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Leila

Se acercaba la noche y vi como todos se vestían de negro, con capuchas, guantes y de todo.

- ¿Qué van a hacer? - les pregunté.

- Cosas que tenemos pendientes, a parte de lo de aquel - me explicó Ojos Claros.

- Tú no me habías dicho nada de otras cosas - le reproché a Beny.

- Amor, son boberías, nada más.

- ¿Y a qué hora piensan llegar?

- Buf, eso no sé, pero vamos a intentar llegar lo más pronto posible.

- Bueno... tengan cuidado, ¿qué se supone que van a hacer?

Todos se quedaron mirándose entre ellos.

- No se preocupen, si no me lo quieren contar, no me lo cuenten, solo les digo que se cuiden. - rompí el hielo.

- Ya te cuento yo mañana, mi amor.

- ¿Nos vamos? - dijo Gafia.

- Adiós, princesa, cualquier cosa llámame.

- Eso te lo debería de decir yo a tí, tengan mucho cuidado, no vayan de atrevidos.

- No, amor, tú tranquila - me besó y se fue.

Yo me quedé nerviosa y pensativa.

- Leila - la rubia llamó mi atención - Zayra y yo vamos a salir de fiesta, ¿te apuntas?

- No, muchas gracias, mi vida, pero no tengo ganas.

- Discúlpame por ser enterada pero tía, no te preocupes por tu novio, él seguro que va a estar bien, encima va con cinco amigos que se nota que pase lo que pase no lo van a dejar solo.

- Ya, ya, pero no sé, no es mi novio, o sea, lo es pero no somos nada serio, ¿sabes?

- Sí, te entiendo.

- Es que me da miedo pensar que le puede pasar algo, ellos están loquísimos y no van a salir a fumar porros.

- No te rayes, se saben defender, antes Zay y yo lo estábamos hablando, el muchacho con el que estás - pensó - ¿Benji se llamaba?

- Beny

- Beny, casi acierto - reímos - se nota que te valora muchísimo, y que tiene claro que una mujer lo está esperando en casa.

- Él es súper buen niño conmigo, con los amigos, con su familia - suspiré - pero como que no se centra, está todo el día trasteando, y yo a veces se lo digo y se molesta, en parte lo entiendo, porque es su vida y yo no mando en ella, pero tiene que empezar a comprender que se lo digo por su bien, porque hay veces que pienso que él cree que yo no quiero que esté en la calle y que esté siempre conmigo, pero no, es al revez, yo amo que esté con sus amigos, me encanta ver esa sonrisa cuando se ríe con ellos, ¿sabes?, a él eso lo hace feliz.

- Sí, como que le falta madurar en esa parte y empatizar contigo.

- No, tía, no es que empatice conmigo o no, yo no le digo que deje de liarla porque me sienta mal, se lo digo para que no lo vuelvan a meter en la cárcel, pero se enfada.

- Se nota que es un chico con mucho temperamento.

- No veas.

- Pues eso, nena, tú estate tranquila como él te dijo, que sabes que todo va a estar bien, igualmente cualquier cosa nos llamas a mí o a Zayra.

- Vale, bella.

- Oye, y sé que no te hace mucha gracia que me quede aquí porque no me conoces de nada, pero te lo agradezco muchísimo y te aseguro que no te vas a arrepentir, que no te de vergüenza si no te gusta algo y dímelo, la base de la convivencia es la comunicación, y en eso las tres estamos de acuerdo.

- ¡Qué mona eres! - nos abrazamos.

- Vámonos, Day - dijo mi mejor amiga.

- ¡Qué culazo! - exclamé al verla y ella me perreó.

- Adiós, bombóm - me dió un pico - cualquier cosa llámanos.

- Sí, pásenlo bien, y tengan cuidado.

- Adiós - se fueron.














Para los nocturnos.

Confusión {Beny Jr}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora