G. E. W. W.: D. E. M. |1|

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-¿Qué?

Cuando el anciano preguntó el primer "qué", su tono seguía siendo normal, pero en este momento, estaba asustado hasta el punto de saltar. Sus ojos se abrieron y soltó con enojo: 

-¿Qué acabas de decir? ¿Has paralizado al joven de la familia Wu?

El Clan Wu era uno de los cuatro grandes clanes de Longyuan. El antepasado del Clan Wu fue una vez el duque Wu de Longyuan. Aunque el Clan Wu actual ya no era como en el pasado, todavía tenían una herencia de título nobiliario y la Maestra de la casa de Wu Clan también tenía un mandato imperial de segunda clase.

¿Pero su propia nieta en realidad paralizó al único hijo de la familia Wu?

¿Y ella incluso llamó a esto una sorpresa para él? ¡Era más como un horror!

-Para ser honesta, cuando digo paralizado, no me refiero a paralizar la fuerza de Wu Qi, sino a  paralizar su capacidad como hombre para transmitir su línea de sangre. —aparentemente temerosa de que el anciano lo malinterprete, aclaró Yun Luofeng.

El anciano casi escupió un bocado de sangre. Esta chica hizo que Wu Qi perdiera su capacidad de transmitir el linaje, ¿no sería lo mismo que cortar el linaje de la familia Wu? ¿No los encontraría ese joven de la familia Wu y pelearía hasta matarlos?

Aunque el anciano no le tenía miedo al maestro de la familia Wu, si este asunto fuera revelado al clan imperial, ya sea Mu Xingchou, ese bandido, o ese emperador perro, ninguno de ellos perdería esta oportunidad de apuntar a la familia Yun.

-Chica, si solo golpeas a Wu Qi, todavía puedo refutarlo. Después de todo, fue Wu Qi quien se equivocó primero, ¡pero luego lo hiciste impotente! —Yun Luo declaró impotente con una sonrisa forzada— Me temo que será muy difícil resolver esto.

Yun Luofeng levantó la ceja y bostezó perezosamente. 

-Ning Xin fue quien lo paralizó, pero incluso si Ning Xin no hiciera esto, ¡yo mismo lo paralizaría!

¡Suspiro!

El anciano miró a Yun Luofeng y dijo con tristeza: 

-¿Todo tu cuerpo se siente inquieto si no le causas problemas a este anciano todos los días? ¿Por qué no vuelves corriendo a la montaña trasera ahora y reflexionas sobre tu fechoría detrás de la puerta cerrada? Sin mi orden, no se te permite dar un solo paso fuera de la puerta!

Mirando al anciano frente a ella, Yun Luofeng sonrió.

¿Cómo podría no entender la intención de este viejo? Este anciano quería hacer que se escondiera. Ella no debía aparecer frente a la gente sin importar lo que sucediera. Con respecto a la situación de la familia Wu, él se encargaría de eso.

Pero, ¿cómo podría Yun Luofeng ser una cobarde después de causar problemas? Si ella realmente hiciera eso, incluso ella se menospreciaría a sí misma.

-Sé que no quieres que me enfrente a esas personas, pero este problema lo causamos Ning Xin y yo, ¡así que debo manejarlo yo misma! Abuelo, ahora te estás haciendo viejo, por lo que deberías jubilarte felizmente y no deberías preocuparte por estos asuntos.

Yun Luo se sobresaltó un poco y miró a la chica que estaba frente a él. ¡En ese momento, finalmente se dio cuenta de que su propia nieta ya había crecido y se había vuelto responsable también! Ella no era una joven que solo se escondería detrás de su familia en busca de protección después de causar problemas.

-Ha llegado un decreto imperial.

Una voz aguda atravesó el horizonte desde fuera del patio. 

-Ha llegado un decreto imperial. Yun Luofeng, acepta el decreto.

La preocupación de la que Yun Luo acababa de deshacerse resucitó instantáneamente después de escuchar esta voz aguda. Sus cejas fuertemente juntas. 

-Feng'er, pase lo que pase después, ¡no digas nada! ¡Esta vez, incluso si el abuelo tiene que perder la cara, protegeré tu seguridad! ¡Nadie puede quitarme a mi nieta de las manos!

El actual Yun Luo tenía una mirada severa y una expresión imponente y era como un gran general que era majestuoso y feroz en el campo de batalla: su dominio era tan natural como la vida misma.

Bajo el viento otoñal, un eunuco llevaba un edicto imperial de color amarillo brillante y estaba de pie en medio del patio delantero. La impaciencia brilló en sus fríos ojos mientras observaba a este par de abuelo y nieta saliendo del salón principal.