéndole uno de los platos, el cual tomó rápidamente apenas el olor de la carne llegó a su delicada nariz y su estómago se revolvió hambriento.

El mayor quedó encantado cuando lo vio darle una gran mordida al sándwich, pues de los Omegas que había visto en su vida obviamente incluyendo a su padre China, todos estos comían con cuidado las cosas. También disfrutó del suyo en el silencio sin tensión que había pues ambos estaban cansados y con un hambre de mil demonios, lo cual le recordó que aún no sabía mucho del alemán.

-..Y... ¿Qué otras cosas te gustan además de las galletas de frutos?.. -El azabache lo miró curioso y esperó por su respuesta hasta que terminase de masticar, notando que tenía unos colmillos pequeños-.

-Me.. gustan las tartas y cualquier tipo de postres, más los que tienen cerezas o manzana -Alemania se relamió la comisura izquierda para limpiar la pequeña mancha de kétchup que tenía, estar comiendo algo tan delicioso lo había relajado y podía hablar como si estuviese con otros de su casta-.

-Dulces eh, aunque también te vez como un buen carnívoro.. ¿Qué opinas de los filetes? -Intentó bromear un poco mientras recolectaba información, tal vez.. podría invitarlo a comer o algo que se le ocurriera-.

-...Si me gustan mucho todos los tipos carne que sea asada.. -El más bajo enrojeció un poco pero decía la verdad, cuando era pequeño en casa siempre las comidas llevaban mucha carne de todos los tipos sin importar su valor y era un carnívoro por excelencia-.

-Entonces.. Ah, ¿Te gustaría ir.. a comer hamburguesas conmigo el Jueves luego del trabajo?.. -Ahora era el Alfa quien se enrojecía cual niño, sus manos temblaron un poco de los nervios pues aunque sonara ridículo, nunca había salido a ningún lado con nadie que no fuese su manada familiar-.

-Claro, pero.... permíteme invitar a mi, te lo debo por esto.. -El tricolor apretó un poco los labios esperando una respuesta, sabía que los de su casta podían llegar a ser algo tercos con cosas así y prefería avisar antes de pasar un mal momento-.

-Con tal de que salgas conmigo acepto hasta comer vegetales -Soltó con una sonrisa boba el mayor hasta caer en cuenta de lo que había dicho, a lo que se cubrió el rostro con una mano deseando que la tierra se lo tragara un rato- Quiero.. quiero decir, gracias por aceptar, Alemania...

El nombrado dejó escapar una momentánea risa baja y volvió a comer lo que quedaba de su sándwich, su pecho tenía otra vez esa sensación extraña pero cálida que aparecía cada vez que el ruso hacía algo e instantáneamente parecía derretirse ante él. Algo dudoso decidió bajarse con cuidado de su sofá pequeño para pasar al de tres plazas junto al que lo miró atento pero no dijo nada más y solo se limitó a acomodarle un poco el abrigo sobre su hombro izquierdo que se había descubierto un poco durante el cambio de lugar, los ojos del Omega emitieron un ligero brillo observándolo por esa simple acción....Rusia era una buena persona, un.. buen Alfa.

Un Buen ALFA (RusGer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora