• Leila •
- Ay Dios, ¡qué vergüenza! Yo me voy a ir - dije mientras nos bajábamos del coche.
- No seas boba, mira, están los chiquillos en la calle, vamos a saludarlos.
Nos acercamos a ellos y nos saludaron, a mí me trataron como si me conocieran de toda la vida, no me sentí nada excluida.
- Me duele la barriga de los nervios - dije cuando estábamos en el ascensor.
- ¡Cállate! Si tú con la gente grande tienes labia.
Beny tocó la puerta y escuchamos unos pasos.
- Tú estate tranquila, ella es súper simpática.
- Hola, Mohammed, hijo- se abrazaron.
- Hola, mamá, mira - me señaló ella - ella es Leila.
- ¡Qué niña más guapa! ¿Cómo estás? Yo soy Fatema.
- Encantada
- Pasa pasa - señaló al hermano de Beny - este es mi hijo Sufían.
- Sí, a él ya lo conozco - le dije.
- ¿Quieres algo de comer?
- No, gracias.
Nos sentamos en la mesa de la cocina y ahí estaban sus tres hermanas, las cuales me saludaron y dijieron sus nombres.
- ¿Y ustedes que son? ¿Novios? - preguntó Mariam.
- Qué va, somos amigos.
A Sufián se le escapó una risa y la madre le echó la bronca en árabe.
- No, por nada, mamá, solo que muy amigos no son, vamos a ser sinceros.
- ¿En qué sentido? - preguntó su madre y yo me quedé mirándola.
- Tú sabes, mamá, no hay que hablar mucho - dijo Beny con un poco de vergüenza y todos los reímos.
Empezamos a hablar de nuestra vida, era súper simpática y no paraba de invitarme a comer. Hice tiktoks con sus hermanas y nos pasamos el Instagram.
- Ya nos vamos, te quiero mucho - le dijo a su madre mientras la abrazaba.
- Adiós, guapa - se despidió su madre de mí.
- Adiós, bella. - la abracé - muchas gracias.
- Cuando tú quieras vienes, Leila, como si vienes tú sola, que niña más simpática eres.
- Ay, que mona, ustedes también, todos.
Me despedí de los demás miembros de su familia y nos fuimos.
- Mi madre te quiere más a tí que a mí - me dijo Beny serio.
- ¡Qué simpática es!
- Te lo dije, y tú diciendo: "¡qué vergüenza! Yo me voy". - imitó mi voz.
- ¡Ay!, eso era porque no la conocía, mi niño.
- ¿A dónde vamos?
- ¿Qué hora es?
- Las 23:30
- No sé, ¿tienes dinero?
- Sí
- Pues vamos a comer algo
- ¿A dónde quieres?
- A un italiano.
- ¡Qué raro! - dijo con ironía - ¿Y entonces por qué le dices a mi madre que no tenías hambre?
- Porque me daba mucha vergüenza.
- Eres más tonta.
- ¡Qué te calles! Tú comes fleje, tu madre no te decía nada, pero te miraba como diciendo: "para de comer ya, gordo, me vas a dejar la despensa vacía".
- Esa es mi casa, guapa, toda la comida que hay ahí es mía.
- También es verdad. - subí mis hombros.
Nos montamos en el coche y pusimos rumbo al italiano de simpre hasta que en medio de la autopista nos paró la policía.
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Confusión {Beny Jr}
FanfictionLuego de que lo metieran en la cárcel, ambos se proponen tener una relación más madura, cosa que se les complicará ya que son polos opuestos, aunque se suele decir que se atraen, ¿o no? Las cosas cambian y cada uno se ve forzado a vivir su propia vi...