Logan
Adiós conmoción cerebral, adiós a la dificultad para respirar y también a los moretones. Pero bienvenido sea el fantástico sexo con Daisy. Había pasado con ella todos los días desde mi accidente, como también le había dicho que se mudara conmigo, dijo que me iba a dar la respuesta hoy.
Pero no me dijo en qué momento.
Por lo que estamos desayunando, algo que ella preparó especialmente para mí, pero no me ha dado la respuesta que quiero.
—¿Te gusta? —pregunta.
—Sí, nada como comer uno de tus desayunos, gracias.
Se inclina sobre la mesa y me besa.
Daisy me despertó hace algunos momentos cuando se sentó sobre mí y me peinó con cariño, me besó toda la cara mientras me deseaba feliz cumpleaños, diciendo que ya tengo veinticuatro y que ya estoy envejeciendo cada vez más.
Pero no dice nada de eso cuando la follo hasta dejarla sin aliento, en ese momento que no se queja para nada.
La besé en la cama mientras la besaba por más de diez minutos, luego que se quejó de que no la dejaba consentirme bien después de darse un baño rápido fue a la cocina, me bañé y cuando ya salí ya tenía todo preparado y servido. Un buen desayuno con jugo de naranja y café.
—¿Qué harás hoy? —me pregunta
Suspiro.
—Nada. Vamos a quedarnos en el apartamento.
Niega con la cabeza mientras recoge los platos en los que hemos comido, la sigo detrás besándole la cabeza y ayudándole a secar los platos que termina de lavar y enjuagar.
—Alexa me dijo que iremos a almorzar con ellos.
Me encojo de hombros y la abrazo por detrás cuando termina, pegándome completamente a ella. Le aparto el cabello del cuello y dejo un camino de besos hasta su oreja.
—Si eso quieres, por mí está bien.
—¿Cómo que si eso quiero? Es tu cumpleaños no el mío.
Hago una mueca y suspiro cuando ella se da la vuelta y apoya su mandíbula en mi pecho, me mira con atención.
—Mi familia sabe que no me gustan mis cumpleaños, por eso me hacen un almuerzo.
Frunce el entrecejo.
—¿Por qué no te gustan tus cumpleaños? —me pregunta.
—Porque no es algo original que se diga, todos tenemos uno. ¿para que celebrar algo que no es único y que todos tienen?
Me mira con el ceño fruncido y luego separa los labios. Me río de su expresión.
—Eso es cierto, pero, sin embargo, me gustan.
—A mí también si eso se significa que me vas a dejar follarte en el balcón.
Me mira y me regala una sonrisa socarrona. Mi Daisy Beckham se está convirtiendo en una descarada.
—Trato.
La tomo del cabello y la beso.
Daisy se pone a preparar una mezcla de chocolate para hornear un pastel y dejarlo listo para decorarlo, cada vez que intento ir a mi estudio de pinturas me distrae, besándome, inclinándose y mostrándome un retazo de sus muslos y delicioso culo, o como ahora que está sentada en la encimera con las piernas abiertas, mostrándome una pizca de su coño envuelto en una tanga de encaje blanco.
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Unidos por un hilo rojo
RomanceDaisy siempre tuvo en claro una cosa: ella había planeado un futuro con Gabriel, soñó tener una boda de ensueño, tendrían unos lindos bebés, un perro y un gato y serían felices para siempre. Entonces, ¿qué fue lo que la hizo cambiar de parecer? ¿Qué...