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Leila •

- Yuos, tía, quería ir de fiesta pero... que perezote más raro me acaba de entrar. - dijo Zayra.

- ¿Verdad? A mí también.

- ¿Nos quedamos a dormir en mi casa?

- Vale

Cuando llegamos a su vivienda me puse un pijama y fuimos para su cuarto.

- ¿Y cómo vas con el tío aquel?

- Bien, hoy lo vi

- ¿En dónde?

- En mi casa.

- ¿Ya hicieron cositas?

- Sí, tía, madre mía como folla.

- Jura

- Te lo juro, y yo pensando que era virgen, como es musulmán.

- En fin...

- ¿Y tú qué?

- Comiendo chichis.

- Sin más.

- Chocho por aquí, chocho por allá - alzó sus cejas.

- Está bien, compromiso ninguno, yo no puedo ser así.

- Nosotras somos muy diferentes y aún así nos llevamos bien.

- Porque nos complementamos.

- Los polos opuestos se atraen.

- Eso dicen.

- ¿Y cómo fue todo? Con detalles.

- No me acuerdo perfecto pero más o menos, fue que estábamos tentándonos, en mi cama, y surgió, es súper atento en la cama, una cosa que me gustó es que... - me interrumpió.

- A saber, porque tu eres más rara que un perro verde.

- Cállate, no me interrumpas, lo más que me gustó de él es que es muy detallista, en plan, cualquier mueca que me salía, él ya sabía porque la hacía y qué hacer.

- Eso me mola

- Ese me mola - la correguí.

- A mí es que una polla, no, gracias.

- No lo jures - reímos.

- ¿Puedo pasar? - preguntó su madre tocando la puerta.

- Sí, mamá, pasa.

- Hola, Susi - la saludé.

- Hola, amor de mi vida, ¿cómo estás?

- Bien, te tengo que poner al día.

- ¿Sí? Ven, vamos al salón, te hago una comidita y me cuentas.

- Vamos - me levanté de la cama, dejando a mi mejor amiga sola.

Me diriguí a la cocina, donde ayudé a Susana a hacer la comida mientras le contaba.

- Me estoy viendo con un chico.

- ¿Para algo serio?

- Por mi parte sí, y por la de él... no sé, es que es muy confuso, en plan, no me dice nada, solo me devuelve las preguntas y me deja con más intriga.

- ¿Cuántos años tiene?

- Él 21

- Y tú 20, aún son jóvenes para algo serio, pero yo te conozco a tí, Leila, y sé que para una noche tú no eres.

- Por eso, y mi miedo era follar con él y que me dejara de hablar.

- ¿Y te ha dejado de hablar? Porque supongo que ya lo habrán hecho.

- No, si hoy mismo estuvo en mi casa, ha ido dos veces a la mía, yo a la de él nunca.

- ¿Por qué?

- No sé, supongo que porque mi casa es más grande.

- ¿De que barrio es?

- De La Florida

- ¿Otro más matado no había?

- No - reímos.

- Ay, Leila.

- Y él vive solo, creo, no sé, porque también me ha contado algo de que la familia está en Londres.

- La casa de uno es su guarida, ¿es desconfiado, verdad?

- Sí, es callado pero no llega a ser aburrido, habla lo que tiene que hablar.

- Esas personas al principio parecen insoportables pero luego son las mejores, personas sabias, pienso yo, para saber lo tendré que conocer.

- Claro, pero casi siempre las personas calladas son listas, y zorras tambien.

- No fallas en eso - reímos.

Confusión {Beny Jr}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora