xlvi. quarante-six
𝐃𝐄𝐂𝐎𝐔𝐕𝐄𝐑𝐓𝐄
NORMAN BELLAMY SE HABÍA CONSAGRADO COMO UNO DE LOS MEJORES DOCTORES EN EL ÁREA ESPECIAL DE EMERGENCIAS DEL HOPITAL AMERICAIN DE PARIS. Era cierto que conseguir una hazaña como esa le había supuesto sacrificar muchas horas de su vida, desde estar sumergido entre montañas interminables de apuntes sobre medicina general hasta acumular horas de insomnio absoluto en las que estudiaba como resolver inminentes casos de pacientes al borde de la muerte.Cada día el joven franco-británico se postraba sobre el mismo despacho improvisado, donde doctores adjuntos y enfermeras cansadas de los largos turnos nocturnos, se amontonaban en grandes filas con el propósito de obtener los informes médicos que necesitaban para brindarle a las personas que confiaban en sus servicios la mejor atención posible, aunque eso significase que pudiese estar colapsada en cualquier preciso momento.
Sus orbes apagados trataban de captar cualquier cambio aparente cuando asomaba su cabeza en la ventana que siempre le ofrecía las tristes vistas de la Boulevard Victor Hugo en Neuilly-sur-Seine. Es cierto que siempre había sido considerada una de las mejores áreas metropolitanas de la ciudad francesa, sin embargo, cada día que pasaba en este triste hospital, más le costaba encontrar las ventajas de ser residente.
Finalmente, las gotas desoladas de una llovizna atardecida caen sobre el cristal empañado haciéndolo volver a la realidad. El muchacho contempla aquellos informes que la doctora Mirelle Berard le había entregado con grata rapidez. Es entonces cuando empieza a ser consciente de la situación en la que estaba sumergido. ¿Realmente estaba preparado para ser doctor? ¿O había olvidado no mezclar la parte sentimental del carácter humano con la profesionalidad?
Había pasado por esta situación mil millones de veces. Pacientes a los que se les diagnostican tumores mortales sin aparente curación, cánceres que parecen carcomer la vida de cualquier ser humano, daños cerebrales con pocas probabilidades de tratamiento, abortos espontáneos que debían ser tratados inmediatamente, heridas de severa gravedad ante accidentes automovilísticos, infartos de miocardio que conducían a una muerte casi instantanéa... Aun así no sabía que era exactamente lo que debía decir cada vez que mordía la punta de un lapicero de gráfito y contemplaba aquellos análisis de sangre. Todo parecía ser mucho más fácil cuando el enfermo tenía un parentesco desconocido.
Pero... ¿cómo iba a actuar exactamente cuando este asunto se trataba de una persona a la que conocía?
Una persona a la que conocía demasiado bien.
¿Qué era supuestamente lo que iba a decirle?
—Chocolat chaud?
Mirelle sonríe con gran calidez cuando sus ojos aterciopelados contemplan como la silueta del joven parece vagar de un lugar a otro sin un rumbo fijo. Le recordaba justo a ella. Justo cuando era una joven doctora inexperta que debía comunicar la noticia que cambiaría la vida a un centenar de personas que pasaban diariamente por su consulta.
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𝐇𝐎𝐌𝐄𝐖𝐎𝐑𝐊 𝐈𝐈 ─ daft punk fanfiction.
FanfictionPARÍS, AÑO 1996 [SEGUNDA PARTE] La vida de Violet Hansen ha cambiado enormemente. Es una ocupada universitaria con una vida un poco monótona; los amigos perfectos, el novio perfecto, la reputación perfecta. ¿Pero qué pasará cuando sus amigos decid...