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• Leila •

Con Morad y Roge entramos a la prisión, vimos a Issam hablando con Beny, ambos parecían muy confundidos.

- ¿Qué pasó? - preguntamos cuando nos sentamos.

Los tres chicos estaban enfrente nuestra, ya que yo me senté al lado de Beny.

- No sé, anoche estábamos en la calle, nos paró una policía más rara, que esos no parecían policías, me dejaron durmiendo en calabozo y hoy me dicen que estoy condenado.

- ¿Sabes cuánto tiempo? - le pregunté y asintió agachando la mirada.

- Dos... años - dijo mientras se le quebraba la voz.

Yo suspiré fuerte y me salí de la sala, fui hasta los aparcamientos y me quedé ahí fuera, intentando tranquilizarme, intento que Mohamed no me vea llorar porque se pone muy nervioso, a los diez minutos volví a entrar, aún tenía los ojos rojos, pero no se me quitaban.

- Ya se lo conté a mamá - informó al Sultán.

- Hermano, dos años se van volando - lo animó Morad.

- ¿Y tú que vas a hacer, Koa?

- No sé, pero algo haré.

- ¿Y de cuanto es la fianza? - preguntó PimPam.

- No hay, y tampoco arresto domiciliario, son dos años en la cárcel - explicó.

Lo miré a los ojos y su mirada se volvío fría y vacía, como la vez anterior.

- Claro, mi amor, no te preocupes, que tú sabes que esto es rápido, cuando menos cuenta te des, ya estás fuera.

- Es que no es fácil, porque no es solo estar en la cárcel, es estar con la gente de aquí.

- Ya pudiste ocho meses, ahora esto es fácil, ya sabes como hacerlo - le dijo Rogelio.

- Pero mira, ¿y qué robo con violencia es el que te pusieron? - preguntó Morad.

- Uno ahí, hermano, que hice con Élite.

- Equipo Élite, el buen grupo...

- Y que lo digas...

- ¿Qué es eso? - pregunté.

- Es un grupo que tenemos los de La Florida, donde hacemos los delitos - me explicaron.

- Ah vale... ya entiendo.

- ¿Puedo hablar con ella a solas? Si nos les molesta - pidió Beny.

- Claro, Leila, avísanos para poder entrar, llámanos o algo.

- Sí.

Cuando se fueron, se viró para mí y puso su mano derecha en mi muslo.

- Voy a estar dos años aquí, encerrado, sin vernos y sin poder hacer nada, todo va a cambiar, no quiero decírtelo, porque te aseguro que me va a doler más a mí que a tí, solo te digo que gracias por estar ahí siempre, y que cuando salga, si quieres, nos volvemos a ver.

- No me digas eso.

- Yo creo que lo mejor es que no vengas más.

- Yo voy a venir, la anterior vez dijiste lo mismo.

- No vengas, porque no te voy a recibir, y no quiero que te enfades, van a ser dos años duros por muchas cosas y tú eres una de ellas, así que sinceramente no quiero verte más, ni oir tu nombre ni tu voz ni una sola vez, porque me conozco y sé que lo voy a pasar mal por tí.

- Ya, te entiendo, lo mejor es dejar lo nuestro.

- Exactamente, yo te quiero muchísimo, Leila, eres de lo mejor, por eso mismo no quiero nada que me recuerde a tí, porque aún así no te voy a poder superar, imagínate si vienes siempre a verme, yo lo paso mal, y tú también - negué con la cabeza - no me mientas, sé que no te gusta verme así.

- La verdad es que no, pero lo voy a pasar peor si no te veo en dos años.

No lo aguanté más y las lágrimas se me salieron.

- Los primeros meses sí, pero cuando me superes y estés con un chico que de verdad te valore, ahí capáz ni me vienes a ver cuando salga, y no te juzgo, porque en dos años la vida cambia mucho.

- No, yo te espero, no me importa. - agaché la cabeza.

- Pero a mí si me importa que tú estés bien - me agarró del mentón y me lo subió - mírame cuando te hablo, no vengas más, amor.

- ¿Ni un día solo a la semana o algo? para verte aunque sea.

Negó con la cabeza y sentí una presión en mi pecho, esta vez si me lo estaba diciendo de verdad.

- Yo vengo, si no me recibes es tu problema.

- Hasta que te canses de venir.

- Eso nunca.

- Dame un beso anda - le di un pico - no te quiero ver llorar nunca y menos por mí, ¿vale?

Asentí con mi cabeza y nos besamos.

- ¿Me voy ya? - le pregunté mientras me levantaba.

- No - me agarró de la mano y me sentó - hoy quédate.

- ¿Todo bien? - nos preguntaron los chicos.

- Sí, siéntense ya - les dijo Beny.

Estuvimos una media hora ahí, yo no volví a hablar, solo pensaba, Beny hacía contacto físico conmigo, ya sea poniendo su mano en mi muslo, pasando su brazo por mis hombros, tocándome el pelo o haciéndome caricias.

- Adiós, chicos - se despidió Moha de ellos.

- Adiós, mañana venimos - le avisó su hermano.

Me iba a ir con ellos pero Beny se levantó y me agarró de la muñeca.

- Dame un último beso.

- Es que no lo asimilo, este no va a ser el último, porque mañana pienso venir, y pasado también.

- No seas tan negada, Lei, no te aferres.

- Me da igual.

- Está bien.

Nos dimos un beso largo y luego me fui, nos montamos los cuatro en el coche con un silencio incómodo, hasta que a los dos o tres minutos, Morad decidió hablar.

- ¿Qué te dijo Beny, Leila?

- Que no fuera más, porque no me iba a recibir ya que si me ve se le hace más difícil - expliqué.

- Hombre... en parte tiene razón.

- No te rayes, Leila, yo conozco a mi hermano, y eso lo dice por hacerse el hombre, mañana vienes con nosotros y va a hacer como si nada - me dijo el Sultán.

- Es que no sé, Issam, parecía tan serio.

- No te rayes.

Confusión {Beny Jr}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora