En las sombras III •Tetralogía Mortal• [✓]

FINAL: Miedo

Nicolás trató de retroceder aún más, logrando desatar la soga que mantenía sus manos atadas. 

Pensaba que ella iría tras él, pero no hubo necesidad de que lo hiciera, pues ese parásito adoptó la forma de tentáculos y se arrastró apresuradamente hacia Nicolás. Por más que trató de huir, fue en vano.

Esos tentáculos estaban conectados en cuatro lados del cuerpo de Luna. Dos simulando sus brazos, pero que sobresalía de sus hombros y otros dos en la parte baja de la espalda. 

Esos tentáculos se aferraron a los brazos y piernas de Nicolás, arrastrándolo hacia Luna. Cuando la tuvo frente a frente, su expresión se horrorizó. Su fuerza era indiscutiblemente arrolladora e incomparable. 

En ella no noté ni una gota de miedo o lástima por lo que estaba haciendo. Es como si fuera incapaz de sentir algo. Tenía presente en todo momento que ella no era la misma Luna de la que me enamoré, aunque no sé si en el fondo aún quede algo de ella. 

Se me heló la sangre tras ver la sonrisa que se dibujó en sus labios cuando miró hacia mi dirección. No sé si trataba de decirme algo o simplemente lo hacía con algún otro motivo que desconocía. 

Todo ocurrió en menos de un cerrar y abrir de ojos, cuando las extremidades de Nicolás le fueron arrancadas de raíz. Fue algo sanguinario, grotesco y sangriento. Aun después de haber presenciado tal atrocidad, podía oír claramente el crujido de sus tejidos y huesos al ser desprendidos de esa forma tan violenta. La sangre que brotaba de su cuerpo era oscura, tan oscura como la noche misma. Fue impactante para mí. Difícil de asimilar y caer en tiempo. 

No podía articular palabra alguna. En mi cabeza tenía esa escena repitiéndose una y otra vez como un disco rayado. Las salpicaduras, el sonido de lo que quedaba de su cuerpo al caer en la fría tierra. 

Esos tentáculos se sacudieron, arrojando sus extremidades a diversos lugares, mientras que ella se volteó hacia mí. Estaba aterrado, sin poder interpretar su siguiente movida. Era incapaz de descifrar lo que pensaba. 

«¿Acaso seré yo el próximo? ¿Realmente me ve como un enemigo o una amenaza?». Eran las preguntas que rondaban mi cabeza en ese momento, a las que obtuve una respuesta casi inmediata. 

—Soy un peligro para todos, especialmente para ti y nuestra hija. Lo mejor será que me mantenga lejos de ustedes. 

Sus palabras fueron como un puñal en el centro del pecho. Sí, le tenía miedo a esta Luna, porque desconocía hasta qué nivel le habían lavado el cerebro o el daño irreversible que había causado ese parásito en su mente, pero eso no implicaba jamás y nunca que quisiera que se vaya de nuestra vida. 

—Me rehúso. ¿Cómo puedes tan siquiera pensar en dejarnos? 

—Mírame, soy un monstruo. No quiero que nuestra hija me vea así. 

—Buscaremos una solución, pero por favor, no vuelvas a decir o insinuar que la solución a esto es irte. Amari necesita de ti, y yo también te necesito.

—Yo… no quise hacerles daño. Te lo juro. 

—Lo sé. Te creo. 

Su cuerpo perdió la fuerza de repente, se dejó caer y para amortiguar la caída, la recosté de mi pecho.

—¿Qué tienes, princesa?

Vladimir estaba a una distancia prudente nuestra, con el cuerpo de esa niña en sus brazos, pero extrañamente se dejó caer sobre ella también. Supe que algo no andaba bien, pero fue muy tarde que reaccioné. 

Sentí un pinchazo en mi espalda, que me produjo un ligero ardor que fue propagándose con rapidez por esa zona y en todo mi cuerpo. Una debilidad me arropó, veía todo a mí alrededor borroso. Mi cuerpo no pudo resistirlo por más tiempo y caí en el suelo, aún con Luna entre mis brazos e inconsciente.

En ese instante solo oí varios pasos acercarse y alcancé a ver una silueta de un hombre que vestía con un uniforme completamente oscuro y tenía la cara cubierta con un pasamontañas negro. Traía un rifle en la mano, el mismo con el que nos apuntó.

—Hemos neutralizado al objetivo. 

Esas palabras se quedaron grabadas en mi cabeza. Por más que traté de evitar lo que fuera a hacer y de proteger a Luna, mi cuerpo no respondía. La debilidad, el cansancio y los mareos eran tan recurrentes que lo último que recuerdo haber visto, era una inquietante y solitaria oscuridad arropándome por completo y condenándome a no verla más.

PRÓXIMAMENTE ESTARÁ DISPONIBLE EL CUARTO LIBRO... 🤭🌹