Capítulo |13| -Ya no quiero ser esposa.-

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No pude cerrar los ojos en todo el tiempo, aunque no tenía nada dentro, podía sentirlo, me dolía, y me hacía sentir muy incomoda, tenía a ambos lados a mis esposos, y yo estaba en el medio, sin moverme, estaba muy adolorida como para eso. Podía escucharlos roncar, como escuché muchas veces a mis hermanos, tenía sed, y hambre, pero sobre todo, un dolor fuerte en la cabeza, y en mi zona privada, quería que fuera de día, y que se vayan.

Respire mucho para adentro, debía pararme, y se que iba a dolerme mucho, tenía que comenzar hacer los quehaceres, y como no se dónde estaba nada, me va a costar mucho acostumbrarme, y tenía que hacer muchas cosas antes de que ellos abrieran los ojos.

Intente salir del medio de ellos con cuidado, dolía moverme, pero más me dolería si le hacían algo a madre por yo portarme mal, salí con el más cuidado posible y cuando estuve en el piso, quise llorar, el piso estaba muy frío, y me daba escalofrío por todo lados, el aposento estaba totalmente oscuro, todas las velas estaban apagadas, así que me tocó tragarme mis ganas de llorar y gritar del dolor, estaba caminando raro, sin pegar las piernas, porque el roce, hacía que doliera más, mucho más, y tuve que buscar una de las velas que vi, tanteé muchas cosas hasta que por fin las encontré, junto con los cerillos.

Sentí algo bajando por mis piernas y me asuste, puse la vela para ver y era... sangre, más sangre, con algo blanco. Trate de moverme rápido para buscar el cuarto de baño, pero me dolía hacer eso, así que aunque dejara rastro de mi sangre en toda la habitación camine a paso lento, buscando una puerta, o algo, quería hacer pipí también, sentía que algo dentro de mi iba a reventar, sentí la madera de una puerta, pero cuando la abrí con cuidado de no hacer ruido, una brisa tan grande casi hace que me caiga, y hasta ahí caí en cuenta que no traía nada en puesto, estaba totalmente desnuda, fue bueno que la vela no se apagó, así que la cerré, ese no era el cuarto baño, así que me imagino que era la puerta para salir del aposento, así que seguí buscando, en los aposentos siempre había uno de esos, en todos, así que cuando abrí la única puerta que quedaba ahí lo encontré, entre despacio, y cerré la puerta con cuidado de hacer ruido, puse la vela en la primera cosa que vi, y me senté en el excusado, tenía mucho con los pipís ahí, y ya me dolía, pero cuando el primer chorrito de pis salió de mi, preferí no hacerlo, porque picaba mucho, y ardía por dentro, ardía mucho, tuve que morderme los labios lastimados para no gritar, pero aún así no pude aguantar mucho, y solo la deje salir, con dolor, pero sentía que algo se me iba a reventar adentro.

Cuando acabe, tenía las mejillas empapadas de lágrimas, busqué algo con que limpiarme, pero no encontré nada, me sentía super sucia, pero antes de pararme baje el excusado, y me fui caminado con la poca luz de la vela a la bañera con dolor, me sentía inútil de la barriga para abajo, y los senos, los sentía picoso, me choqué con algo, y casi caigo al piso, y cuando mire para abajo, no veía nada, pero cuando la agarre, pude sentir que era una silla, aunque más pequeña de lo normal, así que la puse en una esquina para no volver a tropezar. Cuando entre a la cosa de bañarse busqué un cubo de agua y lo encontré, al igual que el jabón, así que tenía que lavarme para quedar limpia, pero aunque no quería, tenía que hacerlo, tenía que sobarme, pero me daba miedo lastimarme. Me hicieron mucho daño, madre.

Tuve que sacar fuerzas y me lave, con cuidado, porque me dolía, ardía y picaba mucho, pero recordé un detalle, no tengo ropa, y ni idea de dónde abra quedado ese vestido, así que cuando acabe de lavarme, me lave la cara también, y las axilas, un baño a medias, pero no tenía ánimos de más. Me enjuage la boca con agua, era lo único que veía en esta oscuridad. Antes de salir, y con mucha prisa, con la poca luz de la vela, busqué dónde poner la leña, para que se calentara el agua para bañarlos a ellos, y cuando fin la encontré, la abrí y puse algunas leñas de las más grande y las prendí con cuidado con el cerillo, vi que el fuego iba aumenta cada vez más, cuando hubo mucho fuego, cerré la puertita, -porque era pequeña, muy pequeña.- así que salí y cerré la puerta despacio, agarraba con una mano la vela, mi vestido tenía que estar casi al lado de la cama, y cuando llegue volví a poner la vela donde primero encontré, y me puse las pantaletas que estaban ahí con cuidado, se que iba a sangrar más, estaba lastimada, mis esposos me habían lastimado muy feo, pero pude soportarlo, es mi deber como mujer, complacerlos, ser una buena esposa, una buena madre. Antes de terminar de subirme las pantaletas, camine al gran armario que había ahí, estaba caminando aún más raro que antes, y cuando estuve cerca, lo abrí, y me sorprendió ver tantas cosas bonitas, habían muchos vestidos, para mi, eran vestidos muy hermosos, llenos de colores, como lo que usa madre y cuando miré hacia abajo, habían zapatillas y sandalias lindas, así que volví a cerrar el armario, y abrí las pequeñas gavetas de abajo, donde encontré muchas pantaletas de todos los colores, pero más, mucho más pequeña que las que uso en casa, bueno... usaba. Y también vi algo que me sorprendió mucho, habían vendas de los senos, y habían tiras para... para la menstruación, tome una de esas prestada, espero y no se molesten, y si hay mucho de esas, es que son para mi, tal vez al fin y al cabo no sean tan malos como creí, y qué tal vez yo veo todo mal por no querer salir de la casa. Solo abrí una gaveta, porque encontré lo que necesitaba, ya lo demás para otro día. Me hice un moño con las manos y con el mismo cabello los amarre, no quería problemas con el cabello a suelto, que aunque me lo cortaron, seguía estando muy largo.

El pecado de ser mujer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora