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• Leila•

Me estaba vistiendo ya que mi hermano Brayan me iba a llevar a ver a Beny, luego él me recogería, después de lo que me digo Issam tengo esperanzas de que si me acepte la visita.

(...)

Llegué y le avisé al policía que estaba allí.

- Hola, vengo a ver a Mohamed El Riffi.

- ¿Su nombre?

- Leila Santana.

- Vale, ahora llamo a dentro para que lo saquen.

Me quedé esperando hasta que el policía se acercó a mí.

- Leila.

- Dime

- Dice que tú ya sabes lo que él te dijo la anterior vez.

- ¿No puedo hablar con él por el walkie ni nada?

- Él no quiere salir, y si no quiere no lo podemos obligar.

- Vale, pues... muchas gracias.

Salí de la cárcel y llamé a mi hermano para que me viniera a buscar, a los pocos minutos llegó.

- ¡Qué rápido saliste!

- Sí, es que se tuvo que ir porque lo llamó un policía para no sé que cosa.

- Ah vale

- ¿Dónde está papá?

- En la comisaría, creo.

- ¿Me llevas?

- Vale, te espero

Me llevó hasta comisaría, entré, pregunté por mi padre y me llevaron a su despacho.

- Papá, por favor, sácalo ya, te piensas que le estás haciendo daño a él, pero quien peor lo está pasando soy yo - le dije calmada.

- Leila, ¿te obligó a decirme esto?

- ¿Qué dices? ¡No! Él no me quiere ver, lo fui a visitar para ver como estaba y no salió, dice que no me quiere ver en estos dos años porque me quiere superar en lo que está en la cárcel para no echarme de menos, pero yo no puedo más, papá - lloré.

- No llores, hija, lo estuve pensando hoy, y es verdad, ese día no sabías que iba a ir a casa, no es tu culpa, mira - me enseñó un papel - aquí tengo una carta escrita, léela.

- "Yo, Julen Santana, comisario al mando, doy persimo para que el preso 211 del Centre Penitenciari Obert 2, llamado Mohamed El Riffi Hashim sea puesto en libertad sin cargos."

- Solo falta dársela a un juez, que la firme, y ya está.

- ¿Y por qué no se la has dado?

- Pues la verdad es que no sé.

- Dásela, papá, por favor.

- Es que no estoy seguro, Leila, no quiero que ese muchacho se junte contigo.

- Pero si es bueno, nunca me ha hecho nada malo, porque sino ahora mismo no estaría aquí pidiéndote que lo soltaran.

- ¿Le has dicho que lo metí yo en la cárcel?

- No, obviamente.

- Ya salgo y se la doy al juez, que seguro la firma.

- Gracias, muchas gracias - lo abracé - déjame llamar a la cárcel para hablar con él.

- Coge mi teléfono.

Marqué el número de la cárcel y me contestó a la llamada.

- ¿Quién es? - preguntó.

- Antes que nada, escúchame.

- Leila, no me hagas esto...

- Escucha

- No, escúchame tu a mí primero.

- Dime

- Lo siento mucho por lo de antes, al final me arrepentí y ahora se lo estaba contando a mi hermano que estoy aquí con él porque me vino a visitar.

- Pues tengo una buena noticia para tí.

- Sorpréndeme.

- Creo que entre hoy y mañana ya vas a estar libre sin cargos, hablé con mi padre y firmó un papel para que pudieras salir, aún no está nada confirmado pero es lo más probable.

- Joder, Leila, no sé que decirte, soy una mierda contigo.

- No lo jures - dije con ironía.

- Tsss... tonta

- Pues eso, mañana si Dios quiere te voy a buscar, así que ya sabes, reza mucho.

- Muchas gracias.

- A mí no me las tienes que dar, eso es a mi padre.














Venga, para los nocturnos, así les quito el susto.

Capítulo corto pero intenso.

Confusión {Beny Jr}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora