Capítulo Sesenta y Tres.

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Había retirado los guantes negros de sus manos para poder atenderlos con cuidado, no habían contemplado el hecho de que habían otras personas además de guardias en el rascacielos, así que ahora se estaba encargando de curar sus raspones mientras oía los reportes de sus Colores a través del audífono.

-¿Necesitas más gasas Dos? -El anglofrancés miró el impecable trabajo hecho en los dos Omegas inconcientes, el de piel amarilla le recordó a cuando vino por primera vez al rascacielos ahora en llamas voraces-.

-No te preocupes, he terminado, puedes seguir con cuidado.. -Dijo cerrando su propio estuche en la cadera donde todos llevaban un botiquín pequeño en caso de emergencias como esas-.

-Se parece un poco al Alfa que está con mi hermano.. -Canadá habló mientras salía de la pequeña oficina en la que se habían metido cuando fue llamado para asistencia- Croacia me dijo que América trabajaba aquí como jefe de seguridad, lo he estado buscando pero al parecer debe estar en la plaza.

Sombra Dos quedó en silencio luego de que saliera, mirando nuevamente al de traje polvoriento.. cuando se vieron este se desmayó del miedo así que sacó a ambos de allí con ayuda de Rojo, no estaban muy lejos del décimo nivel así que estarían seguros hasta que las pocas explosiones que quedaban terminasen.

-Miles de Omegas inocentes apresados y abusados, cuyos hijos les fueron arrancados de sus brazos en contra de toda su voluntad, miles de niños perdidos y vendidos al mejor postor. -La voz de máscara negra seguía hablando con rabia mientras en pantalla nadie podía quitar todas las fotos de lo que se mencionaba, la crudeza de la realidad congeló a muchos y otros comenzaban a sentir ira por tal inhumanidad- Cientos de Omegas de apenas madurez usados como incubadoras sin piedad, Gammas y Deltas abandonados en la basura como si no tuviesen valor en esta vida.

Todo el estés y tensión de ver en televisión lo que sucedía afuera hizo que el nipón menor comenzara labor de parto una semana antes de la fecha indicada por el doctor, pero estaba más desesperado por saber en dónde estaba su esposo que no respondía sus llamadas.

-Hijo respira, calma, él no ha estado esperándote todo ese tiempo para ahora dejar que un grupo de terroristas le impida estar con ustedes -Imperio tomó a su adorado hijo en brazos y lo llevó hasta la sala donde buscó su móvil para llamar a una ambulancia-.

-¡Pero no me contesta, papá, no me contesta! -Lloró con desespero abrazando su gran vientre, sintiéndose desprotegido y tembloroso ante la idea de perder al hombre que tanto amaba desde niño-.

-Mi vida calma, sabes que es un hombre fuerte que no le tiene miedo a nada, ¿Recuerdas cómo se burlaba de mi cuando lo perseguía con la katana? -Sus manos con cicatrices acariciaron despacio el cabello de su hijo para intentar tranquilizarlo en lo que esperaban a ser trasladados- Él ha enfrentado sin miedo su dura vida solo por ti, así que confía en que él está bien, ya llamará cuando tenga la oportunidad porque es una situación difícil.

Japón miró a los ojos del mayor y asintió tembloroso aferrándose a sus brazos como cuando era un cachorro, su padre nunca mentía y además le estaba entregando toda su confianza al europeo quien después de todo se la había ganado con creces.

Los ojos del territorio estaban en aquél grupo verdugo, todos al fin se enteraban de todas y cada una de las cosas que vivieron y vivían otros de sus propias mismas castas, pero eso Estonia ya lo sabía.

Él al igual que Crocia y muchos otros niños habían pasado su infancia en criaderos hasta que fueron rescatados por la OCOI, a pesar que él decidió no participar en sus planes estaba agradecido por las oportunidades que le dieron desde ese entonces.

-¿Necesitas otro biberón para Helsinki? -El nórdico entró despacio a la habitación llena de adornos blancos e infinidad de peluches tejidos en tonos pastel en donde su ahora esposo estaba sentado en la mecedora-.

-No, ya se ha quedado dormida.. -Respondió cambiando su expresión a una tranquila dejando a un lado su móvil para acomodar mejor entre sus brazos a la bebé de piel azul claro que descansaba apacible- ¿Tallín ya comió?

-Si, Dina le hizo juegos para que comiera todo el puré, están jugando en el patio con los patos -Inclinándose por sobre el hombro de su pareja para ver a la pequeña dormida tan plácidamente, apenas el mesa pasado habían decidido adoptar dos cachorros y ahora no podían imaginar su vida sin ellos, era todo lo que había deseado alguna vez para su vida en manada- Te amo, Estonia.

-..Te amo, Suomi... -El de ojos oceánicos se estiró un poco para así alcanzar sus labios dándole un beso profundo y tranquilo que terminaron juntando sus frentes, en lo que se le escapaba un ronroneo suave-.

Aquél desafortunado jovencito cuyo cuerpo fue tomado y luego desechado por no poder cumplir con el propósito que le impusieron ahora estaba seguro en su propio cuento de hadas, con alguien que daría su vida por él.

Un Buen ALFA (RusGer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora