Dejar atrás a mi hija es difícil, pero es la mejor manera de protegerla. Tenemos que acabar con todo lo que represente un peligro para ella. Además, era la única oportunidad que teníamos para dar con esa vieja maldita que no ha hecho otra cosa que dañar todo lo que toca.
Todos teníamos razones de sobra para ir tras ella, por esa misma razón ninguno se quedó atrás. Las alturas dejaron de limitarme o asustarme, se convirtieron en mis aliadas.
Blair, Doce, Leonor y Vladímir venían a mi lado, alineados y juntos como un ejército, mientras que Dereck, Ian y Zaira iban siguiéndonos por tierra, teniendo prácticamente de rehén a Nicolás.
El olor de esa bruja me estaba guiando, pero el lugar en que se percibía más fuerte, era en una especie de entrada subterránea. Era una puerta en metal en medio del bosque, no tan lejos de la clínica. Hasta hace unos momentos estuvo cubierta de tierra y hojas secas. Para nosotros era desconocido, excepto para Dereck e Ian. Ellos conocían de la existencia de ese lugar, lo supe por la forma en que se miraron entre sí.
—Esa mujer supo hacerlo bien — soltó Zaira.
—¡Tú lo sabías! — Ian agarró a Nicolás por el cuello de la bata—. Esa mujer ha tenido acceso directo a la clínica. Significa que ha estado debajo de nosotros y en nuestras narices todo este tiempo y tú estuviste encubriéndola.
—Claro, así fue que infectó a Benjamín y Jenny, porque tenía acceso a la clínica. Alguien la ha estado ayudando… — alegó Dereck.
—Ellos estaban planificando unirse. ¿Aún les puede parecer raro que se hayan estado comunicando y ayudándose entre ellos? Ustedes dos son de la misma clase— solté.
Ahora entiendo. Por eso pude percibirla cerca cuando estaba peleando con Vladimir, más no verla. Significa que estuvo debajo nuestro todo este tiempo. Tan cerca y a la vez tan lejos.
Ahora mismo no puedo percibir el olor de alguien más, solo el de ella, aunque cada vez más débil. ¿Será que ha estado ahí sola? Entonces, ¿dónde están esas personas desaparecidas?
He perdido la habilidad de rastrear a la hermana de Vladimir también. ¿Será que le hizo algo?
—Tú eres la debilidad de la abuela. Aunque ella diga que no, te necesita. Entonces, tú nos servirás como el cebo — dijo Ian.
—No te preocupes, yo me encargo— Blair intervino—. Tú y yo tenemos una cuenta pendiente.
—¿Eso es todo lo que tienen? — escuchamos la voz de Emilia, proveniente de entre los árboles y todos nos volteamos a buscarla—. Si bien dicen que no se muerde la mano a quien te da de comer — se elevó, saliendo de entre los árboles, cargando a una niña inconsciente, la cual reconocí inmediatamente; era la hermana de Vladimir.
Tengo su rostro grabado en mi mente, igual que la vida tan dura que les tocó vivir y que de eso se aprovechó esa vieja para usarlos a conveniencia. Ahora esta maldita está chantajeándolo para que se vaya de su lado.
Algo anda mal. Soy incapaz de oír los latidos de esa niña. Ni siquiera puedo percibir su olor, a pesar de que no está tan lejos. ¿Qué está sucediendo?
Mis pensamientos se estaban mezclando entre sí; entre los suyos y los míos. Llegó un momento donde no podía diferenciar entre cuál de todos eran mis recuerdos.
—¡Eres una maldita cobarde! ¿Qué se siente escudarse de una niña con tal de salvarte el pellejo? No importa a quién pongas en medio, de hoy no pasas — le sentenció Doce.
—Basta de charlas. No vinimos para eso — dijo Leonor, elevándose a la misma altura—. Tenemos que detener a esta mujer.
—Recuérdalo —ignoró todo lo que dijeron, fijando la mirada en Vladimir—; así como la traje de vuelta a ti, así mismo puedo quitártela.
—No voy a permitir que sigas lastimando a nadie más — Dereck salió en su defensa, dando un paso al frente.
—Miren quien habla; el mismo que se ha llevado por delante a varios por ser incapaz de controlar sus instintos. Lo mismo pasa con todos ustedes. Todos los que estamos aquí, dependemos del sufrimiento ajeno para sobrevivir, así que no me quieran hacer ver como la mala del cuento. Ninguno de ustedes puede ir en contra de su naturaleza. Son animales; y los seres como nosotros, no podemos coexistir sin derramar sangre.
Hubo un repentino temblor y, en solo un abrir y cerrar de ojos, la tierra se abrió. Algo sumamente fuerte y extraño sobresalió de ella, succionando y enterrando nuestros pies en la tierra. Pude notar que se trataba de ese parásito porque no le bastó con habernos arrastrado, buscaba inmovilizarnos tanto de brazos y piernas.
Leonor estaba luchando con tal de ayudarnos, pues era la única que no estaba pisando tierra, pero sus intentos eran en vano. Su fuerza no podía compararse jamás y nunca a la de ese parásito.
Vladimir, Leonor, Nicolás y yo, éramos los únicos que no habíamos tenido ninguna reacción al parásito, pero el resto estaban mostrando ciertos cambios, pues parecían haber perdido el control y sus ojos se tornaron a un rojo intenso. Parecían endemoniados.
Vladimir logró zafarse, elevándose a la altura de Emilia y su hermana. Ese maldito fue capaz de irse de nuevo de su lado, pero esto no se quedará así.
—No se puede evitar lo inevitable. De hoy en adelante no estarán más en las sombras. Le mostrarán al mundo de lo que son capaces.
Ese viejo nos mintió. Ese parásito es capaz de afectarnos de la misma manera que afectaría a alguien que no está infectado.
—¡Eres un idiota, Vladimir! ¡Te dejas manipular fácilmente por esa bruja!
—A ella no la envíes a ninguna parte— Vladimir me señaló—. De ella me encargo yo.
—Ya escogiste al bando que deseas pertenecer, por lo que no tendré compasión de ti — logré zafarme del parásito que amenazaba con inmovilizarme por completo.
Toda mi atención estaba sobre Emilia. No podía permitir que lastimara a los míos por más tiempo, por esa razón me elevé hacia ella. Estaba consciente de que el imbécil de Vladimir iba a tratar de impedirlo, pero esta vez iba a llevármelo por delante si se atrevía.
—No puedes hacerme nada. Tú y yo estamos conectadas. En el momento que deje de existir, tú también lo harás.
Pude escuchar sus palabras en mi cabeza, martillaban de una manera despampanante y absolutamente dolorosa. Me encontraba bajo un intenso dolor, tanto en mis entrañas, como en mi cabeza. Esos recuerdos se volvieron como un arma blanca que jugaba en mi contra y me llenaba de dudas.
Poco a poco mi mente y mis recuerdos fueron drenados, todo lo que veía a mi alrededor lucía desconocido, como si estuviera varada en medio de la nada; a oscuras y sola.
—Yo no soy el verdadero enemigo, Luna — pude oír la voz de una mujer desconocida que, al mismo tiempo, sonaba muy familiar.
Frente a mí apareció un espejo plateado, pero no había un reflejo. No podía verme siquiera a mí misma.
—Son ellos.
El reflejo en el espejo se fue oscureciendo, solo podía apreciar cómo de esa oscuridad se fueron asomando cientos de ojos de color rojo intenso; eran muchos.
De un momento a otro, el espejo desapareció sin dejar rastro alguno, dejándome sola en medio de esos ojos y esas presencias malignas que me acechaban en la oscuridad y que me amenazaban con hacerme daño.
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En las sombras III •Tetralogía Mortal• [✓]
RastgeleUn virus mortal amenaza a la humanidad, levantando una oleada de infectados, cuyo origen para los expertos sigue siendo desconocido. El caos se ha desatado luego de que dos experimentos altamente peligrosos han escapado de un laboratorio secreto si...