Daisy
Salimos del apartamento de Logan. Por un momento muchas cosas adornaron mi mente de los malos escenarios en los que Logan y yo habíamos estado involucrados y temí, temí porque era alguien que no conocía y no sabía sus intenciones. Pero cuando me dijo que no hicimos nada. Le creí. Por alguna rara extraña razón supe que hablaba con la verdad y lo creí.
Maddie me contó todo y se disculpó muchas veces por haberme dejado sola, se disculpó demasiadas veces, incluso cuando le dije que todo estaba bien. Que no había sido su culpa ni la mía, ella asintió y me abrazó.
No sé si debería sentirme mal o no. Quizás porque no me pasó nada, pasar la página suena como una buena opción. No porque dejé pasar algo por alto significa que se irá de pronto. Pero no me gusta mucho recordar este tipo de cosas porque comienzo a cuestionar que es mi culpa. Respiro profundamente y me digo a mí misma que todo estará bien. Nada de esto va a afectarte. Sigue adelante, no dejes que nadie te diga cosas que solamente tú entiendes sobre ti mismo.
Subimos al ascensor y llegamos al estacionamiento, y Maddie miraba a sus alrededores.
—¿Cómo nos iremos si dejé mi auto en el club? —Maddie se detuvo en seco y chocó las manos.
—¿Ese no es tu auto? —señalé y ella se giró, efectivamente su auto estaba en el estacionamiento.
—Oh, sí... el chico lo trajo.
—¿Viniste con él por voluntad propia?
—Sí —dijo y subimos a su auto cuando un portero nos tendió las llaves—. Gracias. —Le agradeció—. Es que me intimidaba demasiado para negarme, además no me daba opciones de que me alejara. Se miraba tan sobreprotector contigo.
—No digas estupideces —le digo y ella sale de la locación—, sólo nos hemos visto dos veces, no es para tanto.
—No lo sé, es extraño que concuerden en tantos lugares.
—Sí... incluso su apellido se me hace conocido —le digo, recuerdo que he visto ese apellido en una persona, pero no. Hay muchas personas con el mismo apellido—. ¿Qué le diré a mamá?
—Que dormiste en mi casa, siempre lo hemos hecho así.
Asiento y sonrío. Siempre nos hemos cubierto la espalda.
Mientras ella sigue conduciendo pienso en todo lo que pasó ayer, no quiero creer que hubiera pasado si él no hubiese llegado a tiempo. No quiero ni pensar en lo que ese hombre hubiese hecho conmigo, respiro profundo queriendo olvidar ese mal rato que pasé. No pasó nada.
—¿Recuerdas lo que te dije hace unos meses cuando te dije que había visto a alguien muy guapo? —niego—. Bueno, era él. Logan. Lo supe cuando lo vi en la fiesta.
—Oh, Maddie, lo siento yo no quise meterme con él. No lo sabía.
—Está bien —me sonrío—. No es como que me enamoré, solo fue atracción física, además tu y yo somos más que un chico. Disfruta siempre y cuando me pases el chisme.
Río y asiento, minutos después miro la gran casa de mis padres y Maddie aparca. Suspiro y la miró, ella me sonríe y me abraza.
—Todo estará bien, descansa —dice y apoya su frente contra la mía—. Todo está bien.
La abrazo antes de bajar, me despido con la mano y ella igual. Espera que entre y arranca, me apoyo contra la puerta y cierro los ojos. Un carraspeo me hace dar un saltito, abro los ojos y miro a papá de traje con los brazos cruzados en el pecho y su mirada intensa sobre mí. Alza una ceja y me inspecciona.
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Unidos por un hilo rojo
RomantikDaisy siempre tuvo en claro una cosa: ella había planeado un futuro con Gabriel, soñó tener una boda de ensueño, tendrían unos lindos bebés, un perro y un gato y serían felices para siempre. Entonces, ¿qué fue lo que la hizo cambiar de parecer? ¿Qué...