PARÍS, AÑO 1996 [SEGUNDA PARTE]
La vida de Violet Hansen ha cambiado enormemente. Es una ocupada universitaria con una vida un poco monótona; los amigos perfectos, el novio perfecto, la reputación perfecta.
¿Pero qué pasará cuando sus amigos decid...
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𝐃𝐈𝐂𝐈𝐄𝐌𝐁𝐑𝐄 𝐃𝐄 𝟏𝟗𝟗𝟔.
OBSERVO EL PAPEL QUE TENGO ANTE MÍ AL MENOS UNAS CINCO VECES. Mis ojos recorren los enormes párrafos desplomados en páginas de folio de color blanco, hasta que siento que no hay nada más que recalcar.
—¿Revisando su trabajo?
Una voz femenina, que adquiere un tono severo, pero educado, me contempla con mi espalda arqueada hacia una pared de aquella enorme facultad, sujetando aquel trabajo encuadernado, mientras leo compulsivamente.
Jane emite un breve toque sobre mi hombro, para hacerme despertar de mi trance laboral, y volver hacia el entorno que me rodea. Una facultad llena de alumnos que caminan hacia todos los extremos posibles, sin apenas mirar qué obstáculos hay sobre cada pasillo existente.
—Sí —declaro con apuros.
—Veo que está muy concentrada en volver a revisar que todo esté como debería —la mujer, cuya identidad ya adiviné plenamente, sonríe amablemente y acaricia mi brazo tratando de transmitir ánimo.
—Ella es muy exigente —Jane declara amablemente, mientras desvía su mirada hacia cualquier otro poste del pasillo principal.
La mujer, que lleva consigo, gran cantidad de maletas, donde probablemente se encontrasen más utensilios de trabajo universitario, e informes estudiantiles, sonríe levemente ante las declaraciones de Jane.
—Ya le dije que estaba perfecto, Violet —la Sra. Renoir ríe levemente —. Revisarlo una infinidad de veces, solo hará que su ansiedad crezca.
—Se lo repetí como un millón de veces —Jane rodea los ojos con molestia —. Pero es muy testaruda —su mano izquierda sujeta mi hombro y lo agita como muestra de cariño y diversión.
—Estoy segura de que esta vez será excelente —aclara —. Además, las vacaciones de navidad están muy cerca, y podrá descansar todo lo que necesite.
Levanto mi mirada hacia la mujer, que se muestra amable y atenta, con inseguridad y con una ansiedad creciente que apenas me deja observar correctamente.
—¿Usted cree?
—¡Pues claro que sí! —exclama abiertamente —. Las navidades son demasiado hermosas en París, deberían visitar la Torre Eiffel, durante esta semana, creo que las luces ya están instaladas, y en Galeries Lafayette siempre hay un enorme árbol de navidad en el centro del edificio.
—Lo tomaremos en cuenta —Jane sonríe abiertamente.
Se hace un silencio desolador entre ambas, los pasos de estudiantes se escuchan con atención, o tal vez ruidos de procedencia no humana, en forma de golpes u objetos que caen a la par. La fémina suspira levemente y esboza otra sonrisa.
