capitulo 1

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Bajo mi perspectiva los días siempre son grises, nunca he visto un día soleado. Todo era gris y siempre entre 4 paredes, se supone que un trabajo normal tiene sus descansos y pues... la verdad parecía que los días de descansos se perdieron en algún momento.

Trabajo en un hospital psiquiátrico en el área naranja donde los pacientes están muy mal pero no esta el punto que no pueden tener ningún tipo de visita. Siempre que era el día de mi descanso algo pasaba que terminaba regresando al hospital y ahí es donde mi día de paz y relajación se terminaba.

La única persona que lograba alegrar mis días llenos de estrés y trabajo es mi mejor amiga, esa maldita me trae el almuerzo y viene por mi en la noche sin importarle nada.

Era la mejor y si fuera lesbiana yo si me la como.

Si no fuera por ella yo no estaría contándoles ahorita esta historia, ella me salvo la vida cuando a mis padres los asesinaron en un intento de asalto, se notaba que el asaltante era novato porque se puso nervioso y presiono la pistola. Ana me salvo de ahogarme en la sangre de mi madre.

¿Qué triste es eso verdad?

Desde ese día hasta hoy le agradezco por no haberse ido por el miedo y haberme salvado la vida. Aunque ella dice que cualquiera lo hubiera echo y la verdad es que no cualquiera seria capaz de hacer eso.

- ¡Vamos Meli! Ya tienes 24 años, no puedes faltar, si faltas capas y mañana veas a uno de tus loquitos muerto, tu debes ayudarlos a no hundirse mucho más en su miseria.

- oye, no te pases estas siendo muy ruda con ellos.

- Es la verdad, ellos están mal, loquitos.

- Que delicada eres -le puse los ojos en blanco

- Si no te gusta aun estas a tiempo de salirte. Ya te dije que donde trabajo aun buscan gente

- Dos años trabajando te dice que aún estoy a tiempo y no trabajare de mesera donde los clientes me ponen la propina en las bragas.

- Nunca esta de mas salirse de este lugar y no todas son así, no es mi culpa que a mi me gusta que hagan eso.

Me baje del coche alejándome de las tonterías que decía, Ana me vio desde su asiento cuando me baje para verla. Ella se preocupa por mi como si fuera su pequeña.

- Estaré bien, solo es un cliente más, no pasara nada

- Si, uno que esta peor que todos los demás, ten cuidado y siempre alerta

- Si, si, no me traigas el almuerzo, vendrás por mi hoy

- no me digas que hacer, ya vere yo que hago

Me aleje del coche y ella arranco yéndose del lugar, subir las escaleras y me puse mi carné en mi blusa para que vean mi nombre, mi profesión y a qué área pertenezco, la puerta se abrió y salude al guardia. Camine al elevador y presione el botón naranja. Llegue a mi oficina donde me puse mi bata, agarre mi libreta y la carpeta donde estaba la información de ese nuevo paciente.

La puerta se abrió y vi a uno de los guardias que estaba asignado para mi cuidado, llevaba 8 meses aquí a mi mando, dejo una taza de café en mi escritorio.

- Buenos días jefa. El jefe quiere que vea al nuevo paciente, solo me pidió que tenga mucho cuidado, ya que ese paciente debería estar en el área roja pero sus familiares pagaron una gran cantidad para estar aquí.

- De acuerdo, justo ahora iba a ir a verlo. ¿tiene la camisa de fuerza?

- Si y hasta un bozal

- ¿un bozal? ¿Qué creen que es? ¿un animal?

- No, pero le gusta morder hasta asesinar, así lo hizo con su tío.

- ¿Ya saben sus trastornos? -abrí la carpeta, no había nada sobre su estado, solo su nombre, edad, alergias y crímenes

- Solo sabemos que tiene 6 personalidades y ansiedad y depresión

- Bien iré a verlo, que nadie me moleste

Sali de mi oficina dejando que hable solo, sabia que me iba a decir que tengo que ir acompañada, pero si ven a un guardia los pacientes suelen estar muy nerviosos como si le fueran a volar la cabeza por respirar.

Me detuve enfrente de una puerta con mi mano en la perilla, suspire viendo el numero 8 grabado en la puerta, abrí y entre con la cabeza en alto y al ver en la cama había un hombre boca arriba con los ojos viendo al techo, sus brazos estaban sobre su pecho por la camisa de fuerza, sus pies estaban encadenados en la cama y una cinta lo obligaba a quedarse acostado sobre la cama, en su boca tenía un tubo de metal que le impedía hablar.

Cerré la puerta con mas fuerza de lo necesario, sus ojos se movieron con pesar hasta caer en mi presencia, sus ojos son de un color azul muy cálido, pero frio a la vez. No es primera vez, pero su mirada me hace sentir inquieta. Camine hacia la cama quedando a dos pasos de distancia, el no dejaba de verme, siguiendo cada uno de mis movimientos. Relajé mi expresión y le di una sonrisa.

Tratando de darle confianza, una confianza que ni yo me creía tener ahora.

- hola, mi nombre es Melissa y seré tu doctora y si gustas puedes verme como una amiga, yo no busco hacerte ningún daño, solo quiero entenderte y ayudarte para que puedas estar libre y vivir una vida tranquilo...

El sujeto asintió, así que seguí hablando

- primero empezaremos por quitarte ese metal, la verdad no me gusta ver que lo tengas, puede resultar doloroso, no puedo decir nada por la camisa de fuerza, pero podemos empezar de poco en poco, ¿Que dices? -el sujeto asintió- bien...voy a quitarlo, por favor no me muerdas si? No quisiera pedir que te lo pongan cada vez que venga a verte

El sintió así que acerque mis manos atrás de su cabeza, quite el seguro de las telas y poco a poco el metal fue soltándose en su boca, agarre el metal y lo aleje dejando su boca libre de ese metal frío todo feo.

Es guapo, su rostro estaba muy bien cuidado, sin ninguna imperfección, dientes perfectamente blancos y parejos, barbilla y mandíbula marcada y labios rosas y delgados, nariz pequeña y sus ojos azules que hacían contraste con su cabello negro.

- Un placer conocerte. ¿me podrías decir tu nombre? -ya sé que todos dirán que se su nombre por su expediente, pero no está de más preguntar.

- Jackson -su voz es ronca, áspera, como si no tuviera ganas de hablar o ganas de nada en absoluto- un placer conocerla, doctora -me sonrió de lado mostrando un lado seductor que no tenía hace unos momentos

Mi piel se erizo, era demasiado atractivo y su cambio repentino me hizo dudar con cual personalidad estaba tratando, ¿esto será peligroso? ¿será correcto pedir mi cambio?

No puedo hacer eso, ya le dije que lo ayudaría. No hay vuelta atrás. 

Un Amor De LocosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora