UN DESTINO DIFERENTE

CAPITULO XVI: EN LA MANSIÓN ARDLEY

La mañana se encontraba con un radiante sol, que se estaba encargando de ir secando la humedad causada por la lluvia que había visitado las tierras de Lakewood, las rosas de la mansión se encontraban radiante de felicidad como si estuvieran preparándose para recibir a un ser celestial.

Un jóven rubio, se encontraba podando sus amadas rosas, herencia de su difunta madre, mientras se preguntaba el por qué su tía abuela tenía a la servidumbre corriendo de un lado otro preparado tanto la sala de visitas, como el comedor, sabía que la fiesta de cumpleaños de la tía abuela estaba cerca, pero aún había tiempo para el festejo. Mientras seguía en su labor, alcanzó a ver a dos hermanos que venían apresuradamente hacía él, traían noticia.

- ¡Anthony! - se acercó el menor de los hermanos - acaso piensas recibir a las visitas tal como estas?? - Preguntó.

- Visitas?? Eso explica el trajinar de la tía abuela.- contestó el jóven.

- será mejor quedes por terminado tu labor, o será castigado por la tía abuela - expresó un jóven con anteojos.

- tienes razón, lo peor que ofenderias a los invitados si asistes así. - concluyó el hermano menor.

- esta bien, solo terminó con esta rosa, no la puedo dejar sin plantar. - respondió.

Al terminar, volvió a su habitación, a estar listos para la visita de la tía abuela.

El regreso de Candy y su padre a Lakewood, fué el final de la insertidumbre en el que el Dr. David se encontraba, rogaba tener tiempo antes de que Randolph los encontrará, y queriendo preparar lo antes posible a su hija, mandó un recado a la mansión Ardley para la matriarca, avisando su regreso por motivos de trabajo y que quería aprovechar la oportunidad para empezar con la preparación de clases de refinamiento y etiqueta para su única hija. La sra. Elroy respondió favorablemente enviando también una invitación a un almuerzo, para presentar a los demás miembros de la casa Ardley.

La sra. Leagan también había sido invitada con su familia a la reunión, pero justo ese día, tenía en su casa la visita de la familia Brighter, y sin esperar autorización de la tía abuela invitó a la sra Brighter a qué los acompañara a la mansión Ardley junto a su hija. Annie, la hija de los Brighter sabía por consejo de su madre que no era bien visto asistir a la reunión sin ser invitados, pero vió como su madre confío en que la sra. Leagan intercedería por ella, lo que la sra. Brighter quería era tener la oportunidad de codearse entre las familias más respetadas y adineradas de la sociedad. Fueron los primeros en estar presentes en la mansión, la tía abuela no le pareció correcto la presencia de la sra Brighter y su hija, pero por no quedar mal a su hijastra obto por dejar pasar la situación, mientras la sra. Brighter se sintió más segura de lograr su objetivo.

Los jóvenes hicieron apto de presencia en la sala y con educación se presentaron uno a uno antes los demás, Annie se había sorprendido de ver al menor de los tres caballeros. Archie Cornwell, que había cautivado sin querer a la menor. la sra. Britter al darse cuenta se sintió feliz, así podría animar a Annie a relacionarse con él y lograr formar parte de la familia Ardley por medio de su hija. Mientras la sra Brighter hacía planes, la llegada de los principales invitados se hacían presente e ingresando a la recepción procedieron a presentarse dejando a la sra. Brighter sorprendida de ver a la mocosa pueblerina, como ella llamaba a Candy acompañada de un apuesto hombre que lo maravillo con solo verlo.

- ¡¡Buenos días!!- saludaba con su radiante sonrisa, estaba tan hermosa que los jóvenes se habían sorprendido de volver a verla.

- lamento el retraso..- se disculpó el médico - salí tarde del consultorio, espero no ofender, sra. Ardley. - expresó mientras hacía una reverencia besando caballerosamente el dorso de la mano de la anfitriona, y procedió solo a unas reverencias más para la demás damas. No quería terminar ilusionando a las sra. así que decidió mantener distancia.