Sorprendida, era poco, Candy se encontraba llena de emociones que recorría su sangre, apunto de explotar, sus lágrimas no cesaban, estaba en shock por la noticia de tu padre, su verdadero padre, le dolió saber el sufrimiento que tuvieron, le dolió saber el fin su madre, le dolió saber que jamás recibiría sus brazos, pero también estaba felíz, saber que ellos siempre la amaron, saber que su padre la dejó por protegerla, saber que el está justo frente a ella, y gracias a él, conoció a personas tan amorosas, que no le importaría volver a regresar al hogar de pony, por qué allí...fué felíz.El médico miraba con temor, el rostro de su pequeña, le dolía ser el causante de sus lágrimas, y poco a poco se acercó a abrazarla, temiendo ser rechazado, pero sintió sus pequeños brazos que también lo rodeaban, mientras contenía sus propias lágrimas.
- te amo papá....- fué lo que escucho de su niña, que le llegó fuerte al alma, y rompió a llorar con ella en sus brazos.
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El día había llegado, el jardín de la mansión Leagan, mostraba su belleza gracias al cuidado y esmeros de los empleados del mansión, pero dentro de ella había un total caos, los sirvientes había ido a encerrarte en la cocina, para no ser víctimas de la ira de la dueña de la mansión, excepto una.
- señora, por favor, escucheme... - mientras seguía los paso de la dueña de la mansión - Esto es un mal entendido, soy inocente de lo que se me acusa. - rogaba una joven mucama.
- INSINUA QUE MIS HIJOS SON UNOS MENTIROSOS...- respondió molesta - MAÑANA MISMO TE IRAS DE ESTA MANSIÓN, REEMPLASARÁS A DOROTHY, ES MI ULTIMA. PALABRA - gritó.
- señora...
La dueña se había retirado a su habitación, dejando a la jóven llorando sin consuelo, no podía creer hasta donde llegó la maldad de los jóvenes herederos de la casa Leagan, una trampa bien planea de esos jóvenes, que lograron lo que siempre quisieron desde el día que ella ingresó, botarla de la mansión, o mejor dicho, lo que lograron hacer ahora, mandarla a México, un país que estaba pasando por una crisis de guerra civil, al ver que la señora jamás la escucharía, decidió salir en busca de su pequeña amiga, que desde que la conoció, crearon un lazo de amistad, aún que siempre que buscaba a Candy también aprovechaba hablar con su padre, quien se mostraba muy amable, e incluso le pareció que se le estaba declarando de manera sutil, pero ella no quería hacerse ilusiones, un hombre como él, jamás se fijaría en una sirvienta huérfana como ella.
Candy había estado asistiendo todas la mañanas sin falta a la mansión Ardley, las clases con la tía abuela no eran fácil, la dama se quejaba de ella en numerosas veces, aunque ella reconocía que siempre se olvidaba de las reglas. Una dama nunca corre, una dama no se ríe a carcajadas, una dama se sienta en postura recta, una dama no debe ser muy espontánea, etc, etc, etc, era un dolor de cabeza para ella,pero ese día había decidido poner más empeño, por su padre, estaba feliz de saber que era hija amada, y que las circunstancias habían sido la causa de que no creciera en su hogar, pero aún así era feliz, su padre la había dejado en un hermoso lugar, y gracias a él tenía dos madres, que habían cuidado de ella, así que decidió no darse por vencida, y sobre todo, su príncipe de la colina, se decía a sí misma que si él está estudiando para asumir la responsabilidad del "trabajo familiar"que no le gustaba. ( solo el Dr David sabía la verdad, y aún no sabía de su regreso) entonces ella, también debería esforzarse para ser una dama, aunque tampoco le agradaba la idea, ella solo quería ser libre, y sin tapujo. El colmo de todo su males era la presencia de los hermanitos, que se encargaban de meter cizaña a la sra. Elroy, que cada vez miraba a Candy con duda, preguntándose en que estaría pensado la dama mayor. Lo bueno es que los jóvenes Ardley estaban presente, y eran ellos los que lograban aligerar la diferentes situaciones que ocasionaban los hermanos Leagan. Ahora se encontraba en casa, esperando a su querido padre, que había salido temprano, por un encargo, antes de llevarla a la mansión Ardley. se encontraba distraída leyendo, cuando unos toques en la puerta la interrumpió.
-¿¿ quién es ?? - llamó la niña.
- ¡¡Candy!!...eres tú?- preguntó.
Reconoció la voz de su amiga Alice, abrió rápido la puerta, encontrando a su amiga con los ojos rojos de haber llorado.
-¡¡ Alice!! - la abrazó - ¿que a pasado?
- ¡ Aahh !! Mi pequeña ángel, solo vine, para despedirme, mañana estaré viajando a México.
- pero por qué?? - insistió.
- por orden se la sra. Su hijos me tendieron una trampa. - empezando a sollozar.
- que hicieron esta vez - fué la voz del padre de Candy que había llegado.
La jóven no quiso preocupar al médico. - no tiene caso, ya está hecho... solo quería despedirme.
- por favor, dime qué hicieron esta vez, confía en mí. - insistió.
Alice no quería que el pensará mal de ella, pero candy la abrazó diciendo - no te preocupes, confía en mí y en papá, él no te juzgará.
Y volviendo a llorar respondió - me culpan de ladrona- hipando - le juro que no hice nada, ellos pusieron las joyas de la sra. En mi habitación y me culparon del robo, ni siquiera había entrado a la habitación de la sra a realizar la limpieza, hoy fue el turno de otra de mis compañeras.- volviendo a llorar.
- renuncia - fue la respuesta del médico. Que sorprendió a la jóven.
- pero... Yo no tengo dónde ir..- respondió dudosa.
El médico no quería delatar aún sus sentimientos, así que sabiendo que su hija la dejaría con los Ardley, mientras arreglaba la situación en Escocia, decidió dejar a su hija con una dama de compañía, dejarla sola en la mansión con tres jóvenes Ardley, no lo dejaba tranquilo, estaría también la dama mayor, pero se había dado cuenta que en algunas ocasiones, ella viajaba a Chicago por asuntos de negocios, quedado los jóvenes solos con los empleados. - te contrató....- mientras veía a su hija felíz por su respuesta.
La jóven se había quedado sorprendida, - dr.... Pero que haría aquí???.
- serás la dama de compañía de mi hija - respondió.
Alice y Candy se miraba la una a la otra, Ambas felices sonriendo alegremente, mientras el médico, se sintió más seguro de dejar a su niña baja la protección de lo Ardley, lo único que le inquietaba eran la presencia de los Leagan, decidió hablar del tema con el jóven patriarca, no quería malos entendidos.
- papá.... - lo había estado llamando - puedo pedirte algo más...por favor....???? - lo decía temerosa de que se negara.
- dime pequeña...-
- podría contratar a alguien más???
El médico se sorprendió - ¿ A quién ??
- a Dorothy...es que si no va Alice a México, enviaran a Dorothy en su lugar...
Al nombrar a la jóven, recordó a una mucama que también era víctima de las injusticia de los niños, y pensando que no sería mala idea, Dorothy y Alice eran jóvenes mayores que los herederos Ardley, y mientras su hija estubiera con mas damas de compañía, más segura sería su reputación. - de acuerdo - y dirigiendose a Alice le dice - vé...empaca tus cosas y te regresas, avísale a tu amiga, mañana empezará su labor...de acuerdo.
- si dr.. - respondió feliz
El médico meneaba la cabeza en forma negativa - Alice ya te dije que podrías llámame por mi nombre, tienes mi total confianza.
- si...doc...digo David...- mientras se sonrojaba.
- bien.. Candy es hora de retirarnos, la sra. Ardley debe estarnos esperando....
- Si papá - despidiéndose de Alice....- no vemos mañana... - corriendo a subirse en el caballo con su padre, comenzando a retirarse.
Alice se había quedado mirando feliz, por la oportunidad de por fin poder estar más cerca de la pequeña Candy, y sobre todo de él.....
( Imaginemos a Candy más grande )
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UN DESTINO DIFERENTE
Fanfictioncandy encontrará sus orígenes,y su vida cambiara para darle la dicha de ser felíz con su principe de la colina....