CAPITULO XXV: POR CANDY

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El sol de la mañana se encontraba yá en lo alto del cielo, el jóven rubio caminaba de forma apresurada por el pueblo, directo a la humilde clínica en busca del padre de Candy, no había podido dormir tranquilo, sabiendo el peligroso pasado de su pequeña, trató de llegar temprano, pero sus  estudios administrativos, lo habían dejado clavado en el escritorio, no le quedó alternativa, tenía que terminar con sus deberes para poder salir lo antes posible del lugar, además sus ansias por verla también lo tenía nervioso, no sabía si mostrarse ante ella, disfrazado como estaba o arreglar un encuentro con su padre; al llegar se decepcionó por la cantidad de pacientes en espera, si que el médico ahora era el más querido del pueblo, y admiraba su entrega para los más necesitados, sin más tubo nuevamente que esperar su turno, para poder tener un tiempo con el dr, mientras esperaba, alcanzó a ver a un hombre que desentonaba en la fila de espera, se supone que en la clínica llegaban personas de bajos recurso, no entendía que hacía un hombre de presencia aristocrática entre la fila. Mientras miraba al extraño hombre, escuchó a unos de los pacientes quejarse de la presencia del extraño - "debe ser un tacaño" , " no debería estar aquí" , " el médico debería salir a despedir a este hombre", "este hombre quiso meterse para ser atendido rápido"

Los susurros de la gente también habían llegado a oídos el aristócrata, y a pesar de la molestia, no quería salir de su turno, quería hablar con su hermano, que desde que llegó, había tratado de hablar con él, sin saber que los pacientes gritarían de molestia por no respetar el turno de llegada, y su hermano le había cerrado la puerta del consultorio en sus narices diciéndole que esperara su turno, no le quedó de otra que hacer fila para poder entrar a hablar con él.

La puerta del consultorio se abrió saliendo el médico con su paciente de turno, estaba por dar paso al siguiente, cuando alcanzó a ver al vagabundo del día anterior, reconociendo enseguida, pidió disculpas al paciente y llamó al último hombre de la fila. - Albert trajiste lo que te pedí???.

El jóven al escuchar su nombre, se había quedado en duda, pero nadie se dió cuenta por la barba y el bigote que ocultaban su expresión, y al ver más detenidamente el rostro del médico, comprendió que era un pretexto, y siguiéndole la corriente le dijo - si, pero a habido un problema, tardaríamos hablado de ello, estaré esperando a que termines.

El médico se acercó y le dijo - entra las medicinas de los pacientes son más importantes de tratar, me estoy quedando sin medicina, y ellos lo necesitan más. - empujando al jóven a entrar al consultorio, mientras veía de reojo la reacción de los pacientes que no se quejaban, que podría ellos hacer, eran los medicinas después de todo, pero al ver a su hermano, se reía en su interior por la cara de molestia que tenía, por no dejarlo entrar, además él lo conocía muy bien, se había dado cuenta de su movimiento. Pero tampoco podía hacer nada, o terminaría perdiendo su turno.

Ya dentro del consultorio, el médico apresuró al jóven a sentarse y sin esperar a saludar como dicta el protocolo, le hablo directo - gracias por haber venido, justo hoy necesitaba volver a pedirte un favor.

- claro...dime qué pasó?- respondió el jóven.

- necesito que hagas una invitación, a Candy para quedarse en tu mansión, y órdenes a tu tía, recibirla sin quejas.

- mmm...no entiendo por qué mi tía se quejaría?? Tengo entendido que a mi tía le agrada Candy. - habló dudoso.

- últimamente tus sobrinitos leagan han estado manchando la imagen de mi niña ante ella, hoy intenté hablar con ella, pero con solo ver cómo recibió a Candy, me dió la sospecha que no tomaría a bien mi petición.

- bueno hablaré con ella, y cuando seria su mudanza a la mansión.??

- mañana....

- ¡¡ QUE..!! mm...no lo tome al mal, me tomó desprevenido. Eso quiere decir que ya te está preparando para tu viaje a Escocia, Pero por qué la prisa...

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