Dua Lipa

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Agarré los helados y como pude saqué el billete para pagar. ¿Podría haberlo hecho al revés? Sí, pero me gusta complicarme la vida siempre.

-Quédese el cambio. - sonreí amable y salí con los helados.- Toma mi amor.

Me agaché y le di el helado a mi hija.

-Con cuidado de no mancharte.

Ella asintió y comenzó a comerlo manchándose toda la cara, negué riendo y saqué una toallita para después.

Íbamos caminando hacia un banco del parque cercano.

-Mamá, mamá, ¿puedo ir? - señaló con su manita el parque.

-Primero termínate el helado.- comenzó a darle bocados. - Cariño despacio, que luego te duele la cabeza.

A veces pienso que es igual de cabezona y bruta como lo es su padre.
Rodé los ojos al pensarlo y seguí comiendo mi helado tranquila.

Mi hija terminó su tarrina y dispuse a limpiarle la boca cuando sentí algo caliente escurriendo por mi pierna, fruncí el ceño y mire abajo encontrándome con un perro meándome la pierna.

-¡Luci no! -una chica se acercó a nosotras agarrando a aquel cachorro.

-Mamá, mira se te ha meao un perro.

-Rose no digas esas cosas y sí, ya se que un perro ha hecho sus necesidades en mí.

-Mierda, lo siento mucho, es un cachorro y aún le falta educación. Déjame ayudarte. Puedo comprarte otros pantalones o llevarte a tu casa, no sé.

La miré por unos segundos percatándome de aquella belleza que portaba.

-¡Mamá!

-Eh... no, no hace falta. Todo bien.

-Insisto, quiero ayudarte.

-Pues... llevarnos está bien. - mire a mi hija que se notaba algo agotada por el día que llevábamos.

Asintió y con su cachorro en mano comenzó a caminar.
Me levanté agarrando de la manita a mi hija y caminando tras ella.

-Amm... ¿y viven muy lejos? - preguntó de camino a su coche.

-A un par de manzanas. - ella asintió.

Llegamos a su coche y fui en la parte trasera con mi hija, al no tener sillita algo tenía que hacer para sentirme más tranquila. Le di mi dirección y comenzó a conducir. Miré por el retrovisor el reflejo de su cara apreciando más sus facciones.

-¿Cuántos años tiene? - habló despistándome.

-¿Cómo?

-La niña. - miró un momento por el retrovisor conectando sus ojos con los mios por segundos.

- 4 años. - miré a mi hija la cual se había quedado dormida en mis brazos.

-Te ves muy joven. - noté un leve sonrojo por su parte. - Quiero decir, para ser madre...

- Amm... Sí, fue algo imprevisto. - acaricié el pelo de Rose. - Pero algo maravilloso.

-¿Y su padre?

Alcé las cejas por su atrevimiento y creo que ella se dio cuenta por lo que habló de nuevo.

-Lo siento, no quería entrometerme, solo soy muy curiosa.

-Descuida. - vi por la ventanilla y ya habíamos llegado.

-Pues, ya está. - aparcó en la puerta y se giró para mirarme. - De verdad lo siento mucho.

One shots (Famosas y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora