"¿Él disfrutaba hacer eso?, ¿por qué lo hacía?, ¿por qué las lastimaba?, ¿que ganaba?""Solo quería dormir, con mi bebé. Pero según escuché, no podía, no podía ni siquiera haberlo tomado. Ya que estaba sucia, impura, manchada."
.
En lo primero que me fijé, fue en su traje lleno... de sangre. Y después al bajar la mirada, me encontré con un cuchillo, de esos que lastiman, lleno de sangre también. Pero tanta sangre que goteaba.
Sentí mi corazón latir dentro de mi, rápido, furioso, temeroso. Y me quedé estática, sin moverme, pero algo claramente gritaba dentro de mi;
¡Peligro!
Y en lo único que pensaba era en mi bebé, y con todo el cuidado posible, me estaba moviendo hasta donde estaba, ¡¿qué hacía el aquí?
-No te preocupes, no lo hagas mi princesa. Tú bebé está a salvo, vine a por ti.- algunas lágrimas ya estaban bajando por mis mejillas, y mis piernas comenzaron a temblar. ¿Había venido a por mi?, ¿por qué?, ¿por qué?- Solo es que tuve algunos problemas abajo, y si tú no quieres tenerlos también, te aconsejo que te portes bien.- dijo a la vez que él miraba ese objeto que tenía en la mano.
Las chicas... ¿él?
No.
Quise correr, correr lejos con mi bebé, quise ir a un lugar seguro, a donde nadie pudiera lastimarnos. A donde nadie pudiera asustarnos.
¿Dónde estaban mis esposos?, aún tenía la gran sabana en mi manos, y me pesaba más de lo normal. Asustándome terriblemente cuando lo vi acercarse a mi.
-No,- grité, o eso intenté, porque mi voz tembló, —como estaba yo por dentro— tenía mucho miedo, y ¿si él me lastimaba, o lastimaba a mi bebé?, no lo quiero aquí, que se vaya.-no te acerques o voy a gritar.- Dije mientras me acercaba a mi bebé durmiendo, en calma. Él tenía todo su cabello alborotado, al igual que la barba, como sin cuidado. Mientras que tenía la camisa blanca llena de sangre, arremangada hasta los codos, demostrando que estos también tenían sangre, y esa sangre no se veía de él. Mientras que en los brazos, se le veían unos muy visibles arañazos.
-Puedes gritar todo lo que quieras mi princesa. Pero te aseguro que nadie, nadie va a escucharte.- lo escuche decir mientras caminaba más rápido a donde mi bebé. Pero no llegué ni siquiera a la cuna, cuando sentí que jalo tan fuerte mi cabello. Pegándome a su cuerpo. Y poniendo ese cuchillo lleno de sangre, en mi garganta. A sabiendas, de que si ponía tan solo un poco más de presión, iba a cortarme. Él verdaderamente iba a lastimarme. ¿Cómo había llegado tan rápido?- No, no, no. Ya no te vas a escabullir más, estoy cansado de tus juegos tontos. Ya no más.
-¿Qué quiere?- susurré con la voz entrecortada, temiendo por mi bebé, por mi. Y por lo que sea que pueda pensar Thomas. Tenía miedo. Tenía mucho miedo.- Dígame qué quiere.- mi cara estaba ya llena de lágrimas, y sentía como ponía su cara en mi cuello, ahí, cerca de mi oído.
Mientras me daban unas ganas enormes de vomitar. Me daba asco.
-Te quiero a ti.- No.- Desde aquel día que te vi, solo eres tú. Día y noche eres tú, a todas horas eres tú. Siempre has sido tú. Y no sabes la rabia que me da, cada vez que escapabas de mi. Cada vez que desaparecías,- Auxilio.- pero hoy... hoy eso se acaba, Maria Elenne. Hoy estoy dispuesto a perder la vida por ti. Por estar en ti.
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El pecado de ser mujer.
Historical Fiction-Madre, ¿por qué ellos si pueden salir y yo no?, ¿por qué nosotras no?- susurré mientras escuchaba el sonido que siempre sonaba cuando "ellos" salían, salían por esa... ¿esa? ¿Por dónde ellos salían?, y... ¿a dónde iban?, ¿qué era eso?, era un miste...