Capítulo |4| -Eli.-

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-Elvira, ven.- padre llamó a madre, y sentí que el color -si es que tuviera.- abandonó mi cuerpo, tenía miedo, ¿hice algo mal?, si, seguro es eso lo que le están contando a madre, seguro que si.

Tenía miedo de que por mi culpa, castigaran a madre, como muchas veces pasaba, madre a veces se echaba la culpa de las cosas que yo hacía para que padre no me hiciera daño, aunque no me gustaba, porque no me gustaba ver a madre así, lastimada, y mucho menos por mi culpa, ¿por qué era así?, ¿por qué?

Después ya no pude escuchar más, ellos comenzaron a hablar bajo, y solo me quedaba esperar... pero ¿qué era lo que se supone que debía esperar?, ¿un castigo?, ¿un regaño?, ¿golpes?, ¿o qué?... ¿que esperaba?, pero la realidad es que no quería esperar ningunas de esas cosas, solo quería ir a cerrar los ojos a mi habitación, solo eso, me pesaban los ojos, y me sentía cansada. Madre volvió a su lugar después de un rato, y no se le veía bien, estaba triste, ¿qué pasa madre?, padre, mis hermanos y ese señor comenzaron a hacer señas raras, hasta que por fin, mis hermanos subieron a sus aposentos y ese señor fue a esa, digo, a la puerta, con padre.

Iba  a la cocina para limpiarla, pero me detuve en la mesa a recoger las copas y las botellas.

Pero mi sorpresa fue mayor cuando entré a la cocina y todo estaba limpio, ¿tanto dure?,  mire a madre pero no estaba en la cocina, y que bueno, no quería que hiciera preguntas ni nada, porque ni yo sabía que había pasado. Cuando salí de la cocina, la punzada en el estómago volvió, ya no me gustaba eso de tener la menstruación, dolía mucho, seguí caminando, subí las escaleras y no paré hasta llegar a mi habitación, donde me quite mi vestido y lo doble muy bonito para ponerlo en mi sillita, y me puse mi anterior vestido, tomé unas tiras de las que me dio madre, y fui a la habitación de bañarse, cuando llegue toque la puerta, para asegurarme que no hubiese nadie,- aunque nunca hay nadie, en todos los aposentos hay de esas habitaciones para bañarse, menos en mi habitación.- entre y pude respirar, y llorar, llorar, y llorar. Me dolían mucho los senos, la cabeza y la barriga, ahora era una cosa llega de dolores, y sucia, me sentía sucia entre mis piernas y no quería, quiero sentirme sana y limpia, sana sin ningún dolor como siempre. Entré a la cosa de bañarse, y me quite el vestido, y al ver mis senos, me asuste, estaban rojos, muy rojos, y podía ver las marcas de las manos de ese señor en ellas, un sollozo salió de mi boca y me quité las pantaletas, y por último la tira, tenía unas cositas rojas, y sangre, mucha sangre, la lavé como madre me había enseñado y dicho. Me lavé, y me sequé con un trozo de tela, para no sentirme tan mojada y me puse una tira nueva, me sentía un poco mejor, me sentía limpia, y me puse mi vestido.

Me sentía extraña, yo me sentía extraña, más, más rara, no sé.

Por lo cargado que estuvo el día, no pude comer ni una sola vez, y ahora tenía mucha hambre, me tomé un poco de agua limpia del cubo y enjuague mi cara, si con ese poco de agua no aguanto hasta mañana, estaré mal.

Salí, y fui de camino a mi habitación, para cerrar los ojos, pero cuando entré vi a mis hermanos ahí, en mi habitación, sentados en mi cama ¿qué hacían aquí?, baje la mirada de una vez y deje mi puerta un poco abierta por si tenía que salir corriendo, madre dice, que nunca me quedé a solas con ellos, y yo solo quería cerrar los ojos, solo eso.

-¿Qué te hizo ese hombre Eli?- ¿Qué?, ¿qué pregunta es esa?, y ese nombre "Eli", ¿es mío?.- Eli, te estoy hablando, y quiero que me respondas, ¿qué te hizo ese hombre?- volvió a preguntar uno de ellos, como se llamaban no tenía idea, y como diferenciarlos, tampoco se, pero lo que si sabía, es que su voz se escuchaba enojada. Tenía miedo de responder, ¿y si era mentira?, ¿y si me castigaban?, todo podía pasar, además... ¿ellos para que quieren saber?, ¿en qué les interesaba eso?, no tenia idea, y no quería saber, solo quería cerrar mis ojos en mi cama. Pero antes de pensar en si le respondo o no, por la voz supe que mi otro hermano dijo;

-MARÍA NO ME HAGAS PERDER MI TIEMPO, NI MI PACIENCIA. ¿QUÉ TE HIZO ESE HOMBRE?, Y ME DICES AHORA.- me asusté, ¿dónde estaba madre?, madre.

-Y-yo, no lo sé.- susurre bajito, con miedo.

-¿No lo sabes?, ¿no lo sabes Eli o no nos quieres decir?- volvió a preguntar uno de ellos, no sabía que responder, porque...

¿Qué me había hecho ese señor?

-No lo sé, yo no lo sé.- volví a susurrar, tenía miedo, solo me daba miedo, ellos me daban miedo y solo quiero que se vayan, solo eso, madre.

-Ah... no sabes, cierra la puerta y ven aquí.- ¿Qué?

¿Por qué me pasan estás cosas a mi?

-FLASHBACK-

Recuerdo haber escuchado un sonido en mi habitación y asustarme, no quería levantarme de mi cama, ahora tenía miedo, aunque en realidad, no sabía a qué tenerle miedo, pero lo tenía, y de un momento a otro comencé a escuchar voces, voces que hablaban despacio, que no se entendía nada de lo que decían, pero si se escuchaban.

Fue la primera vez que vi a mis hermanos en mi habitación, habían entrada tan despacio, que chocaron con la silla que había dejado ahí, tirándola al piso, y en la oscuridad, los dos se culpaban en susurros, y al final cuando ya no encontraron que más reprocharse se acercaron en silencio a mi cama, ¿a qué?, no tenía idea, pero me había hecho la que no había escuchado ni visto nada, solo me quede quieta, esperando que ellos se fueran, pero no lo hicieron, y no me quedó más remedio, que cerrar los ojos y olvidarme que ellos estaban ahí.

Y pensé que se había acabado, que terminó, y que solo fue un mal entendido, pero me equivoqué, porque cada vez que la luz de afuera se terminaba y yo iba a mi cama, ellos entraban en silencio, y yo me hacía la que no veía nada, ni escuchaba tampoco, y todo estaba bien... hasta ese punto.

Pasaba mucho, y ya estaba cansada, porque no me dejaban cerrar mis ojos tranquila, siempre era lo mismo, pero un día, mientras yo me hacía la que no sabía que ellos estaban ahí, paso algo que nunca había pasado, unos de ellos, no sé cuál, puso una de sus manos, en mi cara, yo me asusté, y me paré de la cama de inmediato, quedando yo pegada a una de las paredes, al ser más pequeña que ellos, y quería correr, con madre, no me gustaba estar con ellos, nunca me gustó, así que uno de ellos, comenzó a decirme que me calmara y que volviera a dormir, que nada había pasado, yo lo obedecí, como siempre, como siempre se debe hacer, así que, después de esa vez, cada vez que ellos entraban a mi habitación en silencio, iban a mi cama, y comenzaban a acariciarme, y no me gustaba, no lo hacía, así que le dije a madre, y madre me dijo que hacer.

Después de que le puse seguro a mi puerta y puse la silla detrás de ella, ellos ya no volvieron a entrar a mi habitación, aunque en algunas ocasiones, podía escuchar como querían entrar, porque la puerta se movía, y al fin, pude volver a dormir sin ellos molestarme.

Y pensé, por un momento, que por fin me había librado de ellos.

-FIN DEL FLASHBACK-

El pecado de ser mujer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora