capitulo 7

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Gabriel

Desde que ví a la pequeña mujer al otro lado del lago algo en mi despertó, mi lado de querer poseerla, de verla ahí tan débil y tan... Fácil de usar.

Ella no sabía que ya la había visto, la vi desde antes de que ella me vea, era hermosa, con un cuerpo tan tentador.

(Les pido, aquí díganme si llegue a decir cómo era Melissa, ya no me acuerdo si era pelinegra o pelirroja, ayuda)

Sus ojos cayeron en mi y fingí no haberla visto, salí del agua mostrando mi cuerpo semidesnudo, por alguna razón quería que me vea, así justo como vine al mundo... Casi.

Deje que vea mi espalda, deje que creyera que yo no sabía de si presencia, que tenga de vergüenza de verme semidesnudo en medio de la nada en un día que la niebla era una forma de hacer presencia del mal.

Susurro algo para si misma pero gracias a mi oído que está muy bien desarrollado lo escuche como si estuviera pegada a mi cuerpo. Me puse el pantalon.

- ¿acaso no tiene frío?

- cuando el cuerpo está acostumbrado al frío es difícil sentirlo -me voltee dejando que sus ojos recorran mi torso desnudo- ¿Te perdiste?

- vivo a unos metros por ahi, salí a despejarme un momento

- ¿saliste a pasear en un bosque? Eso es peligroso ¿sabes? No sabes que puedes encontrarte

- ¿debería tener miedo? Al único al que me encontré aquí eres tú... ¿acaso tú eres peligroso?

- dependiendo a que peligro te refieras, puedo ser un peligro en muchas formas, incluyendo para una cama

- ¿Me estás insinuando algo? solo te digo que estoy casada y mis esposos no son de los que les guste... Compartir

- no me molesta que ya estés juntada, si tus esposos quieren puedo volverme uno más de esos esposos...

- estoy bien con los dos que tengo

- lastima... Mis hermanos y yo buscábamos a una esposa

- ¿hermanos?

- si... Somos 4 hermanos, si gustas conocerlos te veo aquí mismo mañana a la misma hora, te veremos ahí donde estas

- ¿Y como sabré que no me van a querer matar?

- averigualo por ti misma

- ¿me dirás al menos tu nombre?

- mañana te lo digo -me puse la camisa- creo que ya viste mucho por hoy, preparate para ver a 3 copias de mi, adiós

Me di la vuelta y me perdí en el camino que estaba atrás de mi, mientras me iba me la estuve imaginando abajo de mi... Bañada en sangre mientras gemía mi nombre hasta que se corría conmigo adentro. Me mordí el labio inferior y cuando llegue a la casa vi a Lisandro con su habitual cara de me vale madres todo, no me hablen, chinguense, odio la humanidad, te odio, odio la vida, odio aquí.

Pase por su lado sin decir nada, al entrar a la casa vi a Raúl y Antonio en la cocina haciendo el almuerzo, ellos eran los que cocinaban, yo limpiaba y Lisandro buscaba leña, cada quien saciaba sus deseos de matar de alguna forma, yo me di cuenta que en gustaba la limpieza, Antonio era de cocinar y a Raúl le gustaba la medicina por lo que se pasan pegado a Raúl porque sufría muchas heridas constantemente al cocinar.

Lisandro pues le gustaba estar al aire libre sin camisa agotando sus energías me busca de leña y cortando la. Era su forma de estar lejos de todos. Pero cuando estaba con alguien que no eran nosotros se comportaba como si todo en su vida estuviera correcto... Como si el fuera correcto.

Entre a mi habitación y me quite los zapatos, me saque la ropa húmeda y en metí al baño, el agua fría cayó por mi cuerpo quitando esa agua salada del lago, mi cabello callo a cada lado de mi cara y las gotas de agua se deslizaban por cada pectoral que tenía.

Salí de la ducha y me vestí, no tenía hambre así que me quedé encerrado en mi habitación. Pasaron las horas mientras veía mi móvil o veía que limpiar hasta que dos toques en la puerta me obligaron a dejar lo que estaba haciendo.

Me puse el pantalon y me acomode el boxer. Abrí la puerta y me encontré con Lisandro, serio, con esa cara de te odio, pudrete. Le alce una ceja y el solo puso los ojos en blanco.

- hay una chica buscándote

- ¿Una chica?

- dijo que te conocio en el lago, tiene lastimadas las rodillas y sus ojos están rojos, creo que lloro.

- así que la pequeña vino a verme... Que sorpresa, espera me pongo una camisa

Entre a mi habitación y me puse la primera camisa que vi en mi ropero, una negra de manga larga, las mangas las doble hasta mis codos y baje en compañía de Lisandro, al llegar a la primera plata vi a Antonio abrazando a la pequeña mujer. Cuando se separaron vi la cara de la pequeña, ojos, nariz, mejillas rojas, labio inferior temblando, manos apretadas.

Clara señal de dolor... Y no físicamente.

Rayos pequeña, quien te rompió tanto.

Mire enojado a Antonio pensando lo peor, tal vez le dijo algo malo. Pero el no se disculparia, haría que le da igual.

La pequeña vio mis intenciones, como es eso posible, es la primera que puede decifrar lo que pensaba, ni mis propios hermanas se imaginan lo que pasa por mi cabeza. La pequeña jalo a Antonio atrás de le y me vio sería, ¿donde quedó esa expresión de dolor y soledad?

- el no me hizo llorar...

- ¿Entonces quién?

- mis esposos... -su voz se rompió haciendo que todos la veamos, se veía tan frágil, tan rota.- creo que ya no les intereso de la misma forma que hace 6 años... -volteo a verme y mierda, no me gusto verla así, me hizo sentir un enojo hacia dos personas que no conozco, ¿Es normal odiar a alguien que apenas conoces o que apenas sabes de su existencia?- Dime ¿Que hice mal...?

No pude decir nada, solo se tía un nudo en la garganta, con ganas de matar, de degollar a alguien y por algún motivo ese alguien eran nada más y nada menos que sus dos esposos, como son posibles de causarle tal daño, ¿Tanto daño le hicieron para que ella optará por seguir en camino por donde se fue un desconocido? Si mis hermanos no hubieran sentido curiosidad o deseo hacia ella... Ella ya estaría muerta.

Lisandro vio vulnerabilidad y transparencia en ella. Por eso no la mato.

Ninguna de las personalidades de Antonio tomo control de él para poseer la vida de la pequeña mujer.

Raúl no tuvo el deseo de arrancarle su último suspiro y jugar con su sangre y yo...

Yo no tuve las ganas de que mi lado psicópata la poseyera para después matarla lentamente mientras me la follaba.

Todos deseamos lo mismo... Por nuestras posturas lo que deseamos es a ella.

Ella es nuestra debilidad, de todos... Incluyendo a sus esposos... Y si es por mi, seré capas de compartirla con tal de que esté a salvo...

No le tengas miedo a lo que vez en la luz... Ten miedo de lo que no puedes ver...

¿Acaso nunca te dijeron que le tengas miedo a un psicópata? Pues ten miedo cuando ese psicotapa este enamorado.

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Un Amor De LocosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora