Capítulo Trece.

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Cargando las bolsas de sus compras pagadas por Alemania a pedido del mismo, llegaron al edificio lujoso donde estaba el hogar de su tío mayor en el último nivel siendo este un penhouse, el Omega le mostró la tarjeta de identificación colocada en el llavero al recepcionista Beta y este los dejó entrar, tomaron el elevador marcando el botón correcto y trató de recordar cuál de todas era la llave de la entrada principal hasta que dio con ella y pudo abrir la puerta que se mostró frente a ellos. Dejando ver un departamento moderno bien decorado con cosas en su mayoría claras como era el gusto de su tío y se adentraron más para dejar sus cosas sobre la isla de la cocina antes de buscar el baño principal para lavar sus manos, debido a su distracción observando el lugar el ruso dio un ligero salto del susto cuando algo pasó por su pierna para luego notar que se trataba de un gato persa tan peludo que parecía un pompón.

-Hola, Helligkeit -Saludó el de piel amarilla con una sonrisa arrodillándose para acariciar a la felina que tras reconocerlo comenzó a ronronearle gustosa, no por nada se llevaban conociendo ya diez años-.

Mientras tanto un reflejo llamó la tención del Alfa, fue cuando al fin pudo ver fotografías en donde aparecía su tricolor en compañía del otro y algunas personas más que tenían los dientes incluso más afilados que ellos, por lo que con curiosidad disimulada se acercó al estante, las fotografías donde él estaba parecían ser antiguas por alguna razón pues en todas se veía casi como un niño que aún sonreía ampliamente y eso sin duda llamó su atención.

-..Son de... antes de descubrir mi casta.. -El de ojos esmeralda musitó notando hacia dónde miraba el más alto luego de un rato quieto y en silencio, al subir la mirada dio con los porta retratos que su tío aún conservaba-.

-...¿Pasó algo malo con eso?.. -Rusia habló en tono bajo al notar su mirada desanimada, mil opciones posibles pasaron por su mente.. desde algún tipo de ataque ajeno hasta algún accidente de su familia luego de esas fotos-.

-Todos.. debíamos ser Alfas... -Sus palabras fueron seas, en su mente al unísono oyó a su padre también.. con aquella misma frase que le gritó e hizo, los Alfas eran la cima de la cadena.. ellos no eran.. marcados como objetos-.

-¿Hm, pero qué había de malo?.. mi padre URSS siempre dice que los Omegas son los pilares del mundo, por que sin ellos no existiríamos.. -El mayor se giró para verlo de frente al sentir ya que comenzaba a emanar olor a tristeza, eso instantáneamente lo ponía ansioso generándole la sensación de que necesitaba hacer algo para protegerlo de lo que sea-.

-Eso es muy bonito.. pero mi padre no piensa así, tuve que irme lejos y.. no sé qué sucedió con mi madre mucho antes... -La voz del alemán se quebró ligeramente, apenas podía recordar el rostro de aquella delicada pero amorosa mujer que lo trajo a la vida, su.. padre la había "Adquirido" para procrear cuando las leyes favorecían sin balance a los Alfas antes de que ONU llegara, a él no le importó decírselo sin pena alguna cuando apenas era un niño de ocho años-.

-..¿Es por eso que no te agradan los Alfas, verdad? -Murmuró el azabache procesando que probablemente aquél hombre le había hecho algo además de echarlo de casa, eso le hizo sentir rabia en el corazón pero también extrañeza respecto a su caso- ...Pero, ¿Por qué yo..

-No lo sé, solo... comencé a sentirme seguro en algún punto.. -Alemania alzó un poco los hombros y rascó su mejilla con su diestra, tampoco se había detenido a pensar en eso pero tal vez la explicación más lógica que se le ocurría era porque lo protegió aquella tarde, lo fue a buscar sin rastro alguno de duda y en su mirada se veía autentica preocupación-.

-Entonces seré yo quien te proteja de todo lo que me pidas. -Con el corazón cálido ante las palabras del contrario, el más alto tomó sus manos dejándolas entre las suyas en un cello simbólico de lo que decía con tanta seguridad- Te lo prometo.

El Omega, con el corazón en las manos, lo miró a los ojos con los suyos volviendo a brillar.. en ese momento tal vez todo su nerviosismo restante desapareció ante esa promesa sincera. 

Sus delicadas manos tomaron la diestra del de piel roja y la hicieron tocar su pecho donde le permitió sentir su corazón latiendo de manera profunda, "Cuídalo.. porque ahora te pertenece.." y aquél Alfa lo rodeó con sus brazos con sumo cuidado mientras el suyo latía desbocado hasta que tomaron el mismo ritmo. No todos los lazos se formaban únicamente por una mordida.

Un Buen ALFA (RusGer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora