Capítulo 35

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Tres años después

Daisy

Salí del agua y me envolví una toalla en la cintura para tomarle fotos al delfín que estábamos por devolver al mar porque ya se había sanado de su herida.

—Daisy, ya llegaron los especialistas para llevar a Bobba al mar de nuevo, quieren hablar contigo.

—Muchas gracias, Alicia. Iré en un momento, ¿puedes darle unos pocos arenques? Se ha portado muy bien.

—Sí, lo haré.

—Gracias.

Pasé por mi taquilla y me puse un vestido encima del traje que llevaba puesto, me armé una coleta rápida. El cabello ya me había crecido y estaba fuerte y mucho más sano que antes.

Llegué a la oficina, donde tres hombres ya me estaban esperando. Los hice pasar y se presentaron ante mí, hice lo mismo y comenzamos a hablar sobre cómo llevarlo e ideamos todo para vernos en unas horas más.

Nos despedimos y me recosté sobre la silla y revisé mis correos, tenía dos actividades en mi agenda para estos meses. La primera era que necesitaba ir a Hawái a la liberación de una orca rescatada y que se había perdido y había llegado a las costas de Australia hace dos años.

Yo era una invitada de honor para la fundación privada de una conocida que, también era la invitada y representación por parte de la ONG, porque aparte de ser una bióloga marina, también viajaba y ayudaba al mundo cuando ocurrían desastres naturales.

Confirmé mi asistencia en cada lugar y me agradecieron por mi presencia. Revisé mi teléfono donde había recibido las felicitaciones de mis padres y hermanos, prometimos hacer una videollamada más tarde por mi cumpleaños.

Levanté la vista cuando tocaron la puerta y Alicia entró un ramo de muchos tulipanes en las manos.

—Esto es para usted, Daisy. Lo acaban de dejar en la recepción.

Me puse de pie y tomo el gran ramo de tulipanes, me los acerqué a la nariz y me regodeé con el olor que desprendían.

—Muchas gracias, Alicia. Tómate un descanso, nos vemos a las tres.

—Está bien, gracias. Ya sabe dónde estaré por si me necesita.

—Claro.

Coloqué el ramo de flores en la mesa de tomé la pequeña nota que venía entre las hermosas flores.

Feliz cumpleaños, cariño.

Espero que lo estés pasando muy bien.

Te sigo extrañando.

Logan Smith.

Sonreí mientras miraba su nombre en la nota. Durante tres años me seguía mandando flores en mi cumpleaños y los veinticuatro de cada mes. Siempre. Nunca dejaba de enviarme flores, sé que no sabe de mi ubicación, pero sé que mi padre lo ha ayudado con eso y se lo agradezco.

No sé si nos veremos este año o quizás el otro, pero lo que sé es que nunca he dejado de extrañarlo desde la última vez que escribí esa carta para él. Sonrío mientras tomo asiento en mi silla.

He estado mejorando, mi psicóloga me sigue ayudando con eso. Pero ya puedo ver mis cicatrices como algo que ya no me da inseguridad. Algo que no me avergüenza, que ya no me da miedo. Muchos no saben mi historia, pero tampoco preguntan por cicatrices, y si lo hicieran les diría la verdad. Sé lo que pasé, sé que soy fuerte y sigo aquí.

Unidos por un hilo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora