CAPITULO XXVIII : DE REGRESO A ESCOCIA

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El rocío de la mañana, brindaba al jardín de rosas un ambiente brillante, gracias a la humedad depositada en las flores, junto a la luz del sol que regalaba generosamente sus rayos solares, volviendo el jardín un lugar mágico y de ensueño. Y a pesar de la brisa mañanera, el amante de las rosas, no faltaba al cuidado del legado de su madre, siendo interrumpido por los hermanos, comenzando ambos a discutir animadamente sin darse cuenta que eran observados desde el balcon de la habitación, por la invitada del patriarca, que no perdía detalle de la felicidad de los jóvenes Ardley.

Unos golpes en la puerta, logró sacar de su ensimismamiento a la rubia pecosa.

- ¡¡Candy !!¡¡ Candy!! - llamaban desde el otro lado de la puerta.

- adelante Alice...

La invitación fue aceptada, y tanto Alice como Dorothy entraron enseguida a la habitación a preparar a la jóven, para estar presentable en el desayuno de la mansión. extrañaria a su padre, y lo que más le entristecía es no poder ir a despedirse en el paradero del tren, en sus manos tenía una foto de sus padres adolecentes, que su querido padre le dió para que estubiera tranquila, ambos se veían muy felices en la foto, y se preguntaba por qué estaba preocupado por dejarla, pues el día anterior, después de su paseo a caballo con los jóvenes Ardley, mientras su padre le entregaba la foto, le había dejando con muchas recomendaciones, cómo no salir de los límites de los terrenos Ardley, no estar sola en ningún momento, etc, etc... Ya mismo le parecía estar escuchando a la tía abuela, con la diferencia que él le pedía tener cuidado y ser precavida, y mientras era arreglada escuchaba las risas de los jóvenes que ya estaba entrando a la mansión.

 Ya mismo le parecía estar escuchando a la tía abuela, con la diferencia que él le pedía tener cuidado y ser precavida, y mientras era arreglada escuchaba las risas de los jóvenes que ya estaba entrando a la mansión

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La aglomeración de pasajeros, no dejaba ver su camino, siendo empujado debes en cuando por uno que otro extraño, pues mucho de los recién llegados, se les había hecho tarde llegar a sus compromisos por culpa del retraso del tren y sin respeto y consideración empujaban a cualquiera que bloqueara el camino, siendo el aristócrata, uno más de la víctimas del aglomerado pueblo, hace media hora que el aristócrata había llegado y aún no encontraba a su hermano, esperaba que no faltará a su palabra, y mientras buscaba entre la multitud, terminó perdiéndose en sus pensamientos por un recuerdo que le había llegado de golpe, su guardaespalda había descubierto el lugar de recidencial de su hermano, dejándolo más tranquilo al saber que realmente Lowell no necesitaba de su ayuda y lo que más le sorprendió fué que su hermano había preferido dejar a su desconocida sobrina en la mansión de los Ardley, se preguntaba cómo se relacionó con la esa familia????... Y mientras el adinerado Duque seguía en su búsqueda, no se había dado cuenta que su hermano llevaba mucho tiempo mirándolo dentro de un auto oscuro, cortesía del patriarca Ardley que había decidido acompañarlo al tren juntos con su fiel servidor.

- en verdad confía en su hermano, señor???- preguntó el vagabundo.

- no se preocupe por ello muchacho, solo centrase en cuidar de mi hija...- respondió el médico.

UN DESTINO DIFERENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora