CAPITULO 50 : LA DESPEDIDA

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La mañana llegó húmedo, el jardín de Lakewood se despedía de las hermosas rosas de la mansión, la estación poco a poco daba la bienvenida al invierno, mientras las dulce candy, aún se resistían a dejarse marchitar, y en la entrada de la mansión el joven Anthony se despedía de sus primos, la matriarca gemía de tristeza , mientras rogaba con la mirada a su querido sobrino favorito para que se quedara, pero el rostro serio del jóven dejaba claro que deberían dejar de insistir, ya su decisión estaba tomada, se iría con su padre, lejos de la familia, y sobre todo lejos de su pecosa, para calmar su estado de ánimo, atormentado por la desilución.

- espero tus carta Anthony, no nos falles.

- no se preocupen...- corto sus palabras para  ver la salida de la pecosa, que llegaba a despedirse, acompañada de su familia y sr. Brown, bajando los escalones se acercó al jóven.

- es una pena que no puedas quedarte, espero me perdones.... - no quería seguir hablando el mismo tema, sabía que lo estaría lastimando más. - me gustaría seguir siendo tu amiga, ¿si estás de acuerdo?.

- ...nuestra amistad seguirá adelante, no te preocupes, solo...te pido...tiempo para superar mis emociones, y todo volverá a ser como antes. - respondió con una mirada triste pero con una sonrisa.

- tomate el tiempo que necesites, estaré esperando tus cartas, estoy segura que encontrará a alguien que te ame con sinceridad, te aseguro que serás feliz.

Acercándose a la pecosa. - puedo abrazarte ?? - pregunto con mucha duda.

- por su puesto - sonrió feliz, con mucha esperanza.

El padre de Anthony se adelantó - nos vamos, gracias por su hospitalidad madam. - saludo serio, no sabía cómo mirar a la matriarca, después de todo ella no era culpable de la muerte de su esposa, pero si no fuera por ella, que insistía que Rosemary se quedará en la mansión, su esposa estaría viva.

- cuide del jóven..

- lo dice la dama que cuidó de mi esposa??.

La matriarca se avergonzó, no tenía derecho a recomendar nada, ella se equivocó - cometí un error, pero no volverá a pasar.

- por supuesto, no volverá a pasar...¡¡Anthony !!- llamó - no vamos...

- sí...- y mirando a todos se despidió y procedió a retirarse, subiendo al carruaje.

-¡¡ NO OLVIDES ESCRIBIRNOS PRIMO...!!- gritaron los hermanos cornwell, mientras agitaban sus brazo despidiendo al jóven.

- ¡¡NO SE PREOCUPEN, NO LO OLVIDARÉ!! - respondió mientras el carruaje cruzaba el gran portón de rosales ya marchitas por el otoño.

Mientras el carruaje se perdía en la distancia, en la mansión en el último piso, en una de las muchas ventana se podía ver una sombra que se ocultaba entre las cortinas.

- espero que lo superes, mi querido sobrino, por qué no pienso renunciar a ella, ni siquiera por tí... Solo ella tendrá el poder de alejarse de mí, pero mientras ella me quiera a su lado, estaré allí, y ni tú y nadie me lo van a impedir.

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El doctor Lowell junto a su padre y hermano habían regresado a la sala de invitados, acompañado por la matriarca que sabía que tenían un asunto pendiente.

- Ahora que los jóvenes están de vuelta en sus habitaciones, quiero avisarle madam, que solo estaré por hoy en la mansión, tenemos que regresar inmediatamente a Escocia para llevar a Charlie ante la presencia del regente, y estoy seguro que  su majestad el rey de Inglaterra querrá estar presente en este caso.- explicó el ex duque.

UN DESTINO DIFERENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora