Prólogo 2/3

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Gracias a quienes han leído 💗

Liam, hijo del matrimonio Smith, sus madres Karen y Anel. Desde que ambas mujeres se casaron, tuvieron muchas dificultades para poder concebir un bebé y fueron años de mucha desesperación pareciendo todo inútil. Tiempo después y gracias a una inseminación artificial, Karen pudo quedar embarazada.

Karen y Anel eran dueñas de una pequeña empresa en crecimiento de arquitectura.

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Desde pequeño, Liam demostró su alegría y amabilidad con los demás y eso no hacía nada más que ganarse el amor de todo aquel que lo conociera.

Cuando el castaño tenía apenas doce años, conoció a la que sería su primer amor, Vanessa.

Se conocieron en un curso de natación, ambos de la misma edad. Conforme pasaba el tiempo, se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común, les gustaban los mismos géneros musicales, las mismas bandas, los mismos programas de televisión, incluso compartían el sueño de ser grandes arquitectos un día.

Fueron mejores amigos por tres maravillosos años, se tenían un cariño tan puro y grande, que a los pocos días de que Vanessa cumpliera sus 15 años, Liam le pidió que fuera su novia.

La relación de ambos pequeños fue apoyada tanto por los padres de Vanessa, como por las madres de Liam. Eran una pareja muy linda, siempre brindándose respeto entre sí y con una extrema confianza.

Así pasaron tres años y medio, ambos se encontraban estudiando una carrera de arquitectura, todo iba realmente bien, no podían pedir absolutamente nada más.

Pero todo cambió el día del primer desmayo de Vanessa. En su momento, no le dieron la gran importancia ya que lo relacionaron a algo debido al estrés de la escuela. Las preocupaciones empezaron a estar presentes cuando los mareos y los desmayos eran más recurrentes. Le siguieron dolores de cabeza muy fuertes e incluso convulsiones.

Después de realizar muchos análisis, le detectaron un tumor cerebral, la noticia fue más que impactante para los más allegados a ella, pero para Liam, para él fue la peor noticia que jamás hubiera querido recibir.

Usaron todo el tratamiento disponible, pagaron en los mejores hospitales con los mejores especialistas, pero nada funcionó.

El día en que Vanessa murió, Liam ni siquiera lloró, no mostró ningún tipo de emoción, llevaba preparándose para algo así durante mucho tiempo.

Fue el día del funeral, en que Liam se rompió como jamás lo había hecho, fue aquí cuando se dió cuenta de que la persona a la que más había amado, ya no estaría jamás en su vida. Ya no habrían más fines de semana para pasar juntos, ya no más reuniones en la escuela para hacer la tarea, todo lo que alguna vez pudo haber planeado junto a ella, ahora era imposible.

Liam tuvo que dejar la universidad debido a la fuerte depresión por la que pasó, sus madres lo internaron en un centro de rehabilitación ya que intentó suicidarse en más de una ocasión, estuvo poco más de un año ahí dentro.

Al salir de aquel lugar, Liam retomó sus estudios y se graduó con honores.

Lamentablemente, jamás volvió a ser el mismo, era rara la vez en que se le veía sonreír. Él único que podía causar algo así, era su mejor amigo Louis, a quién conoció tiempo después de retomar su carrera.

También era sabido que jamás pudo estar en una relación estable, todas terminaban en menos de un mes.

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Al cumplir los 25 años, empezó a trabajar en la empresa familiar, que ya no era tan pequeña como antes, de hecho les había ido muy bien y comenzaron a asociarse con otras empresas importantes.

Comenzó tomando algunos contratos simples, era de la idea de empezar desde abajo, como cualquier otro arquitecto recién contratado, no iba a tomar privilegios por ser el hijo de las dueñas, él se ganaría su lugar.

El tiempo pasó, un año para ser exactos, y Liam ya se había ganado un puesto importante, logrando cerrar un pequeño contrato con una empresa extranjera que llegaba a expandir su negocio a Londres, siendo él, encargado de todo el proceso.

Como celebración por éste gran logro en tan poco tiempo de ejercer su profesión, organizó un evento, en donde no solo invitaría a los dueños de aquella empresa, sino de otras más y con suerte podría cerrar más contratos.

La celebración iba de maravilla, la comida que ofrecieron era variada para todos los gustos posibles, bebidas de todo tipo, el servicio que ofrecían era de mucha calidad, y ni hablar de todas aquellas personas que hablaban de los deliciosos postres que se repartían.

Todo estaba por acabar, Liam se encargó de terminar de dar los cheques necesarios a aquellos a quienes contrató para todos los servicios.

Entonces se encontró con la mirada del hombre que sería su nueva razón de existir, aquella persona a la que amaría y con la que sería feliz por mucho tiempo.

Llamada perdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora