capitulo 11

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Matar
Matar
Matar
Matar

Eso era lo único en lo que pensaba en estos momentos, tenía que matar, tenía que hacerlo, no había otra opción.

Muerto...
Muerto...
Muerto...

Si no mato a todos, perderé...

- no!!! Perdí!!!

- rayos Meli! Solo un zombie te faltaba! -bufo Raúl

- crees que no lo sé!! -me cruce de brazos enojada.

Estábamos en una plaza donde habían muchos juegos y el que más llamó mi atención era de un ataque zombie, tenía que matarlo y si uno de ellos me tocaba el juego terminaba.

Mi récord fue el número uno 201 zombies muertos, oh sí, soy la mejor.

Antonio estaba jugando en meter una pelota de baloncesto en la canasta, ya lleva 78 puntos. Solo le quedan 5 segundos.

- 4

- 3

- 2

- 1

- rayos! No llegue a los 100 puntos -bufo mientras tiraba la cabeza hacia atrás.

- fue un buen puntaje -lo alente, sus ojos se encontraron con los mios y me sonrió.

- gracias meli -me agarro el mentón y pego sus labios a los mios. No me aleje, solo deja que me diera el beso pero sin corresponderle.

- como sea, vamos -dijo Raúl viendo a otro lado- se nos hace tarde y después será difícil encontrar el camino a la casa

Todos asentimos y salimos del lugar para ir hacia la camioneta. El camino fue en completo silencio, Lisandro era el que manejaba, Antonio estaba ade copiloto y los otros dos estaban aquí atrás conmigo. Gabriel estaba con la cabeza en la ventana con sus ronquidos a más no poder. Raúl estaba a un lado de mi con su cabeza en mi hombro dormido.

Mis ojos solo veían como los árboles pasaban. Después de un rato el carro se detuvo y todos bajamos, me senté en el sofá y me empecé a quitar los zapatos.

- ¿Que crees que haces? -me pregunto Raúl

- pues me acomodo para dormir

- no vas a dormir en el sofá

- Raúl... No quiero dejar a alguien más sin donde dormir

- no me importa compartir cama -lo mire desconfiada

- no te haré nada, tu misma lo dijiste, para nosotros eres un juguete, un niño nunca le haría daño a su juguete. Confía en mí, no te haré nada, no te tocaré, a no ser que tú quieras

- no voy a querer que me toques peor si quiero dormir en una cama calientita

Ambos fuimos escaleras arriba y entramos a la primera puerta del segundo piso. La habitación estaba oscura, solo se veía a lo lejos dos lámparas a cada lado de la cama. Creo que no es fan de la luz.

La puerta se cerró atrás de mi haciendo que voltee a ver, Raúl se alejó de la puerta y camino a un ropero de madera, vi como se quitaba la camisa y el pantalón de mezclilla se lo cambiaba por uno de algodón.

- te puedo prestar una camisa para que duermas cómoda -me estiró su mano

- gracias -sonrei- y la tome, camine hacia una de las puertas donde supongo era el baño pero el me detuvo

- yo no tengo baño en mi habitación... No entres ahí

- ¿porque? -mire la puerta curiosa

- te vas a traumar si lo vez

- más traumada no puedo estar... Si tien s a una chica muerta mejor no me muestres nada

- no es una chica muerta

Abrió la puerta y encendió la luz. Luz roja, mire la habitación y vaya... Era una habitación roja, en la pared que estaba enfrente de la puerta había una mesa... Muy grande con varias cosas, unas esposas, un látigo, un dildo, un vibrador y muchas cosas más. A lado de egsl había una de esas ruedas que tienen para amarrar manos y pies y dejar a la persona expuesta.

Enfrente de esta rueda había una silla de esas que encuentras en los moteles. La cama estaba en la misma pared dónde se encuentra la puerta. Era de colchon negro con saban y almohadas rojas, habían unas caderas en la cabecera y en la base de la cama.

- tu... Traes chicas aquí?

- no... Ya llevo como unos 5 años sin usar esta habitación...

- osea que no has vuelto a tener sexo? -le nego- que dolor...

- pero por algo existe la mano consoladora... -sonrio mientras me mostraba su mano derecha- está nunca me abandona.

- bueno... Tengo curiosidad de cómo usarías esta habitación... -sonrei- mientras me sentaba en la cama

- no digas eso que no vas a salir de esta habitación hasta mañana a esta misma hora

- valdrá la pena el usar una silla de ruedas... ¿Tu eres el perforado no?

- los cuatro estamos perforados

- vaya... Nunca lo hice con una polla perforada... Tengo duda de cómo se sentirá eso... -me solté el cabello y me puse en cuatro patas mostrándole mi trasero- ¿me das mi primera experiencia?

- no trates de jugar con el diablo Melissa...

- lo único que podría pasar contigo es que me quieras matar y que te dé tu ataque y quieras matarte en medio de ejna follada... En estos momentos deseas algo de eso?

- no... Lo que menos deseo es perderme la oportunidad de poseerte

- entonces callate y cierra la puerta

- solo te digo... Yo no soy delicado y me gusta tomar el control

- seré tu sumisa

Raúl me dio una sonrisa de lado, me extendió la mano la cual tome y me obligó a pararme de la cama, el se sentó poniendo sus codos en sus rodillas y entrelazando sus dedos para recargar su barbilla en ellos.

Me miró de arriba a abajo y con una voz más seca, más ronca me dio la primera orden

- sacate la ropa

Obedecí sin rechistar. Me quite la blusa y después el pantalón quedando en ropa interior

- toda la ropa -me recalcó. Sus ojos estaban más oscuros, sus pupilas dilatadas y se podía ver un bulto ahí en su pantalón

Me quite la ropa interior quedando desnuda enfrente de el. Alzó una ceja mientras sus ojos recorrían cada parte de mi cuerpo. Se levantó de la cama y se acercó, estiró su mano y me agarró del cuello, me tiro a la cama y amarró mis muñecas a la cama.

- el sexo no es sexo si no es duro... Si quieres placer no lo hagas lento por el miedo de que te duela, el placer es dolor.

Se acercó a la mesa y agarro un vibrador, abrió mis piernas y les puso unas sogas para que mis piernas permanezcan abiertas y sea más fácil su trabajo. Senti como un plástico tocó mi clítoris y empezó a vibrar.

Primero daba cosquillas, era lento. Después empezó a subir y los jadeos se hicieron presentes. En el tercer nivel mi espalda empezó a arquearse y mis gemidos salían sin control y para el cuarto nivel la habitación estaba llena de maldiciónes y gemidos.

- mierda! Metelo...

xxxx

Entre a la habitación de Raúl y no lo vi, solo veía una luz roja que pasaba por la puerta del cuarto rojo, me acerque y estuve apunto de abrir la puerta cuando escuché un gemido.

- Ah ! Raul!

Maldito...

La primera vez de Melissa con alguno de nosotros cuatro tenía que haber sido conmigo! no contigo!

Salí furioso de la habitación y en encerré en la mía, estaba furioso, yo quería ser el primero en hundirme en su interior, quería ser el primero que la haga desear y perderse en el placer, ese era mi trabajo!

Juro que te voy a matar Raúl....

Un Amor De LocosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora