Capítulo 22

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Logan

Después de algunos días de preparaciones de Daisy y todos. Compramos regalos para su madre. Daisy habló con Daren que estuvo de acuerdo con que fuéramos a su casa. Hablé poco con Daisy porque estaba ocupado con exámenes de mi último periodo y ella también, más la preparación de la fiesta de cumpleaños de su madre y también lo del cumpleaños de su mejor amiga, que se había estado recuperando.

Había dejado de fumar todos estos días, pues había estado ocupado y concentrado en otras cosas que no tenía cabeza para fumar. Le había contado a Daisy sobre ello y se había alegrado por mi progreso.

Por muy extraño que fuera, esa mujer se estaba adentrando en todas las capas de mi piel y no me importaba. Porque yo quería que entrará. Quería que me conociera por dentro y por fuera, tanto como yo quería conocerla.

La admiración y devoción que tenía por ella, nunca la había tenido por nadie más. Sobre todo, las risas que salían de su boca cuando le hacía cosquillas detrás de las rodillas, la forma en la que le brillaban los ojos cuando hablaba sobre su día o cómo su voz era tierna cada que hablaba de su mejor amiga. La forma en la que sus mejillas se ponían rojas cuando la tomaba de la mano en la calle. La sonrisa que se pintaba en su rostro cuando hablaba de Sloppy, o que horneaba pasteles de limón cuando se sentía triste. Que horneaba muchos pasteles y galletas de sabores cuando estaba feliz.

Ella compartía cada detalle conmigo y se sonrojaba porque decía que parloteaba mucho, pero no me molestaba. Me encantaba prestarle atención a la cosa más mínima que hiciera o decía. Como digo, siento devoción por ella y me encanta cada parte de ella.

Suspiré y le envié un mensaje a mi padre para que llegara a casa. no tardó en llegar y nos sentamos en los sillones.

—Lo sabes —afirmó.

—Lo sé —pasé saliva y lo miré—. Sé que nunca me disculpo por muchas cosas, pero siento mucho que hayas pasado por esos momentos tan duros, papá.

Me dio una sonrisa triste.

—Sí, bueno, al final entendí que no era mi culpa, sabes. Pero eso no quita el daño que te abusen sexualmente deje de doler menos, aprendes a sanar con el tiempo. —Se arregló la corbata pensativo—. Son cosas que nunca se olvidan, pero las vas superando, aunque las pesadillas siempre vuelven.

—¿Son concurrentes?

—A veces. Tu madre me ayuda con eso ahora.

—Antes también tenías apoyo.

—Sí, pero con la muerte de Oliver y Adriana fue más doloroso, sabes. Yo había comenzado a ir a una psicóloga que me ayudó con recuperar algunos recuerdos, y con la muerte de ellos, se hizo aún más difícil.

—¿Tía Adriana sabía...?

—Sí, ella lo sabía. Una vez yo se lo conté cuando me desperté de una pesadilla, y no, no era una pesadilla, eran recuerdos. Recuerdos de esa noche.

—¿Y ahora?

—Ahora estoy bien, Logan. Tengo a mi esposa y te tengo a ti, es todo lo que puedo pedir en la vida. Ya sané.

Pero aún tienes pesadillas.

Pienso, pero no lo digo. Pero Thomas Smith parece saber lo que pienso.

—Sí, aún tengo pesadillas. Pero yo estoy bien, ya sané. Y ella ya no atormenta mis noches, no desde que viste mis archivos y lo descubriste. ¿Por qué no me lo dijiste?

—No era algo que tenía que obligarte a decirme. Si querías hablar conmigo ibas a hacerlo porque querías que yo lo supiera.

—Gracias. Entonces... ¿cómo vas con Daisy?

Unidos por un hilo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora