Capítulo Seis.

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Los labios temblorosos del germano no pudieron vocalizar así que negó casi rígido intentando mirar solo al rostro conocido para no volver a caer en el pánico, ante eso el más alto se inclinó despacio emanando feromonas de confort para el menor que intentó levantarse del suelo polvoriento con la intención de volver a la seguridad de su hogar así que le tendió la mano hasta que el contrario dudoso la tomó para estabilizarse con sus piernas temblorosas, además del motivo del frío, para darle seguridad el de ojos lavanda se quitó el abrigo para cubrirlo con este notando lo grande que le quedaba pero gracias a eso ocultaba su ropa delgada.

Lo acompañó caminando a su ritmo cubriendo cada cierto tiempo su rastro con su propio aroma para que nadie se atreviera a acercarse, al llegar a la entrada de su casa lo vio más aliviado y con las llaves que había recogido del suelo, abrió la puerta y lo hizo pasar primero mientras se fijaba en la calle por suerte sin otras presencias Alfa, al entrar también fue recibido por una oleada aún más fuerte del Aroma del Celo ajeno impregnado en todo el ambiente que olía a Chocolate y Canela. Eso lo hizo tragar en seco y luchar consigo mismo para retener su salivación inicial a la par de su respiración agitada, tenía que salir cuanto antes de esa casa antes de que sus instintos volviesen a dominarlo. Pero las manos más pequeñas y delicadas lo retuvieron con desespero al notar su intención de abandonar el lugar.

-No, no te vayas por favor, no quiero que regresen por mi -Alemania balbuceó con rapidez volviendo a ser preso del miedo, a pesar de que el otro fuese un Alfa sentía de que únicamente este podría mantenerlo seguro de otro ataque-.

-..Estás en.. en celo, no voy a poder controlarme sin mis supresores -Jadeó el mayor apretando su puño libre para mantener la compostura, sentía tanto calor como en un sauna y los efectos de responder al celo del Omega se hacían más fuertes-.

-No me dejes, Rusia, tengo miedo -El tricolor se aferró al mencionado, en parte por su miedo como por el ligero control de su condición en su cuerpo que necesitaba tener un Alfa cerca, también reaccionando al Aroma ajeno de Tierra mojada y té negro mezclándose con el presente en su casa-.

Rusia se vio agobiado por todas la fuertes sensaciones en el mismo momento, resaltando por sobre todas la necesidad de obedecer la petición del Omega a como diese lugar para hacerlo sentir protegido, incluso si eso significaba torturarse a si mismo para acompañarlo. Resopló casi en un berrinche y rodeó a más bajo con sus brazos usando sus feromonas de confort hasta que pareció calmarse, siendo allí cuando la parte difícil comenzó pues con el olor a miedo disipado el de Celo se hizo más fuerte, sus cuerpos se sentían como dos volcanes hirvientes y sin poderlo soportar más el Alfa lo tomó en brazos alejándose de la sala hasta la única habitación abierta para soltarlo sobre la cama y en el mismo segundo entrar a la otra puerta cercana que tras cerrar notó que era el baño de la misma habitación principal, pero le servía.

Abrió la llave del lavabo y se mojó el rostro dando palmadas intentando calmarse, aunque la incomodidad en su pantalón lo estaba atormentando sin poder llegar a una posición adecuada a pesar de que intentaba a acomodarse hasta que el estrés lo superó haciéndolo sentarse sobre el tapete con el cierre bajo dándole mayor libertad a su pobre miembro demasiado duro ante los estímulos recibidos por su olfato, se apoyó en una pared y debido a su audición fina pudo oír con claridad al rubio revolcándose en su cama entre jadeos bajos. Infernalmente tentando por todo a su alrededor apenas notó cuando ya se estaba dando consuelo a si mismo al mismo ritmo de los jadeos ajenos, sintiéndose como un degenerado cuando se le escapó un gruñido excitado, que sorpresivamente obtuvo una respuesta del lado contrario en forma de gemido suave. El mundo se le vino encima con todos los instintos gritándole que abriese la maldita puerta para tomar al Omega y establecer un Lazo, pero eso iba contra toda la educación que le habían dado, ninguno de ellos estaban pensando con claridad por las hormonas.

Mordió la pequeña toalla de manos cercana y siguió masturbándose para contrarrestar sus instintos porque de otra manera no podría calmarse, mucho menos cuando el menor gemía de esa manera como si lo estuviese llamando con él a la cama. Apenas se conocían y quería cortejarlo de una manera apropiada, no por calentura de un celo que seguro solo disfrutarían ese momento antes de volver a ser simples conocidos que no podrían ni mirarse, la sensación de una presión aumentando en su estómago le hizo saber que ya estaba cerca al final por lo que aumentó el ritmo de su mano hasta que en medio de un gemido ronco el semen manchó sus dedos dejándole algo de culpabilidad.

-Esto va a matarme antes de la noche.. -Suspiró limpiándose con papel higiénico tras haberse quitado la toalla de la boca, la había deshilado en algunas partes debido a la fuerza de su mordida, se acomodó la ropa y al ya no oír más ruido del otro lado abrió la puerta con cuidado-.

El rubio estaba profundamente dormido enredado entre sus mantas con las mejillas enrojecidas pero a simple vista tranquilo, así que salió silenciosamente de la habitación hasta llegar a la cocina para revisar qué había de comer pues moría de hambre y estaba cansado. Debido a su promesa no verbal al Omega no podía dejarlo solo hasta que su Celo terminara, lo cual significaba tener que quedarse en el infierno... ya luego pensaría en cómo explicarle a sus padres para que no lo mataran al volver. Le dejó un mensaje corto al líder de su manada familiar para decirle que se ausentaría esa noche de casa por algunos motivos que luego aclararía y que estaba bien, luego se dejó caer en el sofá de tres plazas y revisó los canales en volumen bajo hasta que se quedó dormido.

Un Buen ALFA (RusGer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora