Capítulo |14| -Tan solo eres una pequeña niña.-

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Me sentía sucia... otra vez, y muy adolorida, vi mi sangre irse junto con el agua, me recosté de la pared, me sentía sin fuerzas, cerré mis ojos un momento, tratando de buscar fuerza que no tenía, dolía mucho, los abrí cuando escuché que Él salió de donde lo estaba bañando, tenía una toalla en la cintura, tenía miedo de caminar y caerme, me sentía muy mal, muy débil pero debía de hacerlo, camine con cuidado de no caer por el piso mojado, las piernas me temblaban mucho, y quería vomitar. Cuando salí, me trague las ganas de vomitar, tome mis pantaletas que estaban en el piso, y también las tiras, y me las puse, busqué mi vestido del excusado, me lo puse con cuidado, después camine y me puse delante de Él, para abrir la puerta, cuando paso delante de mi, busque con la mirada un trapeador, lo busqué, y seque toda el agua que había en el piso. Después salí, y Él estaba ahí, parado, esperando por mi. Pero no sólo Él, también estaba otra figura detrás que sobresalía, me alerté al ver un cabello... ¿rojo?, primero amarillo y después rojo, esto era muy raro, ¿después veré color verde?

Me acerque a ellos con cuidado, las ropas de ellos ya estaban ahí, pero no sabía cuál era la de cuál.

-Yo entraré al baño, te espero allá.- una voz ronca y pesada rompió el silencio, asentí con la cabeza gacha, ya me lo habían dicho, doble responsabilidad.

-¿Qué esperas para cambiarme?- Suspiré, con cuidado, le tenía mucho miedo, y no quería que me lastimara más.

-Y...yo, no sé cuál-l es.-

-¿Qué no sabes qué cosa niña?- estaba enojado, madre... ¿por qué mi esposo se enojaba tan rápido?

-Las ropas, no s...se de quien es cada una.- susurre, no quería que me lastimara más

-¡Pero si tú misma fuiste que la pusiste ahí!, ¿de que carajo hablas mujer?-

-L-lo sé, yo la puse ahí, pero solo las tome, no se de quién son las ropas, aún no la sé.- lo escuché suspirar, un suspiro brusco, pesado, cargado, mire para el piso, y jugué con mis manos. Las ropas estaban ahí, el tenía toda la razón, habían dos sillas con ropas, estaba todo ahí, pero no sabía de quién eran, no lo sabía, no aún.

-Abre el armario.- me moví rápido, pero despacio, y abrí el armario súper grande con todas sus ropas.- Óyeme bien para que no colmes más mi paciencia, esta parte del armario, es de ese cosiaca que entro al baño, y esta parte, es mía. ¿Te quedó claro?.- volví asentir con la cabeza, ya con esa explicación ya sabía de quién era cada ropa. Aunque no sabía que era esa palabra, "¿cosi-que?" Así que con la mirada de Él en mi, le quite la toalla de la cintura, y comencé a secar su cuerpo, desde los cabellos, hasta los pies, lo hice rápido, ta no quería demorar más, no, no más, y cuando termine, comencé a vestirlo, debía de darme rápido, aún más rápido, tenía que bañar a mi otro esposo, porque en serio que no quería que me hicieran más daño ya. Le aplique crema, loción, antiperspirante, -así dijo Él que se llamaba- olía muy bien, y se veía muy bonito, y por último, y con mucha dificultad, logré peinarlo. Me dijo que iba a esperar abajo, mientras yo acababa aquí arriba. Así que antes de entrar al baño; a ese otro lugar de tortura, arregle todo afuera.

Cuando pase la puerta del baño, él estaba sentado en la silla ya dentro de la cosa de bañarse, y no tenía nada puesto, yo por mi parte busqué otra toalla, y la puse en un lugar cerca, y también, me quite el vestido, y me quede solo en pantaletas, entre a donde estaba él, y me acerque a levantar el cubo con el agua, hasta que el me interrumpió.

-¿Por qué no estás vestida?- pregunté, tenía la frente arrugada, así como hacía madre cuando estaba confundida.

-Yo,- dude, ¿que iba a decirle?,- es que el otro... mi otro esposo me dijo.- que no me dañe más.

-Ah, con que por eso tardaron mucho.- suspiré, el no iba a dañarme ¿verdad?- Comienza ya, tengo mucha hambre, y podría comerme una linda jovencita- No entendí lo que él dijo, pero si comencé a bañarlo, comencé a echar agua sobre su cabello y su cuerpo, era tan hermoso su cabello, y tan riko, y suave, creo que, dure mucho con mis manos en sus cabellos de rojo, pase el jabón por todas partes de su cuerpo, hasta que llegue a esa parte que no quería llegar, y él me detuvo con sus manos. Por favor, no otra vez. Se paro de la silla, y wao, era tan, pero tan grande, que aunque pudiera, no podría verle la cara desde aquí .- ¿Qué hiciste con Él en el baño?- preguntó después de haberme puesto contra la pared, así como... así como lo había hecho mi otro esposo, tenía miedo.

-Pues... l-o normal.- susurre, no sabia que responder.

-¿Lo normal de qué?- su voz gruesa y sus brazos al rededor de mi me tenían acorralada, y a sin seriedad, ni yo sabía lo normal de que, solo tenía mucho miedo, no podía mirar para arriba porque estaba prohibido, y no podía mirar para abajo... pues por, por eso mismo.

-Relaciones de esposos.- volví a susurrar, despacio.

-Ah, entonces tú y yo podemos tener de esa, ¿no?, porque tú y yo somos esposos.- No, no quiero. Una lágrima cayó de mis ojos a irse también con el agua, yo también quería irme con ella, a donde sea.-¿por qué lloras?, ¿qué te hizo él?, ¿te hizo daño?, cuéntame, puedes decirme.- lo sentí acariciar mi mejilla, y eso solo provocó que más lágrimas salieran de mis ojos, yo solo no quiero que me hagan más daño.

-No, É...l,- no pude decir mas nada, porque tenía algo que no me dejaba hablar en la garganta.

-¿No que?-

-Él no me hizo daño.- claro que me hizo daño, y mucho, muchísimo.

-¿Entonces si tú y yo, hacemos lo mismo que hiciste con él no importa, porque yo tampoco te haré daño?- NO, POR FAVOR NO.

-Es mi deber, soy su esposa.- lo dije tan bajito y con la voz tan llorosa, que dudé que me hubiera escuchado, pero al parecer los hombres tienen un odio que oyen todo.

-No te pregunte si es tu deber pequeña esposa mía, te pregunté si tampoco yo te haré daño.- madre,-Estas muy lastimada yo lo sé, yo no soy como él, aunque eres mi esposa, y estoy en todo mi derecho, de hacer lo que quiera contigo, y cuando yo diga, debo de recodar que aún eres una niña, mi pequeña niña. Y debo de procurar tu bien, aún si a ese depravado no le importa. Tan solo eres una pequeña niña.- susurro con una mano en mi mejilla.

Madre.

Él no es malo.

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Cosiaca: cosa de poca importancia.

Antiperspirante: desodorante.

El pecado de ser mujer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora