Capítulo 30

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Logan

Me paso la mano por la cara por sexta vez en la clase. Tengo sueño y estoy jodidamente agotado, suspiro mientras la licenciada guarda sus cosas y soy el primero en salir de clases. Frunzo el ceño al ver que Daisy no ha respondido ninguno de mis mensajes. Pero le han caído, seguro que está ocupada con la decoración para el cumpleaños de su padre.

Pero algo muy dentro de mí me dice que no es así.

Salgo de la universidad mientras me dirijo a la pista privada de papá para ir a traerlos para ir a la casa de Daren, no sé por qué por más rápido de lo normal, pero siento que algo no va bien.

Llego a la pista en cuanto el jet de papá está aterrizando, me bajo del auto y espero a que bajen mientras mi abuela y abuelo están ya en la casa de Daren.

Daisy decidió hacerle una celebración hoy, pero para todos. Y así el mero día del cumpleaños de su padre pasarla ellos en familia. Papá ayuda a bajar a mamá y se acercan a nosotros con una sonrisa, mamá está más bronceada de lo normal.

Me lleva hacia ella para abrazarme fuerte. Le devuelvo el abrazo, regodeándome en su suave aroma.

—¿Cómo les fue en Costa Rica? —pregunto.

—Bien —responde mamá, me separo de ella y abrazo a papá, nos damos una palmada en la espalda cuando nos separamos—, tomamos muchas margaritas, pasamos todos los días en la playa tomando el sol entre otras cosas, pero fue una semana de total descanso.

Sonrío. Ella es tan feliz cuando habla de todo lo que disfruta. La admiración y respeto que tengo por mis padres es enorme.

—Me alegro, quiero llevar a Daisy también. Me dan los datos después.

Mamá miró a papá.

—Te dije que él se enamoraría primero.

Papá giró los ojos y él le besó la frente.

—Vámonos, quiero descansar.

—Eso no se va a poder. Ahora vamos a casa de Daren para celebrarle el cumpleaños.

Mamá lo tomó del brazo diciéndole que debían ir y subieron al auto. En el camino llamé a Daisy de nuevo, pero no contestó. Aceleré hasta que llegué a la casa de su padre, pero su auto no está aquí. ¿Estará en casa?

—Adelántense ustedes, yo iré al apartamento.

—¿Daisy no está aquí? —preguntó mamá.

—No. Y quiero saber por qué, vayan yo volveré.

Papá me miró con algo en sus ojos que no supe identificar. Suspiré mientras arrancaba e iba a toda velocidad hacia nuestro apartamento, pero no miré ni su carro ni el de Axel y Zack. Subí al apartamento y cuando entré todo estaba en silencio.

No me gustó para nada el silencio que inundó el apartamento y el corazón me latió más de prisa, mucho más rápido y sin seguir ningún tipo de control. El pecho me duele y siento que la respiración se me va. Entro al apartamento y enciendo la computadora con el pecho apretado.

Me meto al sistema de seguridad de los guardaespaldas de la empresa de mi padre y espero la llamada que me llega segundos después.

—Señor Smith, ¿en qué puedo servirle?

—Necesito que rastres el auto de Axel y Zack con número de seguridad dos mil quinientos veinte.

—Sí, señor. Le caerá la localización exacta en su correo, verifíquelo.

Lo hice en mi teléfono. Solo papá y yo podíamos pedir este tipo de códigos porque era de emergencia muy estricta e inmediata. Abrí el correo y verifiqué su ubicación, estaban en un solo punto desde hace dos horas.

Unidos por un hilo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora